Taquicardia, nerviosismo y estrés. Son solo algunas de las consecuencias que producen los impactos sonoros de alta intensidad en personas que sufren trastornos del espectro autista (TEA), una discapacidad que puede provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales y que afecta a todas las edades, pero también en personas que hiperacúsicas, que presentan mayor sensibilidad a los ruidos fuertes. Cada fin de año vuelve a ponerse en agenda este tema que preocupa a miles de personas afectadas cuando los productos pirotécnicos salen a venta. En los últimos años, casi siempre se apeló a la responsabilidad social de su uso mediante la toma de conciencia pero, lejos de alcanzar ese estado social, es una problemática que debe ser atendida por la Cartera de Salud a la cabeza, además de un trabajo interministerial con diferentes actores sociales.

Luego de varios años de lucha, mediante un trabajo coordinado entre organismos que defienden los derechos de personas con TEA, el Sindicato de la Industria de la Pirotecnia (Sueipa) y empresarios del sector; se acordó eliminar la producción de la fabricación de bombas y petardos de suelo, teniendo en cuenta el daño que provocan en personas con hipersensibilidad auditiva. Si bien es un proceso paulatino, desde este año se comenzará a erradicar la elaboración de estos productos lo que significa un gran avance.

“No hay un precedente de no fabricar estos productos en el país para proteger la salud y la calidad de vida de miles de personas que sufren esta discapacidad”, afirma a Tiempo Vera Vera, coordinadora de la Red Federal de TGD Padres TEA, y presidenta de la Red Provincia Buenos Aires. “Igualmente hay que ver cómo se cumple porque es un proceso muy largo. Hay grupos que siguen con los carteles de ‘Pirotecnia Cero’, y nosotros consideramos que hay que cambiar ese discurso porque ningún absolutismo es bueno. No podemos ir en contra de una fuente laboral, no podemos ir por el todo cuando realmente no se logra nada”, agrega Vera

Desde la Red afirman que lo ideal es que exista una reconversión en la fabricación de artículos de pirotecnia estruendosa de alto impacto sonoro porque “los ruidos existen, las personas con hipersensibilidad auditiva tienen ese desafío permanente, y aparece cada vez que escuchan una sirena de bomberos, una ambulancia, en los ruidos que provocan los caños de escape de las motos. No podemos evitar que dejen de existir estos sonidos pero sí podemos trabajar, porque si bien tenemos leyes que habilitan el uso de la pirotecnia, también tenemos leyes que deben garantizar la salud de las personas”, subraya Vera.

Sentarse en la mesa con las empresas que producen o exportan estos productos fue un trabajo arduo, y no se acordó de un día para otro, pero la labor coordinada entre la Red Federal de TGD Padres TEA y el Sindicato de la Industria de la Pirotecnia (Sueipa), fue intensa. “Nuestro espacio es un gremio joven que tiene apenas dos años y era una actividad que estaba por desaparecer por el tema de las prohibiciones que iban a suceder en lo inmediato, y había sectores que no querían cambiar nada”, cuenta a Tiempo Guillermo Cantatore, secretario general del Sueipa. Empezar a hablar de una reconversión en un sector tradicionalista y reticente a cambios parecía imposible, pero finalmente se llegó a un acuerdo en las últimas horas. “Nosotros sabíamos que la evolución y el cambio que debíamos hacer era eliminar los productos de alto impacto, primero para que no sufran los pibes y las personas que tienen TEA y segundo para que no se pierdan más fuentes laborales en el sector. Todas las actividades evolucionan con el correr de los años y nosotros teníamos que hacer eso”, agrega

Si bien el dirigente gremial aplaude este avance, reconoció que en este tema, el sector, está un paso atrás porque debería haberse hecho hace muchos años. El primer encuentro entre el Sindicato, el ministro de Ambiente Juan Cabandié y el sector empresarial para tratar el acuerdo, fue el 6 de enero de 2020. En ese encuentro hubo un principio de acuerdo que se terminó de concretar en las últimas horas. El sector empresarial apoyaba la idea de la conciencia social sobre el tema, para que no compren esos productos, “pero desde nuestro sindicato siempre apoyamos la idea de que mejor que no existan para que nadie los pueda comprar”, suma Cantatore. Algunos de los productos que se dejarán de producir son: los morteros de 2 pulgadas y media, las conocidas popularmente como “bombas cebolla”, los “mata brujas”, las bombas de estruendo y los petardos de suelo, entre otros.

La medida también es apoyada por especialistas

“Este paso es muy importante porque las consecuencias de sonidos intensos e impredecibles impactan directamente en el oído interno, y el oído humano soporta 85 decibles de intensidad y estos ruidos de pirotecnia pueden llegar a 120 decibles y, en oídos sensibles, esto puede producir consecuencias irreversibles”, analiza en diálogo con Tiempo la doctora en Fonoaudiología Nora Neustadt, vicepresidenta de la Asociación Argentina de Logopedia, Foniatría y Audiología Argentina (ASALFA). Para la especialista, es necesario un relevamiento en el país de las personas que sufren de hipersensibilidad auditiva: “lamentablemente no existe un estudio cuantitativo sobre el tema en la Argentina pero sería muy necesario”. Al mismo tiempo, desde ASALFA, están trabajando en una campaña de concientización y prevención. “Lo que tratamos de evitar con la promoción y prevención de la salud auditiva es evitar el daño auditivo, llamado hipoacusia”, remata Neustadt.

Fuegos artificiales amigables

La Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales (Caefa) lanzó por segundo año consecutivo la campaña nacional “Celebremos siempre con fuegos artificiales amigables”, buscando el uso responsable y de menor impacto para las próximas fiestas de Navidad y Fin de Año.

Bajo esta consigna, durante todo el mes de diciembre los comercios, empresas y las 60.000 personas que trabajan en esta industria darán consejos sobre el uso responsable de los productos y alentarán la elección de aquellos con bajo impacto sonoro o lumínicos.