Nafta sacó su esperado segundo disco, y desde el minuto uno se convierte en un vendaval groovero con episodios de cuerdas y cantos de sirenas. Un viaje sonoro que propone imagen para resignificar el cotidiano. Parte de la magia de Nafta II está en crear canciones felices de cosas tristes, es convertir lo cotidiano en algo más. Es un audio para escuchar al lado de la pava, un screenshot de un chat desconcertante o una conversación en la parada del colectivo después de una derrota de amor.

Es un tango-soul del siglo 21, con la caja del bombo cayendo a tierra y la guitarra marcando semicorcheas. Temas simples y concretos son el resultado de capas y capas de sonido, de intención y trabajo. Lo crudo del día a día hecho canción. Nafta aborda un universo costumbrista, con distintas paletas de color para pintar los escenarios y sus canciones, que pueden maridar con vino y desilusión sentimental. “A salvo” marca la tónica de lo que será el disco, groove humeando entre finos arreglos de voces y cuerdas. Sampleando entra “Hasta que te vas” que pone segunda y acelera el tempo. No es Jamiroquai, es Nafta, que suena igual de lindo y en nuestro idioma. De forma fantástica se construye “Andate”, hasta llegar al clímax y plantar la duda ¿Es Nafta la primera iglesia R & B del mundo? Así se completa la triada del auspicioso comienzo de Nafta II.

Foto: Cris Sille / Télam

La voz va tomando cada vez más fuerza y la banda avanza con un sonido más definido en “Un milagro” y “La vida que soñé”. “Monumento” nos regala el momento más lo-fi, en términos de idea pero no de sonido. “A mi lado” es un tema hermoso que podría haber estado tranquilamente en el primer disco y que abona a la teoría de que son trabajos hermanos. “Duele” es una flor en la estepa más árida, mientras tanto el episodio más oscuro de este disco se lo lleva “El tren”. “Quiero verte” es la posibilidad de escuchar slap y groove por igual, canción que bien podría musicalizar un momento en una película de James Bond. “Mejor” es el único instrumental y la transición al final del disco que es “Perderte”, el eslabón más íntimo de un disco que lo tiene todo. Si “Quiero verte” suena más al futuro disco, “Perderte” es el pasado inmediato.

Música sutil y postales cotidianas

La película de Nafta II está a cargo de Pablo Rojzman y complementa la idea de que este disco se puede escuchar, ver y por consecuencia, sentir. Paisajes de la vida urbana, pisteando autos con la moto, la esquina de El Imperio en Chacarita y postales más agrestes en medio de una lancha en el delta para dar cuerpo a las experiencias que narran insinuando todo el tiempo. Con respecto al disco homónimo, se puede apreciar fácilmente el salto que ha dado la banda desde su lanzamiento en octubre de 2019. Recubierto por arreglos de cuerdas y las voces. Todos tocando lo justo, donde no hay atisbo de virtuosismo en vano, con la máxima de la canción por encima de todo, la banda que tiene a Magamo en voz y guitarra, redondea un excelente disco. Armonioso de comienzo a fin, con todos los condimentos que tiene un disco bailable pero que al mismo tiempo invita a la reflexión más profunda. 

Nafta es una banda argentina de soul, R & B y otros sonidos sabrosos que desde 2016 se hace paso en la escena local. Luego del parate por la pandemia y la nominación a los Premios Gardel a “Mejor Álbum Conceptual” sumaron su presencia en varios festivales del circuito donde se destaca su participación en el Quilmes Rock, Baradero Rock y este año, en el Lollapalooza.