Violencia es mentir

Por: Ricardo Gotta

Los cambios tecnológicos de las últimas décadas sacudieron nuestras vidas en todo lo cotidiano, incluidos nuestros oficios. La enorme mayoría de ellos debieron adecuarse a los transformadores tiempos de internet. Una de las profesiones que mutó de cuajo es el periodismo, en sus distintas variantes. Claro que un tema es la metodología específica de cada función, en este caso alimentada, influenciada casi infinitamente por la modernidad. Y, aunque haya quien lo considere un viejazo, otra cuestión muy diferente abarca los parámetros éticos, los principios y los escrúpulos, la responsabilidad, los patrones elementales con los que se desarrolla cada función. Que también mudaron en forma rotunda desde hace algunos lustros hasta la actualidad, no tanto por influencias tecnológicas sino más por la paulatina y decidida degradación de ciertos principios individuales. Aunque, por supuesto, no en todos los casos.

La doble vara siempre existió. También quienes ejercen la potestad de trasmitir un pensamiento distinto y aplicarlo con integridad a la profesión. Lo opuesto es ejercer el periodismo como la militancia del odio. Aplicarla, replicarla, derribar todos los límites. Y como corolario transitar la hipocresía de transferir la malicia propia al otro, de achacarle el discurso perverso que ellos mismos ejecutan.

Pero, por caso, qué tipo de periodismo hace una persona que celebra que a un ex canciller enfermo de cáncer no lo dejen viajar para recibir un tratamiento: los más viejos recordarán la ominosa frase pintada en las calles o en las mentes odiadoras (“Viva el cáncer”). O quien diagnostica terribles enfermedades por tv, sin tener el más mínimo contacto con el pretendido paciente. O el que desestima la afección sicológica de esa muchacha a la que sometieron a la más despiadada coacción mediática, sólo por ser hija presidencial.  

Qué periodismo es ser parte de operaciones variadas con el fin de direccionar voluntades electorales (Nisman, triple crimen, cientos de otros casos…) que luego se diluyen en la nebulosa. Qué periodismo denuncia con mayor o menor habilidad dialéctica que “según alguien dijo…”, sin fuentes, sin chequeos, sin la menor rigurosidad. O quien mira a la cámara y denigra con burdísimos insultos hasta al mismísimo presidente, sin respeto a la persona y menos a la investidura presidencial. Qué periodismo es denigrar a las mujeres, a las diferentes razas, nacionalidades, religiones, condiciones físicas, elecciones de vida.

Qué periodismo dice que está en contra de los escraches y luego agasaja a los perpetradores de los hechos, sólo porque las víctimas osan pensar distinto que ellos y, encima, lo manifiestan. Los que acorralan a alguien por el sólo hecho de cobrar un plan social y soslayan buena parte de sus explicaciones. O los aprietan a testigos de casos que devienen en escándalos, como denunció sin más uno de ellos hace unas horas, sin la menor desmentida. Qué periodismo es el de los oscuros personajes que se ensañan durante décadas con dirigentes (CFK, por ejemplo), le dedican cientos de tapas, sesgan sus dichos, los culpan de todos los males de la humanidad, muestran dónde viven para que los vayan a buscar…

Qué periodismo es el que hace negocios con la pobreza, con los jubilados, con los pibes, que encubre genocidios, que vive de mentiras, de persecuciones política, que es la esencia del  lawfare.

Qué periodismo es el que no rinde culto con rigurosidad a la verdad. Esta semana hubo al menos dos hechos que sirven de ejemplos emblemáticos. Uno: apenas unos medios, Tiempo entre ellos, resaltaron la desgraciada muerte de una chiquita de 11 años por un caso de desnutrición, evidente ausencia de contención del gobierno de la Ciudad, blindado mediáticamente de un modo que causa escozor. Otro: la jueza Arroyo Salgado abrió un inesperado e incómodo ventilador al denunciar a políticos cercanos a muchos de esos periodistas, de favorecer el narcotráfico, pero todos ellos, vaya casualidad, eligieron como agenda hegemónica una nueva desbordante andanada sobre Milagro Sala, claro ejemplo de hostigamiento. Como otros, sí,  aunque ella ya lleva 2409 días en condición de presa política.

