Durante los últimos años de su segundo mandato, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, trató de instalarse como principal candidato de la oposición marcando “supuestas” diferencias con varios de los anuncios realizados por el Gobierno nacional. Oponerse al confinamiento escolar durante el pico de contagios más alto en el distrito porteño es, quizá, lo más recordado; pero también se enfrentó al Consenso Fiscal que empujó Nación, se puso en contra a la iniciativa de sumar una hora más de clases en escuelas porteñas, también se opone al revalúo de la AFIP sobre las propiedades; en las últimas semanas manifestó su oposición a seguir brindando la Asignación Universal por Hijo y diferentes planes y programas sociales, para aquellos que cortan las calles y, obviamente, también se opuso a que el Gobierno nacional, devuelva los puntos de coparticipación que Macri había quitado a Provincia y cedido al distrito porteño.

En las últimas horas el alcalde porteño, también se ubicó en la vereda de enfrente a la iniciativa de la «renta inesperada» que propone el Ejecutivo nacional que sólo afectará a empresas privadas con ganancias netas imponibles altas, superiores a los mil millones de pesos en el año; esto representa apenas el 3,2 por ciento de las empresas del país.

“Ante las intenciones del Gobierno Nacional de crear un nuevo impuesto o subir uno existente que gravaría la “renta inesperada”, quiero dejar claro que estamos absolutamente en contra y que cuando la iniciativa llegue al Congreso lo vamos a rechazar”, aseguró el jefe de Gobierno en sus redes sociales. “La Argentina no soporta un impuesto más”, sumó Larreta y agregó: “No hay más margen para aumentarles tributos a los que trabajan, quieren invertir y generar empleo. Es exactamente al revés, hay que dejarlos producir, crecer y poner en movimiento la rueda”.

Sin embargo, el mismo Rodríguez Larreta, tiene más de 30 impuestos volcados sobre quienes producen y generan puestos de trabajo en el distrito porteño, la mayoría sobre empresas constructoras, pero también sobre vecinas y vecinos que quieren montar un emprendimiento propio. Los más conocidos e históricos son: el impuesto a la Obra nueva, la ampliación y/o modificación con o sin demolición parcial; la demolición total y obra nueva; el registro de instalación nueva de prevención contra incendios; también el registro de instalación eléctrica nueva; el de instalación nueva de elementos guiados de transporte y el registro de instalación sanitaria.

A esta larga lista de gravámenes y cargas impositivas se le suman, el registro de instalación térmica, el de instalación electromecánica, el registro de instalación nueva de ventilación mecánica y el de instalación nueva de inflamables; al mismo tiempo que sus respectivos ajustes a la instalación eléctrica, de inflamables y el ajuste de instalación térmica. Los impuestos más recientes son: el Certificado Urbanístico, el gravamen a la Consulta de Usos y la Obligatoria General; el pago a la Consulta Obligatoria para Inmuebles en APH o Catalogados, y la Interpretación Urbanística, entre otros tantos.

El más polémico de todos los impuestos creados por Rodríguez Larreta, fue el conocido como el Impuesto de Sellos, que se concentra sobre las tarjetas de crédito, carga impositiva que se cobra a todos los que realizan compras en la Ciudad de Buenos Aires con las diferentes tarjetas bancarias y que se implementa desde enero de 2021. El monto ronda en el 1,2 por ciento del total de la factura y, los argumentos para implementar este nuevo tributo,  fueron, la supuesta “quita” de la coparticipación federal y el estado de emergencia sanitaria durante la pandemia.

Larreta había asegurado que el impuesto a las tarjetas de crédito iba a tener una duración de un año, pero el PRO, en la Legislatura porteña, sobre finales de diciembre del año pasado aprobó su continuidad.

También siguen presentes el  Impuesto a la ganancia mínima presunta que se cobra de manera anual y representa el 1% que se aplica a los bienes que valen más de $200.000; el Impuesto a las transacciones bancarias, que se aplica a los créditos y débitos en cuentas de instituciones financieras locales, donde entran todos los movimientos de fondos y el porcentaje general aplicado es del 0,6%; el Impuesto a la transferencia de inmuebles, que tiene un tope del 1,5% y se aplica a la transferencia de un inmueble ubicado en la Argentina de propietarios residentes o no residentes, cuando la transferencia no esté sujeta al impuesto a las ganancias; y también Impuestos internos, aplicables a fabricantes e importadores de algunos bienes de consumo y servicios específicos con diferentes tasas. Los principales productos son: tabaco, alcohol, naftas y lubricantes, vino, oro, pieles y seguros patrimoniales entre otros.

Los tarifazos porteños

Durante la campaña de elecciones intermedias en 2021, el jefe de gobierno porteño, prometió que su gestión no iba a crear nuevos impuestos ni a aumentar los existentes, promesa que tampoco cumplió. Desde enero el peaje aumentó un 45% promedio, con un valor para el tránsito liviano en horario pico. Para el estacionamiento medido, en tanto, desde  el 24 de enero se incrementó un 50%, y pasó de $ 30 a $ 45; también la realización de la VTV tuvo una suba del 51% para los propietarios de los automóviles que pagan $ 4.023 en vez de los $ 2.665 de 2021, mientras que para las motos la tarifa será de $ 1.513 contra los $ 1.002 anteriores.

Por último, el Impuesto Inmobiliario, comenzó con aumentos mensuales y progresivos que van de la mano con la inflación porteña. Con este aumento, Larreta prevé recaudar más de $56.646 millones que representa el 6,7% del total de los ingresos.