Primero quitaron el pan de los almuerzos, más tarde vetaron los postres y los reemplazaron por una fruta; al tiempo decidieron recortar los productos lácteos en las infusiones, y más tarde reemplazaron la carne picada del pastel de papas por lentejas. Desde hace varios años, el ministerio de Educación porteño, viene presentando cada una de estas iniciativas alimenticias  como programas de comida saludable para las y los estudiantes. Lo cierto es que se esconde un fuerte ajuste en las viandas escolares.

Desde el 2018, el ejecutivo porteño viene eliminando del menú diario de los estudiantes de escuelas públicas varios alimentos, so pretexto de mejorar la calidad de vida de todos las y los alumnos. A menos de dos años de haber iniciado su primer mandato como jefe de gobierno porteño, Rodríguez Larreta implementó el programa “Mi Escuela Saludable”. En aquella oportunidad, la ministra Soledad Acuña, era entrevistada por diferentes medios de comunicación donde exponía sobre las bondades  “del nuevo menú escolar ‘Chau paneras’ para todas las escuelas primarias y secundarias de la Ciudad, que incluye más frutas y verduras, y menos pan y pastas”. El propio jefe de gobierno, argumentó en aquel momento que: «El plan de alimentación en las escuelas es parte del proceso de aprendizaje».

En las últimas horas se conoció un informe realizado por la ONG Observatorio del Derecho a la Ciudad, que dirige el abogado Jonatan Baldiviezo, donde destaca el dinero que destina el ejecutivo local para el desayuno de los estudiantes y el que gasta en sus funcionarios de gobierno.

Jugo de naranja exprimido, tostadas de pan lactal de salvado, con queso untable de primera marca, mermeladas de frutilla o durazno, variedad de sabores de té, media manzana. “Así van a empezar el día los funcionarios que vayan a los eventos y reuniones que organice la Secretaría de Transformación Cultural del GCBA según la Licitación Pública N° 2051-0407-LPU22”, comienza el documento. El monto destinado para estos eventos es de 6,5 millones de pesos.

Esto ocurre mientras “más de 240 mil estudiantes comienzan el día con un mate cocido y una magdalena, una vainilla o una barrita de cereal de tercera marca. Para los funcionarios, desayunos saludables de $710; para les estudiantes, desayunos de $37”, detalla el informe. Así está estipulado en el Anexo A del desayuno general de las y los estudiantes para el año 2022.

Desde el Observatorio, señalan que “el Gobierno de la Ciudad pretende continuar por cuatro años más con este servicio de comedor” para los estudiantes “y convocó a una licitación pública que está armada para ganen las mismas 19 empresas que lucran con la salud de nuestros hijos e hijas desde hace años. Empresas que prestan un pésimo servicio y que sólo este año, se van a llevar 12 mil millones de pesos”.

Por último destacan que frente a esta situación, la comunidad educativa se viene organizando para “rediscutir y modificar el sistema de alimentación en las escuelas de la Ciudad” y es por eso que en los próximos días se lanzará la “Campaña por una alimentación de calidad y gratuita para todxs, con la participación de la comunidad educativa”