Esta semana se celebra el Primer Festival de Ópera Villera. Y el Centro Artístico Solidario Argentino (CASA), la institución organizadora que desde hace 10 años enseña música a chicos y chicas de barrios populares de la ciudad, acaba de conseguir su personería jurídica como asociación civil. Se trata de un paso fundamental para solventar proyectos en la línea del festival, para seguir creciendo y extender su tarea a más pibes y pibas.

CASA lleva adelante talleres en los barrios Padre Ricciardelli y 1-11-14 (Bajo Flores), Fátima (Villa Soldati) y 21-24, Zavaleta (Barracas). Hasta el 28 de noviembre, tanto allí como en el Auditorio UOCRA se estarán realizando, en el marco del Festival, ensayos, clases y galas líricas abiertas, además de óperas como Aida y micro óperas de 20 minutos creadas por los alumnos. También habrá conversatorios virtuales.

Quizás no sean muchos quienes estén al tanto de estas actividades artísticas que dan lugar al importante encuentro. Mailen Ubiedo Myskow, fundadora del CASA, y contando ya una década como profesora de pibes y pibas de Soldati y 1-11-14, ilustra mejor la experiencia: “Empezamos hace 10 años. Fue un proyecto de alumnos universitarios que nos autoconvocamos. En ese momento había un contacto, Gustavo Carrara, un cura villero de la 1-11-14. Empezamos a redactar algunos proyectos, a conseguir instrumentos, pedir donaciones… Empezó a crecer cada vez más, hasta que en un momento dijimos: necesitamos una plataforma legal. Ahí empezamos a trabajar un montón para tener la personería como asociación civil, y recién hace unos días la obtuvimos”. La esperada noticia habilita nuevos planes: “Esto nos va a dar una plataforma más grande para poder organizar este Festival y la Semana de las Orquestas Escuelas, que estamos preparando para el año que viene”.

La motivación para crear CASA fue “llevar la música a los pibes que no tienen educación musical gratuita al alcance de la mano”, resume su fundadora. “Hay mucha oferta en toda la ciudad, pero hay mucha gente que no la conoce. Ir al barrio, hablar con el vecino, decir ‘tengo este instrumento’, o ellos saber que los chicos están cuidados el sábado a la mañana cuando tienen que ir a trabajar, hace que de repente los pibes vengan”, ilustra Ubiedo Myskow y acota que eso no garantiza la continuidad deseada: “Hay que contener a los chicos, convencerlos de que está buena la propuesta. Hay pibes que desde hace 10 años se forman con nosotros y hoy están entrando al conservatorio, a la universidad y en carreras artísticas. Es decir, perfilando su vida -porque están terminando el colegio- de forma profesional. Por eso ahora estamos haciendo mucho hincapié en esto, en poder hacer un pívot entre el interés del barrio y los espacios gratuitos educativos, que hay un montón: los conservatorios, la Universidad Nacional, el Teatro Colón, para que los chicos puedan continuar sus carreras, y nosotros hacerles un seguimiento y apoyar en lo que sea necesario”, explica la docente.

“Con la Orquesta que formamos, compartimos algo distinto, y muchos pibes y pibas logran mejorar sus vínculos en la escuela, o si no tenían tan buena relación con la familia, logramos que los vengan a ver a los conciertos, que los acompañen. Y ahí hay otro tipo de satisfacción más ligado a lo personal, lo humano, que está buenísimo”, comparte Ubiedo Myskow. Otras situaciones son más difíciles, y la Orquesta también está allí: “Si hay que ir a denunciar, se denuncia; si fueron derivados a un hogar de niños, se los acompaña, se habla con los padres. Es un trabajo integral, no sólo musical. Así que imaginate que cuando uno de estos pibes de repente supera esta situación, crece y te dice: ‘profe, yo me quiero dedicar al arte’, ya está, es lo máximo”.

Pero para llegar hasta ahí los docentes también tuvieron que aprender: los proyectos que implican nuevas lógicas así lo exigen. “Si nosotros hubiésemos sabido lo que sabemos hoy, pero hace 10 años, esto sería el Teatro Colón 2 (risas). Uno va aprendiendo en el camino, no sólo cómo acompañar sino cómo enseñar técnicamente. Imaginate en un mismo galpón, sonando todo junto, violín 1, 2 y 3, cada uno con su grupo de diez chicos; trompeta, flauta traversa, clarinete; es un caos. Y bueno, hay que enseñar así. Y son músicos de orquesta estable”, describe la referente de CASA. Por eso ahora, que son asociación civil, están a la búsqueda de un espacio propio: “Que el estado se comprometa, o algún particular done, porque necesitamos un espacio grande para la orquesta, para trabajar todos los talleres. Cualquier cosa que esté por ahí, nosotros la armamos”.

Entre todas las propuestas interesantes para disfrutar de este Primer Festival, las óperas creadas por los chicos son especialmente esperadas. Ubiedo Myskow repasa el gran trabajo realizado: “De acuerdo al área que tenía cada uno de nosotros, fuimos pensando distintos talleres: composición, dirección de escena y dramaturgia, diseño de vestuario y escenografía, y dirección y armado de ensamble. Y así, los chicos crearon tres óperas de 20 minutos cada una”, concluye con satisfacción.

Primer Festival de Ópera Villera, hasta el 28 de noviembre, en los barrios Padre Ricciardelli y 1-11-14, de Bajo Flores; Fátima, de Villa Soldati; y 21-24, Zavaleta de Barracas. Otras actividades tendrán lugar en al Auditorio UOCRA Cultural. Organiza CASA, Centro Artístico Solidario Argentino. Para consultar la programación completa ingresar a linktr.ee/festivaldeoperavillera