El 21 de febrero de 1976, fallecía, en la ciudad de Montevideo, «el corazón de Perón», Domingo Mercante. Afirmar que la Revolución Nacional, llevada a cabo por el peronismo, tuvo una de sus expresiones más profundas en la provincia de Buenos Aires, bajo su gestión, es un verdadero y estricto acto de justicia.

Hijo de un obrero ferroviario, comenzó su mandato provincial en 1946 y tras su reelección en 1950, completó su período hasta 1952. «No hay revolución perdurable sino en cuanto se proyecta hacia lo futuro mediante una educación inspirada en la nueva concepción del hombre, de la vida y del orden social», pensaba Mercante. En su gobernación impulsó fuertemente la presencia del Estado. Temas como la deficitaria edificación escolar, las condiciones laborales y salariales, y el perfeccionamiento profesional de los docentes se inscribían como los principales desafíos. Su gestión fue extraordinaria. A partir de un plan integral de edificaciones escolares, inaugura 1600 escuelas nuevas. Refacciona miles, para que docentes y estudiantes, en condiciones dignas, ejerzan el derecho de aprender y enseñar. Construyó gimnasios, salas de espectáculo, teatros y otros espacios en las escuelas, convirtiéndolas en centros culturales para la comunidad. Organizó el Nivel Inicial, creando jardines y escuelas de formación de maestras jardineras poniendo como alta prioridad la protección y el desarrollo de las y los niños. En el nivel secundario hará hincapié en la educación técnica, para formar mano de obra calificada para el nuevo país industrial. En forma eficaz, con una nueva mirada sobre la infancia y la adolescencia en términos de política educativa, logra resolver el problema crónico de la infraestructura escolar dando respuesta a una constante: el deterioro y abandono que hacen insostenible garantizar las condiciones mínimas educativas. En el año ’50 se aprueba el Estatuto del Magisterio para proteger los derechos de los docentes.

El sexenio se caracterizó por el crecimiento de las bases materiales de la provincia y el aumento de la participación real de los trabajadores en la distribución de lo acumulado por ese crecimiento. A los bienes materiales (salarios, vivienda, bienes de consumo, etc.) se sumó el aumento de derechos, cobertura y prestaciones dirigidos a los sectores hasta el momento más desprotegidos. Una obra emblemática de Mercante será La República de los Niños, considerado el mayor emprendimiento infantil de Latinoamérica y primer parque temático de América. «La República responde a un claro y trascendente sentido pedagógico», dijo en la inauguración (26/11/1951). El gobernador Mercante siguió una vigorosa agenda social, convirtiéndose en un elemento clave para el programa peronista de extensión de los derechos laborales y de las inversiones de obras públicas. Construyó 146 barrios obreros en todos los partidos de la provincia, que los beneficiarios pagaron con planes ajustados a sus posibilidades económicas, logrando solucionar el problema de vivienda de miles de familias trabajadoras. Su gobierno aceleró la reforma agraria –redistribuyó 1300 kilómetros cuadrados (1.400.000 acres) de terreno que expropió a los estancieros; avanzó en la formación de cooperativas y la desarticulación del latifundio–. Bajo su mandato se hicieron la planta de tratamiento para el agua en La Plata, Berisso y Ensenada; el sistema interconectado de energía Mercedes, Alberti, Suipacha, Bragado y Chivilcoy; la usina eléctrica de Bahía Blanca; el Viaducto Sarandí (se construyó en un año y medio, estaba prácticamente terminado en mayo de 1952, un mes antes dejar el gobierno, pero no lo quiso inaugurar porque sólo lo hacía con las obras en pleno funcionamiento); el Instituto Tecnológico del Sur en Bahía Blanca; la primera escuela de enfermeros paracaidistas del país; el Sanatorio Marítimo de Necochea; el Hotel Provincial; el Complejo Turístico de Chapadmalal; el Primer Festival Cinematográfico de Mar del Plata; la Escuela de Policía «Juan Vucetich» y la Escuela Superior de Policía; la Casa de la Provincia; 59 aeródromos y numerosos caminos.

Su dimensión política. En 1943 acompañó al coronel Perón en el GOU y en el gobierno. En octubre de 1945, cuando Perón fue obligado a renunciar y luego detenido por los grupos conservadores de las Fuerzas Armadas, desempeñó un rol decisivo para restablecer las comunicaciones entre los sectores sindicales y la CGT y organizar las movilizaciones obreras que culminaron con su liberación el 17 de octubre de 1945. Un año después, será distinguido con la «medalla de la lealtad», siendo el primero en recibirla. Fue presidente de la Asamblea Constituyente que reforma la Constitución Nacional en 1949, siendo el convencional más votado del país (con más de 500 mil votos). Logró ser reelecto con más del 63% de los votos.

Mercante, después de Perón y Evita, es el peronista que más destacada actuación tuvo en los años del primer justicialismo. Ejerció un liderazgo democrático, progresista y supo transformar la provincia, como nadie lo hizo en otro período histórico. Evocar su figura, cuya monumental obra pública fue ejecutada con transparencia contable y ejemplaridad, tiene como objetivo mantener viva la memoria de un patriota.

«Los ideales democráticos de libertad e igualdad reclaman hoy una reinterpretación en términos predominantemente económicos, pues que la garantía de los derechos políticos será irremediable abstracción mientras no se asegure a cada ciudadano el bienestar en que arraiga la vida». Lo dijo cuando era gobernador. «