Algunas gaseosas ya circulan con los octógonos negros que indican que tienen excesos de azúcares o sodio. Pero este sábado será la fecha de largada formal para la llegada del etiquetado frontal de alimentos a las góndolas. Porque ese día comienza la nueva etapa para las grandes empresas (las medianas y pequeñas tendrán un plazo más). Sin embargo, el cambio no será inmediato ni masivo: porque hay envasados previos y stocks que agotar, y porque 236 empresas pidieron prórrogas sobre la implementación del etiquetado del 3% de los productos registrados. Es decir, unos 11 mil alimentos.

Los pedidos de prórrogas –que para esta instancia cerraron el 20 de julio, y se dieron por 180 días y por única vez- responden a distintos motivos. Algunos fueron desestimados, por lo que hubo prórrogas que no se aprobaron. Otras sí, por cuestiones relativas a la importación de insumos –por caso- o a procesos de reformulación nutricional de productos para evitar los octógonos negros.

“La idea es esa. Cuantos menos productos sean alcanzados por los sellos, bienvenido sea”, dijo Sandra Tirado, secretaria de Acceso a la Salud. “Un producto que hoy tiene un aditivo de sodio puede reemplazarlo por uno de potasio y no llevaría sello”, ejemplificó Evangelina Macías, del Instituto Nacional de Alimentos (INAL). Más allá de las reformulaciones, aclararon, los productos más ultraprocesados siempre van a quedar alcanzados por sellos.

Las definiciones se dieron en un encuentro realizado en la cartera sanitaria nacional sobre los ejes de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable. La normativa se sancionó en octubre y se reglamentó en marzo. Y aunque se la conoció más como Ley de Etiquetado Frontal, la ministra Carla Vizzotti insistió en que ese es solo un eje dentro de un conjunto de políticas: “Es una herramienta muy importante para abordar un tema de salud pública: que cada vez hay más enfermedades crónicas no transmisibles, con más impacto sobre la calidad de vida y con más gastos en salud”.

Transición hacia los nuevos envases

“Todos los cambios generan resistencias. Este 20 de agosto pasamos a otra etapa, pero hasta fin de 2023 estamos en una transición”, dijo Vizzotti en relación a que el 20 de noviembre del año que viene concluirá el plazo para que hasta las pequeñas y medianas empresas tengan los sellos en sus productos. Para ello, deberán haber presentado declaraciones juradas previas sobre la composición nutricional de sus productos y los sellos correspondientes en sus envases.

Cualquier persona puede saber qué sellos le corresponden a un alimento a través de la calculadora implementada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), que puede consultarse en la web del organismo. A diferencia de otros países, el parámetro para el etiquetado en Argentina está establecido en función de los lineamientos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que establece límites más estrictos que otros sistemas. Se contempla también la incorporación de “leyendas precautorias” sobre edulcorantes y cafeína, como sustancias no recomendables para infancias.

La idea es que la población disponga de información clara y visible para elegir qué comer. Hasta ahora, según un estudio realizado en 2020, sólo una de cada diez personas tenía el hábito de mirar las tablas nutricionales de los envases, que además resultan difíciles de interpretar. “Buscamos promover la alimentación saludable más allá de los sellos, y promover la salud como un derecho”, resumió la nutricionista Jesica Lavia, asesora del Ministerio de Salud.

“Hoy mucha gente come un montón de productos dietéticos creyendo que está comiendo algo saludable. Cuando vea octógonos, por ahí se come una fruta –planteó Vizzotti- Pero no se cambian conductas de un día para el otro”. Por su parte, la secretaria de Acceso a la Salud contó que en México –uno de los países con sistema de etiquetado previo y cuya experiencia fue estudiada- “los productos con sellos tuvieron una disminución en la venta al principio, pero luego volvió a subir. Por eso es importante el trabajo con niñas, niños y adolescentes y desde lo educativo”. El abordaje a nivel curricular y la regulación de las publicidades destinadas a infancias también están entre los ejes de la medida.

“La ley es muy reglamentarista y muy exigente. Hay toda una complejidad en la articulación con la cuestión técnica, los stocks y cuestiones como los envases de vidrio que requieren un abordaje especial. Desde el Estado hubo que generar herramientas para poder implementarla”, destacó Vizzotti. Durante el encuentro se destacó que Argentina fue el país que más rápido logró la implementación de la medida. Una “mesa de seguimiento” evaluará el impacto de la normativa con el paso del tiempo. A partir de las experiencias de otros países, hubo logros en materia de reformulación de alimentos pero no está tan claro (aún) en qué medida eso se tradujo en el afianzamiento de hábitos alimenticios más saludables.