«Lo de ayer en el Obelisco fue un infarto, lo dijo claramente Alberto Crescenti, que es una eminencia como médico y fue muy claro sobre las causas de muerte». Las palabras del jefe de gobierno porteño y precandidato a presidente (JxC), Horacio Rodríguez Larreta, reflejan la estrategia y actitud del macrismo desde que se conoció la muerte de Facundo Molares en la represión de la Policía de la Ciudad en el Obelisco este jueves a un grupo de no más de 25 personas.

A pesar de que un video muestra claramente cómo los efectivos pisoteaban y aplastaban las cabezas y los cuerpos de los manifestantes detenidos, y Molares se puso morado sin respirar, en la Ciudad siguen sosteniendo la teoría del infarto. Y ahí cumple un rol central el titular del SAME, que ya tiene un antecedente con un hecho falso años atrás en la toma del Indoamericano.

Crescenti dialogó horas después del hecho con La Nación y dio su versión: “Este hombre se desplomó aproximadamente a las 17.08. Aparentemente esa descompensación fue por un infarto. Instantes después se le produjo un paro cardiorrespiratorio. Un agente de la Policía lo empezó a masajear y llamó a la central operativa. Llegó la primera ambulancia del Same, le hizo tres disparos de cardiodesfibrilador y colocó una vía femoral con adrenalina, medicación de avanzada para sacarlo de esa situación”.

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Por un lado, el relato omite que la víctima estaba siendo aplastada por el efectivo. Pero a su vez, testigos (y el propio video lo refleja) aseveran que el policía tardó en reaccionar, no le efectuó RCP en el instante, y la ambulancia demoró al menos media hora en llegar. A pesar de que era en el Obelisco, un sitio central del distrito porteño. Ayer mismo fuentes oficiales le admitían la demora en el traslado a Infobae: «le realizaron maniobras de reanimación durante 30 minutos y luego fue trasladado por el SAME.»

“A las 17.18 cayó la segunda ambulancia del Same para apoyar a la primera ambulancia. Ambos lo cargaron en la ambulancia, se fueron los médicos masajeando hasta el Hospital Ramos Mejía. Allí, se le siguió haciendo disparos de cardiodesfibrilador. El paciente no respondió a las maniobras y falleció a las 17.45″. “Puede haber sido un infarto masivo”, agregó Alberto Crescenti a La Nación.

Y añadió: “Desconozco pero por lo que yo veo, y seguramente tenemos que esperar la autopsia. Puede haber sido un infarto masivo. Yo no puedo decir que fue por un golpe de Policía realmente. Nosotros no vemos golpes bajo ningún punto de vista. Tenemos las imágenes de un policía haciéndole reanimación cardíaca. Yo creo que el peso del corazón en la autopsia van a ser definitorio. Pero por los años de experiencia, me da la impresión que esto es un infarto masivo”.

Ayer, Crescenti habló junto al secretario de Seguridad porteño, Eugenio Burzaco. Al lado del médico, Burzaco justificó el accionar de las fuerzas en que los manifestantes intentaron quemar una urna y unas banderas: «La policía avanzó para demostrar que esa actitud no podía seguir».

El primer comunicado oficial, basado en la comunicación del SAME, afirmó: “Las causas del descenso se relacionan con un paro cardíaco producto de factores de riesgo”. 

«Profesionalismo»

Este viernes, Rodríguez Larreta volvió a respaldar el accionar de la Policía de la Ciudad: “Actuó con total profesionalismo, como siempre. Se estaban generando hechos de violencia y por eso actuó, la violencia es el límite, nosotros no permitimos acciones de violencia”, a pesar de que las imágenes muestran claramente que el grupo de manifestantes estaba compuesto por no más de una veintena de personas.

También Patricia Bullrich salió a respaldar la versión de que Molares murió por sus factores de riesgo, sin decir nada del accionar policial: era “una persona que estaba enferma” y que su fallecimiento “es tomado por un asesinato político” por sectores políticos y sociales adversarios de Juntos por el Cambio: “Es un muerto que tenía problemas de salud y quieren endilgarle eso al gobierno (porteño) y a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires”.

El antecedente de Crescenti

En 2010, durante la represión en el Indoamericano que había provocado tres muertos, el director del SAME, Alberto Crescenti, confirmó la muerte de un cuarto joven que había sido herido y estaba siendo llevado al Hospital Piñero, cuando fue “sacado por la fuerza por desconocidos” cuando ya estaba dentro de la ambulancia. “Lo remataron en el lugar”, aseguró en ese momento.

Sin embargo, desde la morgue judicial llamaron en ese momento al fiscal de Instrucción porteño Número 24, Sandro Abraldes, y le advirtieron que aún no disponían de registros del fallecimiento de ese joven. «No hubo una cuarta víctima», afirmaron. «Toda la repartición está muy dolida. Nosotros no tenemos que ser el blanco de este ataque. Fuimos los que dimos la cara con la gente», se justificó luego, dolido. Dos años después el titular del SAME declararía a La Nación: «Yo no hago preguntas, salvo vidas».