El 8 de julio de 2017, Ana Laura González estaba estudiando junto a su amiga María Emma Córdoba. Cerca de las tres y media de la madrugada, Emma, salió a cerrar el portón y entrar a los perros, y fue atacada por un hombre, quien las ató, violó y después prendió fuego la casa con el objetivo de borrar las huellas. Ana Laura logró escapar para pedir ayuda y sobrevivió, y ahora pide ser tenida como particular damnificada. “Deseo formar parte del debate y hacer justicia por mí y por mi amiga. Exijo, como víctima, como sujeto de derechos que se me dé voz, que se me dé participación, que se me tenga en cuenta”,  reclama.

Luego de ataque, la policía pudo dar con el femicida, a partir de los datos aportados por Ana Laura. Ariel Osvaldo fue hallado mientras dormía en la vivienda lindera, donde se encontró ropa ensangrentada, un cuchillo, un arma y una mochila que tenía objetos robados a las víctimas. 

La autopsia estableció que María Emma presentaba múltiples heridas, dos de las cuales podrían haber sido la causa de la muerte: un fuerte traumatismo de cráneo y un corte en la zona del cuello.

A cuatro años del hecho, el caso está elevado a juicio en trámite ante el tribunal oral criminal 5 de La Plata, pero aún sin fecha de inicio. Jerónico Guerrero Iraola, abogado de Ana Laura González, expresó: “El Poder Judicial ha demostrado se parte del problema y no de la solución. Es imprescindible pensar en una reforma estructural. Si bien resulta razonable pensar en la suspensión durante la pandemia, la crisis epidemiológica no ha hecho más que acrecentar una crisis previa: la del acceso a la justicia para las víctimas de violencia patriarcal.”

Después del femicidio de Emma Cordoba y de los abusos y torturas a los que ella fue sometida aquella noche, la joven sobreviviente contó que reunió la fuerzas necesarias para impulsar la busqueda de justicia por su amiga asesinada. «Era todo tan fuerte, eran emociones tan encontradas, el haber perdido a mi amiga, el haber sufrido lo que sufrí, que honestamente no quería saber nada con tener que ver a este hombre en un juicio, tener que declarar o tener que revivir todo eso una y otra vez», explicó la joven a Télam, y agregó que gracias a “mucha terapia” y fuerza que le brindó “su gente”, decidió salir a dar su testimonio. 

“Es importante remarcar que, además de sufrir en persona el horror, perdí a mi amiga, María Emma Córdoba, y es la vocación de hacer justicia por ella la que me moviliza a interponer la presente solicitud”, expresó la joven en la solicitud judicial donde pide ser parte que la acepten como particular damnificada en el juicio.