El dicho que dice que la curiosidad mató al gato suele usarse para advertir a las personas que es peligroso escarbar demasiado en algo. Vivi Tellas está entre quienes disfrutan contradiciendo ese dicho. Su invención, denominada biodrama –»también teatro documental»–, es producto de su curiosidad. En 2001, aquel año en el que hasta su final todo parecía definitivamente quieto, desde el Teatro Sarmiento lanzó un experimento sin saber bien cuáles serían sus resultados, pero con plena decisión de encontrar algo nuevo.

«A mí me interesa mucho el marco en el que trabajo, y me parecía que desde el teatro público había que devolverle algo a la gente, que como ciudadanos lo sostienen, algo relacionado con lo artístico poético», explica Tellas. La idea de «un acercamiento teatral desde lo biográfico» surgió por una necesidad que era tanto individual como colectiva: «Creo que esa devolución tiene que ver con lo que está presente, y para mí, en ese momento –y todavía ahora– lo que está presente lo relaciono con la dictadura, con las marcas que dejó la dictadura: el miedo, el terror, la muerte, la prepotencia, no poder ser quien sos. En todo eso hay un mensaje muy profundo que todavía no lo podemos leer, que hace que tengas que esconderte, obedecer, vivir con miedo tu vida. Contra eso, la presencia de tu experiencia, de que tu experiencia tenga valor: contar algo de esa experiencia que siempre es el patrimonio que nadie te va a poder quitar, en un país que impuso la idea de que sos reemplazable, podés desaparecer».

En 2018, sobre este concepto que ya dio cientos de obras en todo el mundo, se publicó Biodrama: Proyecto Archivos, un libro que reúne seis de sus documentales escénicos, cada uno analizado por académicos de distintas disciplinas. Y hoy, Tellas pone en escena la que cree su obra «más política»: Los amigos, un biodrama afro, que se presenta los domingos a las 19 y 21 horas en el teatro Zelaya. «Siempre estoy atenta a la teatralidad que aparezca en la ciudad, en mi trabajo, en mi vida privada. Y en un momento, esta ciudad que es muy blanca –desgraciadamente para mi gusto– empezó a tener colores africanos: ese negro sobre tanto blanco me dio mucho curiosidad». Y hacia ella fue. «Tienen otra cultura, algunos como los intérpretes de la obra hablan el wólof, sobre eso el idioma de la colonia, el francés, y después el español de Buenos Aires», describe Tellas fascinada por la multiplicidad de caminos potenciales que presenta esa yuxtaposición de lenguas en una comunicación. «Eso de ‘no hablar bien’, que no se les entienda a veces a los intérpretes, es algo bastante novedoso para el teatro, donde siempre hay que hablar como para que todo se entienda, donde muchas veces ni siquiera hay tonadas provinciales, todos tienen que hablar como porteños».

Un camino que se sabe dónde empieza pero no dónde termina podría ser una explicación de cómo funciona un biodrama: «Aunque eso no lo hace parecer a la vida, como mucha gente cree del teatro; el teatro tiene que encerrar algo artístico, poético, que pasen cosas imposibles». El hecho de que quienes vivieron la historia que se cuenta son quienes la interpretan genera una sensación distinta. «Los llamo intérpretes –explica Tellas–. Es muy difícil que un actor deje de ser actor, está entrenado para eso, su cuerpo está entrenado para eso. Al no tener cuerpos entrenados como los actores, tienen menos control (un término clave para entender la ‘galaxia Tellas’), entonces la audiencia no tiene esa seguridad que te dan los actores, no tiene esa solvencia».

«Con los chicos senegaleses trabajamos en forma increíble –continúa–. Con nuestro equipo hicimos un trabajo de dos años y medio. Fuimos a reuniones de la comunidad senegalesa, nos encontramos con dirigentes de la comunidad religiosa, con todos los referentes, participamos de las protestas contra la violencia policial, tomamos clases de danza afro, estudiamos los orígenes de África en la Argentina. En todos lados hablan de lo mismo: de qué manera los hacen visibles y de qué manera los hacen invisibles».«

Dirección: Vivi Tellas. Intérpretes: Mbagny Sow y Fallou Cisse. Investigación: Sol Sañudo, Ariel Nahón, Renata Moreno, Joaquín Allaria Mena.