«Recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria», de ese modo Eva Perón anunciaba en septiembre de 1947 la sanción de la ley del voto femenino, también conocida como la Ley Evita.

Sin embargo, las mujeres recién pudieron sufragar el 11 de noviembre de 1951, hace 70 años. Este aniversario del primer voto femenino, hito de la historia argentina que permitió a las mujeres ejercer su derecho a elegir y ser electas, fue conmemorado el miércoles con una acción federal denominada “Un voto por la paridad” en las plazas centrales de los 24 distritos del país, organizada por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, a cargo de Elizabeth Gómez Alcorta.

“Es un día de fiesta para nosotras, es un día para recordar y para tener muy claro este camino de luchas que nos da fuerzas para conquistar todo lo que queda por delante. Estamos próximos a un acto eleccionario y es importante recordar las luchas que implicaron que podamos llegar a votar, en este caso, las mujeres”, dijo a Télam Gómez Alcorta en la Plaza de Mayo.

La acción simultánea tuvo como objetivo “visibilizar las luchas que llevan adelante las mujeres y LGBTIQ+ organizadas desde hace más de 100 años para conquistar sus derechos políticos y ejercerlos en condiciones de igualdad y libres de violencias por motivos de género”.

Gómez Alcorta participó del acto en La Plata, junto a la ministra bonaerense del área, Estela Díaz, y luego estuvo en la intervención en Plaza de Mayo junto a las candidatas a diputadas por la Ciudad de Buenos Aires y referentes LGBTIQ+ Paula Arraigada y Magui Fernández Valdez.

La ministra reafirmó que “estamos dando la pelea por una democracia paritaria y más igualitaria, para que todos y todas tengamos la posibilidad de participar y de representar al pueblo”.

“Sabemos que incluso hoy, a pesar de que en casi todo el país (porque Tucumán, Tierra del Fuego y Corrientes todavía no tienen paridad) venimos dando saltos enormes, parte de la lucha que tenemos es la representación de mujeres, varones y personas LGBTIQ+”, agregó.

En la Capital Federal se invitó a “votar por la paridad de género” a los transeúntes con urnas simbólicas y conmemorativas junto a la Pirámide de Mayo, y repartieron boletas, volantes y stickers sobre la jornada histórica. Además, se colocaron banners que propusieron leer el recorrido histórico para lograr el voto femenino bajo el lema “Paridad política para una democracia igualitaria”.

Santiago del Estero fue una de las provincias que se sumó a las acción federal por los 70 años del voto femenino.

Para el Ministerio de Mujeres nacional “el voto femenino es un logro que se materializó tras años de lucha de distintos sectores y que, luego de la sanción en 1947 de la Ley N° 13.010, impulsada por Eva Perón, se pudo concretar gracias al despliegue territorial sin precedentes que implicó, por ejemplo, la campaña de enrolamiento y empadronamiento que se llevó a cabo para inscribir a las mujeres a lo ancho y a lo largo del país”.

“Fue así como el 11 de noviembre de 1951 las mujeres pudieron ejercer por primera vez su derecho al voto y a ser elegidas representantes”, recordaron.

En ese sentido, desde esa cartera advirtieron que “sin embargo, la construcción de igualdad continúa enfrentando numerosos desafíos” que “requiere un Estado presente a través de políticas públicas que permitan hacer realidad los compromisos asumidos con la agenda de género y diversidad”.

El voto femenino: otra historia de construcción colectiva

La primera vez que los centros de votación abrieron sus puertas a las mujeres en aquella histórica jornada del 11 de noviembre de 1951, fue la consecuencia de la aprobación -cuatro años antes- de la ley 13.010 de sufragio femenino impulsada por Eva Perón, pero también de más de 40 años de militancia de las sufragistas argentinas.

Foto: Telam/Archivo General de la Nación

Con simulacros de votos, miles de telegramas dirigidos a los despachos legislativos, congresos internacionales y protestas callejeras, las sufragistas argentinas ya llevaban más de cuatro décadas reclamando por su derecho al voto cuando el 9 de septiembre de 1947, el Congreso sancionó la “Ley Evita”, un hito de la vida democrática de la Argentina y del movimiento de las mujeres.

Tuvieron que pasar cuatro años para que millones de mujeres estrenaran por primera vez este derecho en elecciones presidenciales y legislativas, en el marco de las cuales, y por primera vez también, decenas de mujeres se postularon y resultaron electas a diferentes cargos.

Desde principios del siglo XX, las mujeres habían visto pasar la sanción de una ley de voto “universal” (Saénz Peña) -que sin embargo excluía a la mitad de la población-, la reforma del Código Civil de 1926 -que las igualaba en derechos en muchos aspectos con los hombres pero no en materia de elegir y ser elegidas-, una media sanción de ley nacional -que quedó cajoneada en Senadores- y al menos 22 proyectos de ley que naufragaban uno tras otro por falta de voluntad política.

Un posible punto de inicio del movimiento sufragista es 1900, con la fundación del Consejo de las Mujeres por parte de la primera mujer en obtener el título de médica, Cecilia Grierson, que lo crea al regresar del Segundo Congreso Internacional de Mujeres en Londres.

