Cuando se van, mueren, lo único que queda es la memoria de sus trabajos, eso pasa siempre con lo grandes actores. Bruno Ganz era uno de ellos y lo largo de su carrera, que comenzó con tan solo 19 años, lo demostró en cada personaje, en cada gesto y en cada sensibilidad y profundidad otorgada  a su manera de actuar con el fin de contar historias.

A los 77 años murió en su Zurich natal. Fuera de las cámara afrontaba dilemas  como todos: padeció problemas de alcoholismo hasta que logró dejar la bebida a los 60 años, padecía un cáncer intestinal diagnosticado el año pasado, pero se   disponía a ejercer como narrador en la ópera de Mozart «La flauta mágica» en el Festival de Salzburgo.

Tuvo una carrera tremenda. Actuó con todos:  Desde Coppola, Ridley Scott y Terence Malick  a Éric Rohmer y Herzog, y por supuesto en un tándem de talentos pocas veces visto, fue el fetiche de Wim Wenders que lo encumbro como un  actor de relevancia . Cuando Wender  alzó el premio al mejor director en el Festival de Cannes, en 1987, con Las alas del deseo,  la mítica interpretación de Ganz como un ángel que deambulaba  por la capital alemana para volverse mortal, lo consagró.  Aunque superfecta encarnación de alguien tan siniestro como Adolf Hitler en La caída, de 2004, con cuatro meses de preparación para el rol, fue la muestra de cómo se podía lograr verdad en una narración. Como ser un actor con todas las letras, en definitiva.

En el 83  ya lo había hecho dirán los cinéfilos, En la ciudad blanca de Alain Tanner , cuando su personaje recorría Lisboa viviendo un amor sin futuro, logrando un personaje tan frágil como admirablemente, O cuando personificó a Ezra Pound en una película de 1989 sobre Hemingway, pero hay que elegir, y aunque sea subjetivo,  cada uno  sus trabajos dejan algo interesante para reflexionar sobre la condición humana.  

– El amigo americano (1977)

Esta adaptación que hizo Wim Wenders del fascinante universo de la singular escritora  Patricia Higshmigh, lo puso en el mapa de los grandes actores en gran escala.

-Nosferatu, el vampiro (1979)

Escrita y dirigida por el director Werner Herzog, muestra Ganz en una participación vital como actor de reparto, en este homenaje a la versión muda de 1922.

-Las alas del Deseo (1987)

El cielo sobre Berlin, como sería la traducción literal  del título original,  representó para el suizo ganarse el mote de grande. Una de las escenas más memorables es cuando con la banda Nick Cave and The Bad Seeds de fondo su personaje se enamora de una mortal. Imperdible

–  Pan y tulipanes (2000)

Dirigida por Silvio Soldini, pone Ganz como alguien que se enamora de casualidad de una ama de casa que dejo su familia para buscar nuevas emociones en otra ciudad. Una delicadeza.

-La caída (2004)

Sublime interpretación de la locura y la ambición de un personaje histórico que marcó al mundo. Fue la primera interpretación de Hitler hablando alemán y como personaje principal, dejando a este retratado en su final.