A sala llena. Así como se exhibe la película del momento, sin una butaca vacía en la sala más grande del cine Gaumont se realizó el jueves la asamblea convocada por el sector audiovisual que por segunda vez en cinco meses debió salir a la calle para dar pelea ante la nueva ofensiva por parte del gobierno a la actividad cinematográfica.

Allí se llamó a una nueva manifestación para el lunes a las 12.30 en la Enerc, Moreno y Salta, donde se pedirá nuevamente la derogación de la resolución 942/17 y la designación del Consejo Asesor.

La tarde del jueves, de a ratos fría de ratos bastante caldeada, comenzó en Lima al 300, a las puertas del Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales donde se concentraron cineastas y trabajadores del medio audiovisual para realizar una multitudinaria marcha hasta las salas del recuperado cine de Congreso para dar encontrarse con una asamblea de la que participaron los diferentes sectores de la actividad: directores, documentalistas, trabajadores del Incaa, actores y estudiantes. Todos confluyeron en la necesidad de coordinar un plan de lucha.

“Recuerden que el INCAA es nuestro”, dice el documentalista Fernando Krichmar.

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“En las últimas semanas el Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales tomó una serie de medidas que busca retrotraer el escenario de la cinematografía argentina al momento previo a la histórica fecha del nacimiento de la ley de cine de 1994”, expresa el comunicado elaborado por las entidades que integran este gran colectivo de realizadores del cine que se declararon en estado de alerta.

El punto principal del conflicto fue la resolución 942/17 que fue firmada por el presidente del organismo Ralph Haiek quien asumió en abril de este año luego de una abrupta salida de Alejandro Cacetta producto de una maniobra por parte del gobierno.

“Lejos de ser una medida aislada, la resolución 942 viene acompañada de un escenario oscuro y hostil signado por la burocracia administrativa y la censura económica e ideológica”, continúa el escrito con el que se dio iniciada la marcha.

La resolución además de entorpecer la actividad cinematográfica implica un ruptura en el funcionamiento democrático del instituto ya que aún no está en marcha el Consejo Asesor, uno de los órganos de co gobierno que participa y supervisa las decisiones del presidente del INCAA.

“El Consejo Asesor ha sesionado por última vez a principios de junio y hasta la fecha no ha sido designado el nuevo Consejo” explica el manifiesto. “Para que esto ocurra debe firmar la designación el presidente de la Nación, Mauricio Macri y esa firma no llega. De este modo, el INCAA saca la peor reglamentación a la Ley – desde su creación en 1994- cuando no existe un órgano de contralor que analice y equilibre las decisiones unipersonales del presidente Haieck.”

El cine no se toca

Actores, directores, técnicos y un numeroso grupo de estudiantes avanzan por avenida de Mayo al grito de “el cine no se toca”.

El tránsito se organiza solo y mientras algunos conductores desvelados se animan a un bocinazo el resto de los autos toman solos su vía de desvío dejando vía libre para la manifestación.

Entre marchas y banderas, el documentalista Fernando Krichmar le explica a uno de sus colegas: “lo importante es que marchemos todos juntos y tranquilos”. El cineasta, integrante del DOCA (Documentalistas Argentinos) es el elegido para formar parte de un consejo asesor que aún no puede funcionar normalmente dentro del Instituto.

“Estamos en una situación muy complicada por la resolución 952 que cambia lo que dice la Ley del cine, fomento al cine por la palabra financiamiento y consecuentemente con eso hace pasar todo lo que era el fomento cinematográfico por un esquema de bancarización que tiene unas exigencias financieras tan grandes que sólo van a poder filmar las grandes productoras”, expresa Fernando Krichmar, realizador documentalista, integrante de DOCAS mientras camina hacia el Gaumont.

Las puertas del cine tienen ya un grupo gigante de manifestantes. Una vez más se dan cita en la sala de Congreso. Hace apenas unos meses se habían dado cita en el mismo lugar luego de que por una operación de prensa el gobierno intentara vaciar el cine argentino.

“Es absurdo hablar acerca de si las películas tienen o no éxito”, dice Adolfo Aristarian. “No les importa que haya habido en estos años una gran cantidad de películas argentinas en festivales y en el mundo, hay que seguir luchando como sea y donde sea”, afirmó el director de Tiempo de Revancha, entre otros films.

Por su parte, Camilo Moreira Biurra, delegado por parte de los trabajadores del INCAA agregó. “Esto no es sólo un ataque a la actividad si no que alcanza a las políticas culturales de nuestro país. Se ven afectadas las distintas políticas de formación de público, los distintos programas de difusión y la participación en los festivales”, expresó el dirigente. “Esto no es sólo una resolución, si no que es una política general de este gobierno que entiende a la cultura bajo las reglas del mercado”.

Entre los reclamos que se realizaron durante la tarde del jueves, se hizo hincapié en la subejecución de proyectos, el descuido a las demás actividades que tiene el INCAA y la falta de de atención en las diferentes salas del país.

En ese sentido, una de las integrantes de la asamblea por el cine Artecinema denunció el cierre de la sala que se concretó el 15 de julio. “Era una oportunidad de ver cine, que ya no tenemos. Tenemos que pelear por el derecho cultural de los ciudadanos. Este cine significaba una posibilidad de ver películas a un bajo costo. Ya no tenemos esa posibilidad”, dijo y relató que el Incaa jamás recibió a los vecinos que se convocan a puertas de la sala cada quince días los días miércoles a las 20.30.

Durante la asamblea también estuvo Luis Puenzo quien reconoció que no tenía planes de hablar pero que la participación de Aristarain lo animó. “Me alegro que en esta crisis haya más entidades”, expresó y destacó la ausencia de la Academia del cine. “Cuando hace años fundamos ese organismo lo hicimos para que tenga otro tipo de participación y no se dedique sólo a los premios” dijo.
En su discurso, Puenzo destacó que uno de los problemas más grandes tiene que ver con la exhibición. “Es una obligación del INCAA ocuparse de la difusión y exhibición del cine nacional. Afuera hay un montón de películas que les va muy mal en el cine argentino y que son premiadas en todo el mundo”.

A lo largo de la jornada de discusión durante la cual se escuchó también la pregunta “¿dónde está Santiago Maldonado?”, participaron los estudiantes de la Enerc (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), el Colectivo de Cineastas y la agrupación ADN.

El Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales convocó al Consejo Asesor (todavía no aprobado) para una reunión del lunes donde durante la asamblea se planteó marchar y permanecer en estado de alerta.