El próximo jueves 23 la gran arpista argentina Sonia Álvarez brindará su Eterno, el show con el que cierra el año en el ND Teatro, aunque prefiere decir que es su gran “por la vuelta”, o su “Sonia Álvarez reloaded”, porque representa su presentación más importante y de gran convocatoria desde antes de la pandemia. Y después del nacimiento de su primer hijo (que tiene poco más de un año). “No sé si haría música para niños, pero a partir del nacimiento de mi hijo me surgió un poco la veta de algo más infantil, aunque con el arpa ya suenan angelicales sin ser canciones infantiles tampoco”, aclara sobre las nuevas inquietudes que le trajo al maternidad a una artista ya de por sí muy inquieta: no es del común dedicarse al arpa, claro.

Álvarez ha hecho versiones de innumerables artistas aunque su inclinación principal acaso por edad, acaso por urbana, es el rock argentino. “Se puede llegar a todos los temas. De hecho toqué temas de Metallica, algún que otro tema de Pappo y de los Guns N’ Roses también, pero no son cosas que voy a hacer en el show. Tengo un repertorio inmenso (que se puede ver en su canal de YouTube) y varío según dónde voy a tocar. Pero este va a ser un show con la música que más me representa. Entre lo que sin dudas están temas de músicos de rock, con quienes compartió escenario y versiones varias: Gustavo Santaolalla, Natalia Lafourcade, León Gieco, Las Pelotas, David Lebón, Cuti y Roberto Carabajal, Lito Vitale, Hilda Lizarazu, Karina la Princesita, Elena Roger, Silvina Moreno, Daniel Melingo, Alejandro Terán, Eruca Sativa, La Charo, Neo Pistea, Ca7riel, Fernando Kabusacki, Sandra Mihanovich, Milo Moya, Fernando Samalea, Fabiana Cantilo, Soy Rada, Alejandro Franov, La Bomba de Tiempo, Pan y Nico Sorín, y siguen las firmas pero esto no es una biografía.

“Y también habrá algunos clásicos del arpa paraguaya como El pájaro campana, las polkas, Recuerdos de Ypacaraí, que si bien no me quiero ir tanto por ese lado que siempre hice, no soy eso del todo.” Por eso habrá temas nuevos, porque la composición es también una de las inquietudes que la acompaña de chiquita. 

Sonia Álvarez.

Y es que los repertorios definen a una artista, tal vez tanto como a veces la condicionan. Algo que no parece ser el caso de Álvarez, ya con 30 años de trayectoria en esto de la música y el arpa, cuando allá a sus siete años, como quien dice ver luz y subir, ella escuchó el arpa y quedó embelesada para siempre. La historia cuenta que Sonia no es de familia artistas aunque fue su padre el melómano de la familia que la introdujo en el gusto por la música: “Siempre tuvo un montón de vinilos y CD y le gustó escuchar música, que me la hacía escuchar; ahí hubo un intento de mostrarme algo.» Pero no fue por ese lado por donde llegó el arpa. “Vivíamos por la zona de Congreso y una noche estábamos paseando y justo ahí está la Casa paraguaya de Buenos Aires, en Chile y Entre Ríos, y era un sábado y pasamos por la puerta y estaba a full La Peña. Decidimos entrar y en un momento sube una chica a tocar el arpa y ahí fue cuando vi el instrumento por primera vez: me la quedé mirando todo el tiempo. Tengo recuerdos, imágenes de esa noche, y habrá sido tal mi cara que cuando terminó el show ella me preguntó si me gustaba y le dije que sí.» La futura primera maestra de Álvarez, de la que ni siquiera sabía el nombre y menos que sería su maestra, le preguntó con quién estaba y ella la llevó a la mesa donde estaban los papás: «Si te gusta yo te puedo enseñar, me dijo delante de ellos».

Luego de esos primeros años de formación con Susana Peña (“vive en España hace más de 20 años; no la vi más pero le debo prácticamente todo a ella”), a los nueve la pasión por la música era tal que ingresó al conservatorio: “Tenía mucha necesidad de tocar y saber, así que mi papá -que siempre se encargó de mi carrera cuando era chiquita: una nena si no tiene alguien atrás no va a ningún lado-, siguió la recomendación de Susana que dijo que estaría bueno que aprendiera música, otros instrumentos, a leer, a tocar en conjunto, así que me anoté en el López Buchardo (hoy parte de la UNA), y para mí fue un segundo colegio.” Una expresión literal: un turno a la escuela regular de toda chica argentina, un turno dedicado a la música. Que además incluyó clases extracurriculares de teclado, guitarra, “hasta quería estudiar flauta barroca”, ríe. “Estaba muy, muy metida con la música, me gustaba mucho. Toda mi vida fue esa doble escolaridad a full: viajaba los fines de semana a tocar en las provincias, en festivales que mi viejo me iba consiguiendo para tocar en todos lados y de repente llegaba los lunes a las seis de la mañana a Retiro con mi papá, íbamos a mi casa y mi mamá estaba esperándonos con el desayuno, el uniforme y al colegio.” Y si bien por momentos se sintió muy cansada, “siempre fue una elección vivir así”. A los 19 ya tenía un título universitario cuando el resto de sus amigas “recién estaban viendo a qué dedicaban su vida”.

Cuba, San Pablo, Asunción (“infinidad de veces por el instrumento; también tomé clases con algunos profesores destacados de allá”), México, su primer viaje sin la compañía de su padre: “Fueron tres meses increíbles, una de las mejores experiencias de mi vida: tocaba en teatros de mucha capacidad, ponían mi nombre grande en cartelera, la gente me compraba los discos a lo loco; para mí fue como: acá empezó la cosa”. El mundo la conoció (“fueron un montón de países, todo en esa edad, de los 20 a los 25, 26 más o menos”) y el mundo la trajo de vuelta: “Ahí empecé a querer hacer una base acá, porque decía: yo soy de acá, quiero estar acá, cómo hago para que la gente de acá me conozca y vea qué hago de distinto también. Ahí empezó el trabajo en el que de algún modo me encuentro hoy por hoy: haber tocado con las figuras importantes de la Argentina, Y desde que conocí a Gustavo Santaolalla en el 2012, fue como que se abrió una puerta en otro piso.”

Hoy la espera el ND en el que habrá invitados varios pero sólo anticipa un par por las dudas: Alejandro Terán y Mel Muñiz. “Es un teatro increíble y con un sonido y una iluminación terrible. Así que ahí estamos, en esa preparación de una Sonia Reloaded”, suelta una carcajada.



Sonia Álvarez presenta Eterno

Show despedida del año en ND Teatro (Paraguay 918), jueves 23 de noviembre, a las 20. Invitados especiales y su banda estable compuesta por Alejandro Franov (Piano), Christine Brebes (Violín) y Camilo Carabajal (bombo).