Cuando a comienzos de los años setenta el rock progresivo se transformó en la gran cosa por escuchar, miles de jóvenes no escaparon al hechizo que supo construir el género. A medida que el tiempo transcurría, la arquitectura de complejos solos de guitarras, la heterogeneidad climática de los teclados y las historias de amplísimo rango captaron millones de adhesiones alrededor del mundo. Italia tampoco pudo escaparle a la tendencia que supo cultivar una escena de prog rock rica, desde donde la Premiata Forneria Marconi pudo trascender a sus fronteras para jugar de igual a igual con gigantes como Yes, Emerson, Like & Palmer, Pink Floyd o el Genesis de Peter Gabriel en las consideraciones de los grandes públicos de la época.
Preguntarles a esos jóvenes de ayer por el impacto que generó la multi-impronta de la banda italiana es llevarlos atrás y en el tiempo. Pero la oportunidad de verlos en vivo (el viernes 6 en el Teatro Gran Rivadavia, 21 hs.) es hoy, en tiempo presente. “Aunque no es la primera vez que estamos en Sudamérica porque antes estuvimos en Brasil, ahora sí llegamos para debutar en Argentina. Sabemos de los muchos fans que tenemos allá y vamos por ellos”, dice Franz Di Cioccio, histórico baterista y vocalista del grupo.
De gira permanente y sin parar desde hace más de 40 años, a PFM se los sigue considerando una leyenda de los años dorados del rock progresivo. “Es un placer que el público nos recuerde de esa manera. Sinceramente, hacemos música artesanal pensada desde el corazón”.

Para muchos, la escena del prog rock sigue tan vigente como en sus años dorados. “Eso sucede porque es un lenguaje valedero”, acota Di Dioccio. “Creo que el estilo traspasó varias generaciones, géneros y agregó varios ingredientes. El año pasado lanzamos tres discos y queremos tocarlos para ustedes”, concluye.