Después de transcurrir apenas 10 meses, y con productos diseñados y fabricados en la Argentina, reabrió Atucha II, la central nuclear de mayor capacidad del país que en octubre sufrió un desperfecto técnico.

En aquel momento uno de los cuatro separadores internos del reactor se había desprendido y se desplazó de su lugar. Quedó a 14 metros bajo el agua. Para extraerlo debieron crear una herramienta especial que lo fraccionara y luego pudiese sacarelo en trozos más pequeños. Además, reforzaron la soldadura del resto de las piezas.

La obra, que usualmente lleva 4 años, duró diez meses, con un costo 20 veces menor que la solución de diseño convencional que se importa.

«La solución implementada por Nucleoeléctrica Argentina permitió reparar la central de forma remota sin necesidad de desarmar el reactor, como se recomendaba en el diseñador original de la central, lo que permitió acortar los plazos de reparación de cuatro años a diez meses», indicaron desde la empresa local que se encargó de la tarea.

«La concreción de este desafío no solamente marca un nuevo hito para la industria nuclear argentina, sino que también confirma las capacidades científico-tecnológicas del país para llevar adelante proyectos complejos de ingeniería. De esta manera, la experiencia adquirida por Nucleoeléctrica en esta reparación permitirá al país exportar conocimiento y herramientas para el uso en otras centrales nucleares del mundo», acotaron.

La reparación

Desde la empresa relataron que, una vez sucedido el desperfecto, en octubre, diseñaron todas las herramientas necesarias para realizar el procedimiento, «entre las que se encuentran la herramienta de corte, base de corte, herramienta de sujeción, pinza de agarre, el diseño de un canasto para colocar y extraer la pieza y el diseño de una herramienta de iluminación y visión para poder monitorear la maniobra».

Para poder llevar a cabo la construcción de las herramientas, trabajaron en conjunto con proveedores nacionales. «De esta manera, Nucleoeléctrica colaboró con todo su conocimiento al desarrollo de la industria nacional».

Relataron que se diseñó, fabricó e instaló un modelo a escala real (mockup) del sector del reactor en el que se realiza la intervención. «Esta instalación fue fundamental para el entrenamiento del personal, lo que permitió realizar la tarea en los tiempos planificados. El tanque que se utilizó para representar el tanque del moderador es el mismo que se utilizó como mock up para probar las herramientas y ensayar las maniobras que permitieron la reparación histórica del reactor de Atucha I de 1988».

Desde la Secretaría de Energía destacaron que «gracias al talento y esfuerzo argentino», el tiempo de reparación se redujo de 4 años a 10 meses y se evitó una pérdida de más de USD 1.000 millones por costos de energía no suministrada. El potencial de la empresa es de hasta 745 MWe, el doble que Atucha I, y más que la Central Nuclear Embalse (656 MWe).

La secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royón, reconoció el trabajo de los más de 3.000 trabajadores de Atucha y su compromiso con el desarrollo del sector energético: «Argentina no sólo tiene los recursos naturales que el mundo necesita, sino también un recurso humano privilegiado.»

Y completó: “En el mundo nos decían que esta reparación iba a necesitar cuatro años y que iba a ser necesario desarmar el reactor con el costo y el riesgo que esto conlleva, ya que se trata de la máquina más grande de nuestro sistema. Y nosotros la llevamos adelante en diez meses”.

Carem y la energía nuclear

En los últimos años la Argentina siguió avanzando con el desarrollo de energía nuclear, con un proyecto que se destaca por su vanguardia que se sumará a las tres centrales ya existentes, que utilizan uranio natural como material de fisión y agua pesada como moderador de neutrones y como refrigerante para su funcionamiento.

En Lima, partido bonaerense de Zárate, sobresale el proyecto CAREM, el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en nuestro país. “Si Argentina logra desarrollarlo a tiempo –destacó Roberto Salvarezza, titular de Y-TEC– estaría liderando un mercado de pequeños reactores que promete ser muy estratégico a nivel mundial compitiendo con grandes actores como Estados Unidos, China y Rusia”.