En este contexto, un periodista de la vereda opuesta, Roberto Navarro, decidió opinar que el Estado debería hacer lo conveniente para frenar a ese periodismo violento. La brutal réplica corporativa fue la de querellarlo penalmente ante la Justicia representada por la turbiedad de Comodoro Py y exigir que se lo ponga bajo rejas. A quien se “atrevió” a mencionarlos por su nombre y apellido y advirtió la obviedad de que “mañana un loco puede matar a alguien”. ¿Se requiere un ejemplo más claro de intento de sometimiento cultural al poder dominante? Autoerigidos en jueces de la verdad, esos periodistas y muchas asociaciones cómplices, eligen acciones intimidantes, trastocando los roles de la víctima y del victimario. Juegan con cosas que no tienen repuesto.

El rol de los medios lleva años de un debate tan saludable como inacabable. Lo propició, aún con sus limitaciones, la Ley de Medios impulsada durante el kirchnerismo y derrumbada por el macrismo, en una de sus primeras acciones.

Denunciar a los violentos no es violencia, no es denunciar a los que respetan la verdad sino lo contrario, una explícita defensa de los que se aferran al periodismo independiente, teniendo muy en cuenta que una cosa es la libertad de expresión y otra muy distinta la de las empresas que los contratan. Tal vez lo comprendan, incluso los que manipulan esas libertades y consienten las peores aberraciones en su honor.

Jamás nos erigiremos en la vanguardia que se sube a un altar para endiosar el accionar propio. Cada uno desarrolla sus convicciones donde quiere, o donde puede, incluso en los medios hegemónicos. Así como todos cometemos errores, aunque muchos los transiten con buena fe y muchos otros con mala leche. Esa es la diferencia sustancial.  . «

Ver comentarios

Compartir

Ley Bases: señalan que los beneficios para «grandes inversores» generan desventajas para empresarios locales

El ministro del Interior Guillermo Francos y el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, defendieron ese…

13 mins hace

Jerry Seinfeld vuelve con “Sin glasear”, una comedia delirante, cáustica y repleta de estrellas

El famoso actor, comediante y escritor neoyorquino ahora también es director y debutó en Netflix.…

1 hora hace

Evita vive: sus reflexiones en «La razón de mi vida»

Hasta 1955 se imprimieron más de un millón de ejemplares de la biografía de Eva…

1 hora hace

El gobierno expandió el impuesto PAIS para gravar giros de dividendos al exterior

También alcanzará a la compra de bonos Bopreal. El tributo ya representa el 6% de…

3 horas hace

La Justicia declaró nulo el Código de Edificación de CABA, tras el reclamo de personas con discapacidad

En el marco de una demanda colectiva iniciada por Fundación Rumbos, la jueza Liberatori consideró…

4 horas hace

Ley Bases en el Senado: Francos debió defender ante la oposición los errores en el proyecto que llegó de Diputados

El ministro del Interior también se refirió al RIGI. Unión por la Patria habló de…

4 horas hace

Inseguridad en hospitales porteños: denuncian robos, abuso sexual y violencia laboral

Al igual que en varias escuelas, algunos hospitales de la Ciudad sufren diferentes situaciones de…

5 horas hace

El gobierno cambiará el nombre del CCK: pasará a llamarse «Palacio Libertad»

Con el fin de eliminar la connotación política que lleva, será rebautizado con la palabra…

5 horas hace

Antes del debate en el Senado, denuncian que modificaron la Ley Bases aprobada por Diputados

Desde UxP denuncian diferencias entre lo que se votó en la Cámara baja y el…

6 horas hace

Editorial Norma y su stand interactivo dedicado a la Paz

Una propuesta distinta que llama a chicos y grandes a participar en la creencia de…

6 horas hace

Israel despliega tanques en Rafah, toma el paso fronterizo y prohíbe el ingreso de ayuda humanitaria

El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que un asalto a la ciudad…

7 horas hace