El reality Gran Hermano trajo este fin de semana un nuevo episodio de difusión de violencia machista. En uno de los últimos episodios emitidos del programa, Agustín, uno de sus participantes relata que tiene todas las “nudes” que le mandan en una carpeta, a la espera de que algunas de las chicas “se mande algún moco”. En otro fragmento del programa, otra participante, en este caso una mujer, reconoce que descubrió a una persona tomándole imágenes a escondidas.

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En la Argentina, la violencia digital no está penada. Ni siquiera hay una reglamentación sobre el tema. Es esto lo que desde hace un tiempo vienen planteando las organizaciones Género y Tic y Ley Olimpia Argentina, quienes presentaron en agosto dos proyectos de leyes en ese sentido.

“Ambos proyectos en principio fueron traídos por compañeras de esas organizaciones, es una demanda de ellas. También el otro que está interesado es Marcelo San Román, el papá de Belén, una joven de Bragado que a causa de la difusión de imágenes íntimas (tomadas además sin su consentimiento) decidió quitarse la vida. Es una de las situaciones irreparables y gravísima de las consecuencias que puede traer la violencia digital para una persona”, explica la diputada Mónica Macha, del Frente de todos quien además preside la Comisión de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados.

Guardar imágenes íntimas, reenviarlas a grupos de amigos, y extorsionar con ellas es una lamentable y habitual práctica entre hombres que es denunciada hace tiempo por Género y Tic. Es también lo que dio origen al grupo Ley Olimpia Argentina, que se conformó con víctimas y sobrevivientes de violencia digital.

“Trabajamos en definir estos dos proyectos que esperamos que sean tratados. Ley Belén lo que plantea es la incorporación de la violencia digital al Código Penal con multas y sanciones porque eso no está tipificado. Se ejerce violencia digital y tiene consecuencias terribles, pero no es delito. El suicidio de Belén San Ramón es un ejemplo de que en estos casos no hay responsables para la justicia”, detalla la diputada Macha.

Ni difusión ni circulación

Las leyes buscan no sólo que se sancione a quien sube el material sin el consentimiento de la mujer si no también a las personas que lo difunden.

“La magnitud del daño tiene una responsabilidad en quien toma la decisión de subirlo, pero también la tienen las personas que replican. Eso hace que para las víctimas de esta violencia digital la vida se les vuelva insoportable”, describe Macha. “Esas imágenes que tal vez fueron tomadas con consentimiento, su difusión es sin consentimiento. Entonces es un tema que pone en cuestión muchas aristas de lo que significa la violencia por motivos de género y de lo que significa el ejercicio libre de la sexualidad”, aclara.

En el caso de Ley Belén, apunta a que se estipule una sanción y en el caso de Ley Olimpia, lo que plantea es que la violencia digital se incorpore a Ley 26485 (de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales). “Desde ahí vamos tener la posibilidad de generar instancias de prevención, de contención cuando sucede esta violencia, pero sobre todo la posibilidad de definir políticas públicas”.

La necesidad de educar

La ley de educación sexual integral en este sentido es clave, sin embargo, su implementación sigue generando resistencias.

“La ESI es una herramienta fundamental para prevenir cualquier tipo de violencia por motivos de género. Pero en paralelo con esa implementación van los procesos sociales y relacionales donde hoy las redes sociales para muchas personas es un lugar de ejercicio de su sexualidad. La cuestión es cuando esto es utilizado sin el consentimiento. Y ahí también persiste la idea de la “dueñidad” del cuerpo, algo que está en las subjetividades de varones que ejercen violencia. Se sienten dueños del cuerpo de parejas o exparejas, sienten dueñidad sobre las imágenes y las distribuyen”, agrega la presidenta de la Comisión de las Mujeres y diversidad.

El rol de las redes sociales

La ley Olimpia lleva el nombre de una mujer sobreviviente de violencia digital: Olimpia Corral Melo. Es ella quien impulsó e hizo realidad esta ley en México. Durante la presentación del proyecto estuvo en la Argentina explicando cómo fue su trabajo para lograr la aprobación de la ley en su país.

“Justamente desde lo educativo y lo cultural, me pareció interesante lo que Olimpia plantea y es que lo virtual es real”, destaca Macha. “Hay que separar esa idea de que lo que pasa en las redes sociales no genera daño. Todo lo contrario. Lo que pasa en las redes sociales incide y genera distintas situaciones sobre las personas que están involucradas. Por un lado, la posibilidad de que cada persona pueda vivir su vida sexual con libertad, pero para eso debe haber un proceso de trabajo con esas subjetividades que consideran que son dueñas de esas imágenes y que creen que pueden hacer lo que quieran. Eso también necesitamos modificar”.

La ley Olimpia y la ley Belén hoy

Mientras se espera el tratamiento, las organizaciones ley Olimpia y Género y Tic detectaron números casos de violencia digital.

¿Pero en qué instancia están esas leyes hoy en el Congreso? La ley Belén está tratándose en la Comisión de Legislación Penal, la única comisión que tiene. Ya hubo reuniones con asesores del equipo de la diputada Macha y hay consenso sobre un texto, pero es necesario que se traten rápidamente para que lleguen al recinto.

En el caso de Ley Olimpia, está en la comisión que preside Macha y se está trabajando en los textos para llegar a los acuerdos necesarios que lleven a su tratamiento.

“Los proyectos que se están militando en términos federales por eso, cuando hicimos la presentación también vinieron compañeras sobrevivientes de distintas provincias. Hay un activismo para avanzar en estos proyectos. Pero en Diputados, el debate no se está dando con la misma intensidad por eso estamos promoviendo su tratamiento”, agrega.

“Cuando hablamos de la violencia por motivos de género también es necesario pensar cuánto hay de esas violencias nuestra propia sociedad. Cuántas situaciones hay en grupos de WhatsApp y de Telegram donde circulan imágenes de cuerpos de mujeres, y cuántas personas, sobre todo varones, se preguntan cuando reciben una imagen si esa imagen se distribuye con consentimiento o si está bien lo que están haciendo. Hay cierta automatización que es parte de la subjetividad de muchos varones, sobre todo varones cis”, define Mónica Macha.

“Que todavía no se traten estos proyectos, de algún modo demuestra cuánto falta todavía para problematizar la violencia por motivos de género en todas sus formas y en todas sus modalidades. Y que esto signifique también una toma de conciencia para muchas personas que siguen circulando imágenes”.