Volver a la tierra. Es en esta propuesta simple de agroturismo, Madariaga  y Florencio Varela revelan su perfil más dulce y puro: invitan a conocer y saborear la producción frutal que crece en sus territorios y que utilizan como materia prima en comercios locales, como base en elaboraciones artesanales y para exportar a otras latitudes.

Tanto el kiwi como la frutilla se transformaron, a través del tiempo, en parte de la tradición y de la memoria gastronómica de los habitantes de esos municipios.

De Nueva Zelanda a General Madariaga

Cuentan que fue en 1987, cuando llegaron las primeras plantas de kiwi desde Nueva Zelanda hasta el paraje Macedo en la provincia de Buenos Aires. El establecimiento El Manzanar fue el encargado de desarrollar este cultivo, analizar y considerar óptimas las condiciones climáticas para el crecimiento de este fruto. 

Cuatro años después nació El Kiwal S.A, empresa que convirtió a este lugar es destino turístico en un polo de desarrollo con la creación de una industria integrada que incluye la selección, clasificación y embalaje de la fruta para su comercialización.

La producción de kiwis que se obtiene representa un gran porcentaje de las exportaciones hacia la comunidad europea. “Actualmente en el paraje Macedo hay más de sesenta hectáreas en diferentes niveles de producción”, informaron desde el municipio.

Esta fruta proveniente de Oceanía se caracteriza por su alto contenido en vitamina C y E, por sus propiedades antiinflamatorias y antialérgicas: mejora la circulación sanguínea, contribuye a una buena digestión, regula la presión arterial y es rico en ácido fólico y en magnesio.

Los madariaguenses se fijaron un objetivo: promover la identidad del pago. Y es así como en mayo de 2011 se llevó adelante la primera edición de la Fiesta del Kiwi que se realizó durante la etapa de cosecha.

La propuesta de la celebración fue ideada por estudiantes de la escuela secundaria local y recibió el respaldo de otras instituciones educativas. Durante los festejos se comercializan mermeladas, dulces y tortas que tienen al kiwi como protagonista.

Los visitantes que pasen por General Madariaga pueden conocer las plantaciones y seguir el paso a paso bien de cerca del proceso de producción a través de las recorridas guiadas que organiza la dirección de turismo local (IG: @turismomadariaga). 

Con la misma intensidad pero de otro color, son los Frutillares de Florencio Varela. La historia de este cultivo comenzó en 1982 en la localidad de La Capilla cuando el productor italiano Francisco Marini introdujo las primeras plantas provenientes de Mendoza.

Así comprobaron que las características climáticas de la zona son beneficiosas para la producción de ese fruto rojo. Las bajas temperaturas del invierno favorecen el crecimiento del cultivo que llega a la primavera con un tamaño considerable para poder ser cosechada entre los meses de octubre y enero.

“La incorporación de nuevas variedades y el aumento de los conocimientos técnicos propician el desarrollo y aumento de esta producción en el partido”, dicen desde el área de Desarrollo Productivo municipal.

El noventa por ciento de lo producido se destina a la comercialización en fresco y el restante se utiliza para la elaboración de dulces artesanales y para productos industriales.

Desde el distrito promueven vínculos comerciales que favorezcan el agregado de valor a la producción de frutillas, como la alianza entre heladerías locales y productores.

Además, Mariana Oviedo, funcionaria a cargo de turismo municipal, contó que están trabajando en el desarrollo de circuitos guiados “que permitan a los visitantes conocer los establecimientos productivos y dialogar con los protagonistas”.

General Madariaga y Florencio Varela son dos lugares bonaerenses que revelan sus perfiles más frutales y que exponen su orgullo por la producción local como parte de la identidad gastronómica de la Provincia.

Más info: 

www.buenosaires.tur.ar