Es la noche del viernes y James Cameron –68 años, ingeniero, filántropo, director de las películas más taquilleras de la historia del cine– posterga la copa de malbec argentino del que ha venido escuchando hace tiempo. Está ocupado en estrechar las manos de los poquísimos periodistas que invitó a la suite Álzaga Unzué en el segundo piso del Hotel Four Seasons, en el centro porteño, porque es necesario aclarar un asunto: «Ha sido una estupidez no prepararme como normalmente lo hago. Siento que me han tendido una emboscada, quiero usar esa palabra. Emboscada«.

El jueves, Cameron visitó la localidad jujeña de Purmamarca acompañado por el gobernador Gerardo Morales, donde –según la gacetilla de prensa enviada a (y replicada por) los medios nacionales– «tomó contacto con las transformadoras iniciativas que, en materia de energías renovables, producción de litio y emprendimientos sostenibles, se han puesto en marcha».

Aquella supuesta camaradería entre Cameron y Morales, puntualmente fotografiada con el cerro multicolor de fondo, comenzó a estropearse cuando un grupo de abogados ambientalistas le comunicó al norteamericano la lucha de las comunidades que habitan la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, una zona compartida entre las provincias de Salta y Jujuy, afectada por la explotación del litio.

Foto: Edgardo Gómez

«Fueron muy buenos anfitriones –dice ahora Cameron en ronda con los periodistas citados, en referencia a las autoridades jujeñas– y me mostraron su punto de vista, incluso prepararon una película en inglés para mostrarme todo el trabajo que están haciendo sobre sostenibilidad, el cual es impresionante. Pero no me contaron toda la película y no me dijeron que hay 35 comunidades indígenas en dos provincias de Argentina que están en conflicto directo, peleando por sus derechos y para que sus voces puedan ser escuchadas, cosas que realmente me importan. Espero tener la oportunidad de hablar con ellos directamente y buscaré formas de ayudarlos a través de mi fundación. Quiero decir en este grupo, de manera tajante, que en un conflicto entre la industria extractiva y las comunidades indígenas, yo siempre voy a estar del lado de las comunidades indígenas».

–¿Cómo y por qué se armó la emboscada?

–Desconozco la arquitectura específica de la emboscada, solo sé que hace unos meses me invitaron a Jujuy para conocer la mayor instalación de energía solar de América Latina y que después iba a estar en Buenos Aires para hablar de eso. Sí, parece bastante claro el objetivo. Avatar es la película más taquillera de la historia del cine y trata sobre un conflicto entre la industria extractiva y los derechos de los pueblos indígenas. Transcurre en otro planeta, pero lo que está sucediendo en nuestro planeta es esencialmente lo mismo. Si lograban que el director de esa película aprobara la extracción de litio estaban haciendo un greenwashing: querían hacer creer que yo pienso que la importancia del litio para el cambio climático es más importante que los derechos de la gente local, lo que no es mi postura en absoluto y nunca lo será.

Foto: Edgardo Gómez

Resentido

Cameron llegó a la Argentina para ser el orador principal del Foro Sustentabilizando, organizado por la Fundación Advanced Leadership y el grupo Media Hub en el predio palermitano de la Rural, con el fin de «sensibilizar a la sociedad acerca del impacto del cambio climático y analizar oportunidades de transformación a través de la economía sustentable».

Es tanto el interés del director de Titanic en la temática que hace unos años creó la Avatar Alliance Foundation para él mismo encargarse de acciones que promuevan políticas energéticas, derechos de los indígenas, la conservación de los océanos y, por supuesto, concientizar sobre el cambio climático.

«Es la primera vez que me ocurre algo así y estoy resentido –dice al recordar el affaire Jujuy–. Creo que me hicieron actuar como un personaje sin saber que yo tenía ese rol y quiero dejar en claro que no vine a participar en una campaña de greenwashing. La siguiente pregunta lógica sería: ¿y entonces cuál es la alternativa si no se puede extraer litio?

–¿Cuál es la alternativa?

–En primer lugar, el mayor problema del calentamiento global no es el transporte, que representa el 13% de las emisiones totales, sino la ganadería, que es responsable de al menos el 15%, y provoca otros problemas como pérdida de hábitats, pérdida de biodiversidad, vulneración de derechos indígenas, deforestación. Así que el mayor problema tiene que ver con qué comemos; algo de lo que nadie quiere escuchar aquí en Argentina. No podés decir que te importa el medio ambiente y seguir comiendo carne y queso.

La foto oficial que difundió la Gobernación de Jujuy.
Foto: @GerardoMorales

–¿Conocía la resistencia de las comunidades originarias a la extracción del litio?