Esta organización derivó hacia 1904 en la Asociación de Universitarias Argentinas que organizó el Primer Congreso Femenino Internacional que se llevó a cabo en Buenos Aires en 1910, con el reclamo sufragista como uno de sus ejes centrales.

Un año después, el 26 de noviembre de 1911, la también médica Julieta Lanteri se convierte en la primera mujer latinoamericana en emitir un voto, al participar de las elecciones legislativas de la ciudad de Buenos Aires aprovechando la imprecisión de una convocatoria de reempadronamiento.

En 1918 se fundan diferentes organizaciones con el impulso al voto femenino como principal denominador: la Unión Feminista Nacional encabezada por Alicia Moreau de Justo y la Asociación pro Derechos de la Mujer de Elvira Rawson de Dellepiane.

Pero también se funda el partido Feminista Nacional que en 1920 postula a Julieta Lanteri como diputada nacional, quien se transformó así en la primera mujer en candidatearse a un cargo electivo, aprovechando que ni la Constitución Nacional ni la ley electoral incluían interdicciones de género.

En esos comicios en que cosecharon poco más de mil adhesiones de votantes masculinos, el Comité Pro Sufragio Femenino creado por la socialista Alicia Moreau en 1907 la acompañó organizando un “simulacro” o “ensayo” de voto.

Pero antes de 1947 hubo un distrito que por períodos permitió votar a las mujeres, la provincia de San Juan, en virtud de la reforma de la constitución provincial de 1927.

En 1932, por primera vez un proyecto de sufragio femenino, el presentado por el diputado socialista Mario Bravo, logró media sanción de diputados pero el Senado nunca lo trató y perdió estado parlamentario.

Para cuando Juan Perón accedió a la presidencia, el gobierno peronista iba a elegir avanzar con decisión en ese sentido, lo que quedó claro desde el discurso de asunción y se confirmó en la cruzada protagonizada por Eva Perón.

Sin embargo, algunas de las históricas referentes feministas no estaban de acuerdo con equiparar totalmente los derechos políticos de hombres y mujeres de una sola vez como proponía el proyecto oficial, propugnaban proyectos gradualistas que inicialmente solo habilitaran a ellas a participar de comicios locales.

Tras haber militado en actos, discursos radiofónicos y hasta con su presencia en el recinto a la hora de la votación, Eva Perón protagonizó el acto de promulgación de la ley de sufragio femenino el 23 de septiembre de 1947 donde ofreció un memorable discurso ante una multitud enfervorizada.

“Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una larga historia de lucha, tropiezos y esperanzas”, dijo entonces.

De estreno, las mujeres concurrieron masivamente a las urnas el 11 de noviembre de 1951.

Según el historiador Hernán Toppi, el padrón pasó de 3.405.173 electores a 8.613.998 en 1951 por la incorporación de las mujeres, que en más de un 90% concurrieron a emitir su voto.

“Pero no solo en este aspecto se vio el impacto del voto femenino; también lo encontramos en la arena representativa. Ingresaron al Congreso Nacional las primeras parlamentarias: 23 en la Cámara de Diputados (15,4% del total) y 6 en el Senado (20%). Estas cifras aumentaron en 1955, con 34 diputadas (21,7% del total) y 8 senadoras (22,2 %)”, escribió en su trabajo monográfico reciente.

Distintos estudios sobre la proporción de mujeres ocupando cargos como diputadas o legisladoras permiten advertir que ese porcentaje de participación cayó abruptamente tras el golpe de 1955 y hay que esperar hasta mediados de los 90 o principios de los 2000, tras la ley de cupo de 1991, para encontrar una proporción de mujeres superior al 20%.

Un homenaje en el Partido Justicialista

En la histórica sede del PJ nacional, la vicepresidenta primera del Partido Justicialista y ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, Cristina Álvarez Rodríguez, encabezó el acto de descubrimiento de una placa conmemorativa, en el marco de los 70 años del voto femenino.

Entre las mujeres que participaron del acto estuvieron Gabriela Cerruti; las diputadas nacionales, Paula Penacca y María Rosa Martinez; la diputada provincial Fabiana Bertino; la Directora del BICE, Kelly Olmos; la coordinadora de Género del Instituto Patria, entre otras.

De la actividad participaron mujeres y LQBTIQ+ del peronismo, quienes reconocieron con emotivas palabras y una placa conmemorativa, la labor de Evita y las compañeras que trabajaron arduamente para que el 11 de noviembre de 1951 las mujeres puedan votar y ser candidatas por primera vez en toda la Argentina.

“Gracias a Evita y a tantas otras mujeres protagonistas como las delegadas censistas, las primeras legisladoras, las trabajadoras, que lucharon en todas las épocas, hoy tenemos paridad y podemos votar y ser votadas, elegir y ser electas” expresó Álvarez Rodríguez, al tiempo que destacó la importancia de “honrar su compromiso y militancia sin descanso para construir ciudadanía”.

“Me gusta vincular el término conquista a la lucha, a la organización. Porque cuando las mujeres y LGBTIQ+ nos organizamos, ampliamos derechos y hacemos una mejor democracia”, agregó.