Es actriz, comediante y reciente mamá de una beba. Se formó con grandes maestros de las artes escénicas como Julio Chávez, Ricardo Bartís y Mariela Asensio, aunque nada de eso la preparó para parir en pandemia. Entre muchas otras experiencias, en cine Soledad García fue parte de Sentadas en el umbral y Noche de novias, y en teatro hizo El grado cero del insomnio y Bruto. La popularidad llegó a partir del dúo de humor que formó con Sebastián Presta, en creaciones para la tele, las tablas e Internet. Entre ella y yo fue uno de sus hits teatrales, que alcanzó cuatro temporadas y le valió a Soledad una nominación como mejor actriz en los Premios Estrella de Mar. También hicieron juntos «Préstico», el famoso micro de Duro de domar, y en YouTube, la saga Maldito Presta.

–Elige tu propio participio para maternar: ¿realizada o mal dormida?

–¡Arruinada!

–¿Qué es más difícil: hacer reír a la platea o conseguir que deje de llorar la bebé?

–Juro que hacer reír es muy difícil.

–¿Cómo resultó el embarazo en tiempos de Covid? ¿Da para hacer una rutina con el tema o hay que darle tiempo?

–Por si algo le faltaba algo al asunto de maternar=hacer casi todo, presentamos: embarazo en pandemia. Pedir turnos, viajar en bondi, obstetra y ecografías, ¡sola! Eso incluye que, si te tienen que dar una noticia horrible en algún estudio, también la recibas sola. ¡Ah!… El plus fue la ridícula exigencia de parir con barbijo. Y por supuesto, compartir el momento de quedar embarazada por Zoom y sin que te abracen o besen…

–Cambió el mundo y cambió tu vida, todo junto: ¿te parece que hay algo que ya no volverá a ser igual? ¿Qué sería?

–Bueno, empezando por mi vida… Todo. Y nada. No estoy diciendo nada concreto, ya sé. Pero describir la sensación de ser inmigrante en mi propia vida es bastante extenso y tengo que darle de comer a mi beba, comprar pañales y pedir 108 turnos médicos… Y me muero de sueño.

–Trabajás con las redes e Internet: ¿podés despegarte de los dispositivos?

–No se trata de que decida despegarme o no, sucede que verdaderamente no tengo un momento para dedicarme y creo, también, hay menos interés y tiempo.

–¿Qué es más seguro para guardar cosas prohibidas: un cajoncito con llave o una pestaña de incógnito?

–Una pestaña de incógnito, sin dudas.

–¿Sos de las que se hace la cabeza imaginando a la nena en un mundo robotizado?

–Me hago la cabeza con otras cosas. Por ejemplo, la parí en pandemia y ya hay una guerra… Siento que mi hija me puede hacer juicio por haberla traído a este mundo y claramente lo ganaría. 

–¿Y otra paranoia o miedo atávico?

–Terror a que mi hija haga la cuarta parte de lo que yo hice de adolescente. 

–¿Lo único que no te gustaría que tu hija fuera es…?

–Una personita triste.

–¿Cuántas veces te preguntaron si la bebé era de Presta?

–Cientos de veces. Miles. Aun hoy, si nos sacamos una foto los dos o los tres con la

beba, lo felicitan a él o nos siguen preguntando. Pero siempre me pareció lindo que algo que construimos como ficción se haya vuelto tan verdadero y querido por la gente. Creo que habla bien de nuestro trabajo.

Foto: Diego Paruelo

–¿Tenés algún talento oculto?

–Indignarme. ¡Me indigna todo! También me destaco por resolver 80 cosas a la vez y en sentirme la heroína de cualquier situación. No me enorgullece ninguna de estas características.

–¿Alguna frustración confesable?

–Todos los castings en los que no quedé. Que son la mayoría.

–¿Algo que quieras estudiar?

–Griego, gimnasia artística, pintar. Creo que ya no me va a alcanzar la vida.

–¿Cómo es tu familia antes de tu familia? 

–Mamá, papá, hermano mayor. Dos abuelas, ningún abuelo. Hermosa infancia, inolvidable adolescencia y el privilegio de que me hayan apoyado en todo lo que se me cantara hacer.

–¿A quién te inhibiría ver en la platea como para no hacer un chiste zarpado?

–Creo que nadie en relación a un chiste. Me inhibe una persona determinada, pero no un chiste puntual.

–Ya no se usa el CV en Word, ahora para un trabajo te piden un par de líneas contando “sobre vos y tus experiencias”. ¿Qué dirías?

–Acuariana, intensa, dramática, infumable en el embarazo, posparto y la actualidad. Nunca le digan lo que tiene que hacer, nunca le digan que no puede con algo, a menos que quieran que lo haga. No sabe ni quiere vivir sin teatro.

–El mundo se salvaría si…

–Se salvaría sin humanos. Pero bueno, estamos empernadxs en seguir procreando.

–¿Las nuevas tecnologías facilitan el acceso al conocimiento o nos hacen cada vez más estúpidos?

–Debería ser lo primero, pero suceden las dos cosas, y creo que la mayoría está ubicada en la segunda opción.

–¿Discutís mucho?

–Soy una genia en las discusiones. Para mí, gano siempre: o por defensa de argumentos o por cansancio.

–¿Cuál es el sentido de la vida?

–Me surge una carcajada al escuchar la pregunta. El sentido de la vida claramente es reír. Tomarse un vino, que tu piel se roce con la de las personas amadas y reír. «