–No, lo que se debe a mi ignorancia. Yo siempre pensé que era un proceso de extracción relativamente inocente porque era por evaporación. Nunca se me ocurrió que podía crear problemas de seguridad del agua a gran escala para la gente que vive en esa zona ni degradar la biodiversidad de un ecosistema importante. Tengo contactos alrededor del mundo con comunidades que pelean por los derechos indígenas, pero no tenía en Argentina porque nunca había estado acá. Lo irónico es que ahora los tendré.

–¿Cómo piensa ayudar a las comunidades que están reclamando?

–Como resultado de lo que ha pasado en las últimas 48 horas vamos a invertir dinero y energía en este problema. La gran ironía es que si se hubiesen quedado callados y no me hubiesen invitado no me habría enterado. O quizás sí. Pero no hubiese quedado en el medio. No podemos resolver todos los problemas del mundo, pero si se te presenta uno delante tienes que hacer algo con él.

–Después de haber filmado Avatar, ¿siente que tiene una responsabilidad mayor sobre estos temas?

–Absolutamente. Cuando salió Avatar me di cuenta, en primer lugar, de que si a la gente le importaba la película y se emocionaba, entonces también les importaba la naturaleza y hacerse cargo de eso. Sinceramente, yo pensaba que estos conflictos pertenecían a la era colonial y que ya los veíamos por el espejo retrovisor, pero me di cuenta que siguen existiendo, sólo que están más escondidos.

Foto: Edgardo Gómez
Invisibilizadas

“No podemos nuevamente convertir a nuestro territorio en una zona de sacrificio para que cada estadounidense tenga su automóvil Tesla eléctrico», se queja el abogado ambientalista Enrique Viale, uno de los responsables de haberle hecho llegar a James Cameron el reclamo de las comunidades originarias de las Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, en Jujuy.

El sábado por la mañana, el director canadiense recibió en su suite del Four Season a Verónica Chávez, referente de la Comunidad Santuario Tres Pozos.

Las comunidades, organizaciones ambientales, culturales y artísticas denunciaron el «greenwashing» que representó la reunión de Cameron con el gobernador jujeño Gerardo Morales, en días en los que vive masivas movilizaciones de docentes, médicos, estatales y comunidades indígenas en reclamo por su intento de reforma constitucional.
«Detrás de la fiebre del litio –concluye Viale– hay comunidades que viven hace siglos en total armonía con los salares altoandinos y que ven en peligro su forma de vida y territorio ante la embestida minera. Están siendo invisibilizadas, no se las consulta, como si no existiesen”.

La carta que le enviaron las comunidades

Con el asunto “Preocupaciones de las comunidades indígenas locales sobre el uso de su imagen para hacer greenwashing a la minería de alto impacto socio-ambiental”, las comunidades de Cuenca Salinas Grande y Laguna de Guayatayoc enviaron al director de cine James Cameron una carta para “acercarle información de lo que está ocurriendo en nuestra provincia en relación con la industria extractiva del litio”.

“Habiendo tomado conocimiento de su próxima visita a la Argentina para participar en el Foro de Desarrollo Sostenible ‘Sustentabilizando’, nosotros, miembros de comunidades, le pedimos que reconsidere su participación en el evento o, en forma alternativa, nos conceda una reunión para profundizar estos puntos ¿Por qué? Tenemos la convicción de que su credibilidad y notoriedad serán usadas para legitimar proyectos que dañan nuestra cultura, la naturaleza y nuestro derecho al agua”, comienza la misiva.

“La minería de litio –continúa– que hoy se disfraza de necesidad clave para lograr una transición energética, tiene impactos crueles e irreversibles en nuestras comunidades. La naturaleza de esta zona de la Argentina es muy diferente a la grandiosidad megadiversa de Pandora, o de la Amazonia, pero cuenta con una belleza propia que hoy es amenazada por una nueva forma de colonialismo que se disfraza de verde: la producción de baterías a gran escala para la elaboración de paneles solares, autos eléctricos y otras innovaciones que, paradójicamente, es hoy un boom en la carrera por la transición hacia energías libres de petróleo».

Por último, el texto refiere que “quienes organizan la visita en Argentina y la provincia de Jujuy seguramente busquen contarle una historia parcial sobre potencialidades para la inversión económica, pero difícilmente le cuenten cómo estas propuestas de inversiones y proyectos están afectando nuestros Derechos Humanos, entre ellos el derecho al agua, al ambiente sano, y a la autodeterminación que nos corresponde como comunidades indígenas. Nosotros vivimos cuidando a la naturaleza desde hace siglos. Protegemos los salares y a la naturaleza que vive en esos territorios. Lamentablemente, hoy somos una nueva zona de sacrificio para esta competencia geopolítica”.