La esencialidad de las tareas de cuidado durante la pandemia evidenció la importancia que tiene en la vida cotidiana, pero sobre todo el impacto de ellas tanto en la economía como en el trabajo.

Desde que asumió, el Ministerio de las Mujeres anticipó que serían las tareas de cuidado uno de los ejes más importantes dentro de su gestión, y en ese marco, en junio lanzaron el primer documento y hace unas semanas, lanzaron la campaña Cuidar en Igualdad.

“Entendemos que las tareas de cuidado están distribuidas desigualmente y feminizadas. Sobre esto se sustentan toda una serie de desigualdades que hacen a la desigualdad de género. Las mujeres y las identidades feminizadas y las niñas actualmente e históricamente dedicamos más tiempo, más esfuerzo, más horas de trabajo a estas tareas que sirven para sostener la vida”, expresa Pilar Escalante. “Eso hace que tengamos más tiempo, menos horas y menos posibilidades de desarrollarnos en la escuela, en el trabajo, en el descanso, y además afecta la salud”.

La campaña Cuidar en igualdad, apunta a una visibilización y valoración de esta ocupación para alcanzar una redistribución de esas tareas. “Buscamos el diálogo entre los distintos actores de los cuidados para poder recoger la diversidad de la forma en la que se dan esos cuidados en nuestro país”, destaca Escalante. “No es lo mismo la situación que puede haber en el centro de una población urbana, que en un espacio rural; o en barrios populares que en mujeres de clase media con trabajo registrado. Son todas situaciones distintas que es importante visibilizar y reconocer y en ese sentido, trabajar una campaña cultural es crucial” reconoce Escalante.

-¿Cómo se lleva adelante el trabajo en los barrios populares?

-Aquellas mujeres que podemos resolver las tareas de cuidado en el mercado, normalmente se hacen sobre otra mujer. Hay ahí una situación privilegiada que el mercado no resuelve todas las necesidades de cuidado, por eso es ahí donde tiene que estar el Estado, entendiendo que los cuidados son un derecho. Debemos avanzar en políticas públicas de cuidado que puedan tener una perspectiva comunitaria, tanto de la solución como de la situación a resolver. Esto no se trata de una organización individual de cada núcleo familiar o espacio de convivencia sino de una situación estructural, hay que avanzar hacia un sistema integrado federal de cuidado en el cual puedan acceder todas las personas tanto al derecho de ser cuidadas y cuidados como al de cuidar. Hay personas que quieren ejercer estas tareas pero al no tener este reconocimiento no pueden hacerlo. Entonces sobre eso hay que avanzar en políticas de licencias que reconozcan  efectivamente el trabajo que implica, trabajar en ampliar el espacio de cuidado de la primera infancia, en avanzar en la redistribución entre los géneros porque tal como decíamos en muchas situaciones hay varones que pueden ejercer esas tareas y por una cuestión cultural hoy no lo están haciendo y por eso recae sobre las mujeres.

-¿Cómo se articula el trabajo con los otros ministerios?

-La experiencia en la mesa interministerial de cuidado en términos de estrategia es muy valorable de resaltar, porque justamente lo que busca es potenciar todas las distintas líneas de políticas de cuidado que ya se vienen desarrollando en los ministerios y que efectivamente buscamos entralazar, coordinar y transversalizar con una perspectiva de género. Cuando hablamos de los cuidados y de la organización social de los cuidados no estamos hablando de algo que pueda centrarse sólo en un espacio, un ministerio o un área sino que atraviesan distintas áreas, distintos sectores y perspectivas. Por eso que es que necesitamos tener un trabajo coordinado conjunto, para pensar. Por ejemplo, la ESI (Educación Sexual Integral) es crucial para pensar cuáles son los roles de género que producen y lo que genera en esta sociedad. Es una herramienta de lo más potente para poder pensar efectivamente el cambio hacia la igualdad.

-¿Cómo se analiza y se aborda lo que sucede en las provincias y lo que sucede en Capital?

-Hay algo general que tiene que ver con esta situación de invisibilización que es parte de lo que esta campaña busca recabar. La campaña tiene como actividad central los parlamentos de cuidados que son espacios de diálogo de distintos actores, cuidadoras cuidadores, población que necesita ser cuidada, activistas, espacios de gobiernos provinciales, locales. Eso se busca articular en un parlamento que pueda justamente recabar cuál es la situación de los cuidados en casa zona: cuáles son las necesidades y cuáles son las demandas, y cuáles son las herramientas y las realidades, porque si bien son invisibilizadas existen y se sostienen. Todas hemos sido cuidadas y en algún momento de la vida volveremos a ser cuidadas, todas hemos cuidado a alguien no es una situación novedosa, lo novedoso es empezar a mirarlas, parte de eso es la riqueza de la campaña y que estamos llevando adelante.

-Cuáles es la diferencia de dedicación a estas tareas entre varones y mujeres?

– Hoy el promedio de participación en el trabajo doméstico muestra un promedio de seis horas en mujeres y tres en varones. Esa es una clara diferencia en términos de género cuando las mujeres dedicamos casi el doble de horas de nuestro día a cuidar, más nuestros trabajos que tenemos por fuera.

-¿Cuáles son los programas a futuro para abordar este tema?

-Hay dos cuestiones que se anudan en el tema de cuidados, una es poder pensar y dimensionar que en las tareas de cuidado es en donde está la sustentabilidad de la vida porque de la posibilidad efectiva que tenemos de vivir está dada porque alguien nos cuida. Tener esto como perspectiva es hacer política desde una perspectiva que cuide efectivamente la vida. En la pandemia se vio de una manera muy clara cómo nos afecta y qué consecuencias tiene, de hecho los trabajos esenciales han sido aquellos trabajos de cuidados. Por un lado, está eso que las políticas se puedan pensar desde los lugares en los cuales se realiza la vida, y por otro lado, en la desigual distribución de los cuidados se centra el núcleo de la desigualdad de género y ahí se basa la violencia por motivos de género. Poder trabajar en post de un reconocimiento, la redistribución y de una perspectiva igualitaria de los cuidados como derecho, como necesidad y como trabajo, va a permitir construir efectivamente una sociedad mucho más igualitaria y más justa. Y este ejemplo en el que los cuidados en una familia monoparental recaen sobre una niña que no puede ejercer su educación.