Es otra dimensión. Las casas bajas de muros anchos de adobe, la arquitectura colonial en antiguas casonas, sus esquinas en ochava que conducen a mercados de artesanías y el paisaje del valle que acompaña el Río Calchaquí integran un destino bucólico para los visitantes.

El mismo río que baña estos suelos y convierte en zona riquísima para los cultivos, fue una antigua zona de pasturas y anclaje de historias precolombinas, lugar de encuentro y reparo para los viajeros hacia y desde el Alto Perú en la época del Virreinato. 

Son más de diez mil años de historia que surcan estas tierras y al pie del Nevado de Cachi con sus 6.380 metros. El pueblo, de más de nueve mil habitantes entre todas las localidades que lo integran (según el último), se distingue por la Iglesia del siglo XVI, que está frente a la plaza central, construida en su interior con madera de cardón, y que es Monumento Histórico Nacional además de una clásica postal del lugar.

Allí mismo el Museo Arqueológico Pio Pablo Díaz, que fue la casona original de una de las familias tradicionales, refleja las etapas de la historia prehispánica calchaquí y de los pobladores pioneros en la zona.

Un paseo por los alrededores de la plaza lo llevará a conocer los almacenes de ramos generales donde es posible comprar delicatesen de la región como nueces confitadas, los vinos de altura, artesanías y los condimento, como el famoso pimiento para pimentón, de color rojo intenso. También hay un sinfín de restaurantes donde se puede degustar platos típicos y de vanguardia. Tienen los productos de la zona: quínoa, tamales, humitas, guisos de cabrito, carne de llama y la famosa empanada salteña con el clásico dulce de cayote con nuez.

Una clave es estar atentos al paisaje cuando se tiñe de rojo porque son los pimientos secándose al sol. La historia del Héroe Nacional Gaucho, Martin Miguel de Güemes (no corrija el nombre, ya que tuvo diez nombres) y hasta bodegas boutique multipremiadas en este final del Camino del Vino de Altura. 

Pero hay un “must” en este viaje es en Cachi Adentro, a unos 3 kilómetros del pueblo en el Paraje   Fuerte Alto, un cartel anuncia “ovnipuerto” y el lugar atrapará pasiones. Y una historia llena de misterio. Porque en 2008 llegó el suizo Werner Jaisli, quien permaneció hasta 2012 erigiendo un proyecto increíble en cuatro manzanas con una traza simétrica y perfecta de 12 estrellas de piedra pintadas a la cal que integran un conjunto de triángulos energéticos. 

El propio suizo contó que la noche del 24 al 25 de noviembre de 2008, observó dos objetos voladores no identificados de entre 12 a 15 metros y se lo relató a distintos documentalistas y periodistas, en especial del diario salteño El Tribuno. Tuvo ayudantes para construir este sitio, gente de Cachi que hoy pueden comentar la obra. Hubo misterios, como la desaparición durante más de cinco años de Werner a quien llamaban Bernard, quien volvió en julio de 2019 a terminar su obra, una construcción donde él vivía bajo tierra en las inmediaciones del Ovnipuerto. Finalmente falleció en 2021, en Suiza, pero cada vez que uno recorre este sitio, se engrandece el misterio. 

Cachi es un lugar donde la pasión por todo lo relacionado con el mundo extraterrestre lo convierte en eje de la “Ufología” (la ciencia que estudia los objetos voladores no identificados, por sus siglas en inglés “UFO” de Unidentified Flying Object, en español, Ovni) y de quienes han visto y se apasionan con este tema. Para muchos, la presencia de uranio hace de la región que el suelo tenga una energía especial. Pero  lo cierto es que mucha gente de Cachi confirma haber visto objetos lumínicos en el cielo vallisto.

Para saber sobre esta y otras historias, Ernesto López, de “Aventura Calchaquí”, nació aquí y su padre, Lucio, fue el fundador de la primera agencia de viajes de la zona. Conoce Cachi y toda Salta como a la palma de su mano.  

Tan sólo a media hora de Cachi, en el paraje El Colte, se encuentran las familias de teleros más famosos de Salta, con los telares criollos con ramas clavadas sobre el suelo de tierra barrida y donde se confeccionó el poncho que vistió el Papa Juan Pablo y el Papa Francisco, realizados por «El Tero» Guzmán. 

 En cuanto a la naturaleza, uno de los senderos más elegidos es el que se encuentra en la zona de «Valle Encantado» desde donde se llega a una serie de aleros con arte rupestre. Es uno de los ambientes del Parque Nacional Los Cardones, que también ofrece recorridos para conocer a esta especie que se concentra en esta región y forma el mayor cardonal del continente.

“El Ovnipuerto lo visita mucha gente por sus propios medios y cuando me lo piden realizo la visita articulando con un recorrido denominado Cachi Adentro, que va desde la base del Nevado durante 35 kilómetros con cinco paradas técnicas especiales para fotografiar y que abarca unas 3 horas de viaje con el vehículo nuestro”, le explicó Ernesto López a Tiempo. Desde su propuesta “Aventura Calchaquí” es el único que puede conducir a los turistas hasta el corazón de la formación Los Colorados, dentro de una zona casi intangible del parque donde los científicos han trabajado y han realizado hallazgos fósiles únicos en el mundo.

Más info

https://www.cachisalta.com.ar/agencia/turismo-urkupina /(0387) 5118396

Cómo llegar: Desde Salta capital, al Parque Nacional se accede desde Ruta Nacional 68 hasta la localidad de El Carril en el Valle de Lerma y desde allí por la RP33 que pasa por la Quebrada de Escoipe y trepa la Cuesta del Obispo hasta Piedra del Molino, el punto más alto al que se trepa, donde hay una seccional de Parques Nacionales para brindar información y recomendaciones. La perla es recorrer la ruta 33, antiguo camino del Inca, donde está un o puesto de campo conocido como «El almacén de Herrera. 

Dónde quedarse: En Cachi hay hospedajes de alta gama como La Merced del Alto o la clásica Hosteria del ACA, además de unas veinte opciones más de alojamiento para todos los bolsillos.

Recomendación: Cachi amerita quedarse a descansar en el pueblo y conocer sus atractivos, su ritmo, artesanías e historia. Muchos van a pasar el día y el traslado desde la capital salteña ida y vuelta consume un tiempo riquísimo para descubrir el alma de este lugar.