La cooperativa de trabajo Pilmaiquén, que funciona en El Hoyo provincia de Chubut, nació en agosto de 2021 tras un incendio que provocó grandes pérdidas naturales y materiales en esa localidad. Todo comenzó cuando nueve socios -ahora son once- decidieron organizarse para trabajar como productores agropecuarios.

Todos ellos habían resultado damnificados de la catástrofe que se desató por un incendio y que afectó a las localidades de El Hoyo y Lago Puelo el 9 de marzo del mismo año. Luego de lo que padecieron, incorporando la construcción de viviendas autogestivas que sostienen en la actualidad y esperan un aporte económico -que ya está firmado- del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).

Además, comenzaron a hacer diferentes capacitaciones que les brindaron desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Lo hicieron con el fin de mitigar el desarrollo de la plaga de la mosca de alas manchadas (Drosophila Suzukii) que afecta -en mayor medida- a la fruta fina.

Fuerza cooperativa y los desafíos de Pilmaiquén

“En este contexto de asociativismo conocimos a Gerardo De la Vega, quien al ver que lo habíamos perdido todo en el incendio y que estábamos intentando volver a levantar nuestras producciones, nos brindó la oportunidad de trabajar en conjunto”, recordó Jesica Castillo, productora agropecuaria y secretaria de la cooperativa de trabajo Pilmaiquén, en diálogo con Tiempo.

Continuó relatando que este hombre fue quien tuvo la idea de “crear esta sinergia entre el Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias Bariloche (IFAB), el INTA, el CONICET, la Cooperativa Ecoforestales de Bariloche, Río Negro; la Cooperativa Mujeres de Oro en Acción (MOA) de Fernandez Oro, Río Negro; y COO.TRA.MET de Bariloche, Río Negro”.

Cabe destacar que los desafíos que tiene el proyecto -Desarrollo Cooperativo en la Fruta Fina, El Proyecto de La Mosquita- son la producción agroecológica de fruta fina, la ampliación de servicios para las cooperativas y el desarrollo sinérgico entre los distintos actores.

“Podemos decir que estos desafíos hoy están siendo superados, ya que se está ejecutando la etapa final del proyecto, el que se lleva a cabo con la implementación de un porcentaje de cultivos en espalderos tradicionales y otra parte de los cultivos en espalderos móviles”, aseguró la secretaria, de43 años. También señaló que todo “esto facilitará el estudio sobre el avance de la plaga -mosca de alas manchadas- y favorecerá a la producción de frutas finas de mejor calidad y en gran cantidad”.

Capacitarse para luchar contra la mosca

“Las capacitaciones, el desarrollo y la ejecución del proyecto, junto a la búsqueda de soluciones para potenciar la situación socioeconómica de las cooperativas involucradas, ha sido de suma importancia para nosotros”, valoró Jesica, en relación a los saberes que incorporaron. Continuó remarcando que “es lo que nos ha permitido poder volver a tener nuestras plantaciones de frutas finas”.

“Sin el apoyo y el acompañamiento del IFAB esto no hubiese sido posible en tan poco tiempo”, agradeció la secretaria. Además, enfatizó en que trabajando en conjunto tuvieron “la posibilidad de encontrar una solución para paliar los daños causados por la mosca de alas manchadas; esto es muy gratificante y esperanzador para todos los involucrados”.

Construcción de viviendas

“Muchas familias habíamos perdido nuestras casas con el incendio y las pudimos volver a construir cuando nos conformamos como cooperativa”, subrayó la secretaria. Lo mismo les había pasado con “las producciones agropecuarias, huertas, frutas finas y recuperamos todo con la autogestión”, agregó.

“En principio éramos nueve socios y ahora somos once, somos todos vecinos de un barrio popular que está reconocido por el ReNaBaP, los tres últimos compañeros se sumaron cuando empezamos con la construcción de viviendas”, recordó Jesica. También contó que esto fue en paralelo al trabajo agropecuario y que, por eso, “ampliamos el estatuto, porque estos nuevos socios tienen distintos saberes, como ser, gasista matriculado, albañilería, entre otros; la Municipalidad de El Hoyo nos ayudó en este emprendimiento que encaramos”.

https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/renabap

La relación con el INAES

“Tuvimos la posibilidad de conocer al presidente del INAES, Alexandre Roig, quien nos visitó y nos ofreció un proyecto para que pidamos un financiamiento económico, por lo cual estamos muy agradecidos”, celebró la mujer. Ahora solo esperan a que el Instituto tenga el recurso “para destinarlo a nuestra cooperativa, tenemos todas nuestras esperanzas puestas en eso”, dijo y recordó que en diciembre del 2021 el Instituto les otorgó la matrícula.

“Es muy difícil para mí poner en palabras todas las sensaciones que sentimos, porque el promedio de edad en nuestra cooperativa es de 40 a 45 años, y que te pase algo tan fuerte a esta altura de la vida por un incendio te parte el alma”, expresó la mujer, muy emocionada. Es por eso que “quiero aprovechar para agradecer a todas las personas que nos brindaron ayuda cuando perdimos hasta nuestras mascotas y animales de granja, incluso nuestras historias y nuestros proyectos”.  

“Pero después de haber hecho un duelo tan profundo, encontramos la posibilidad de formarnos como cooperativa, es muy significativo para nosotros, porque estamos reconstruyendo nuestro propio barrio con nuestras manos”, profundizó la secretaria. Finalizó recordando que “la primera vez que cobramos nuestros sueldos de la Economía Popular, en ese momento todos sentimos lo mismo, que volvimos a tener dignidad como seres humanos, por eso hoy militamos el cooperativismo”.