Culminó la cuenta regresiva para los cierres de alianzas. Fue un arduo camino con muchas idas y venidas. Y en ese rumbo, más allá de los frentes y los candidatos, no hay que perder de vista que lo que está en juego son dos modelos contrapuestos.

En el caso de Unión por la Patria, la nueva denominación de los partidos que integramos el Frente de Todos, el modelo es claro: «Tenemos una oportunidad única para poner a la Argentina en una senda de crecimiento económico con inclusión social. Para que el crecimiento sirva al desarrollo argentino y, fundamentalmente, a mejorar la calidad de vida de cada uno de nuestros compatriotas (…) nos unimos para garantizar la protección y soberanía de nuestros recursos naturales, que sirvan al trabajo y el desarrollo argentinos; para cuidar el trabajo y el salario; para desarrollar, de una vez por todas, una industria nacional fuerte y potente; para garantizar y hacer crecer la inversión en ciencia y tecnología argentina y para recuperar la independencia económica y por el desarrollo de una Argentina Federal».

Desde el otro modelo, Juntos por el Cambio (JxC) y Javier Milei no muestran diferencias significativas entre sus propuestas. Ambos apuntan a la profundización recesiva de sus políticas.

El ingreso de José Luis Espert a JxC, propuesto por Horacio Rodríguez Larreta, da cuenta de ello, al igual que la propuesta de alianza legislativa de Patricia Bullrich (en caso de ganar las elecciones) con Milei, otro ejemplo de las amplias coincidencias de fondo entre ambas coaliciones. El referente de La Libertad Avanza se comprometió a «estar a disposición» en el Congreso en caso de no llegar a la presidencia. Es evidente que ya expresan sin disimulo alguno la sincronía en sus ideas neoliberales.

En cuanto a las plataformas electorales, JxC hace referencia a «reconstruir nuestra casa», aunque paradójicamente cuando tuvieron la oportunidad de gestionar entre 2015 y 2019 hicieron todo lo contrario. Para citar sólo dos ejemplos, en esos cuatro años la deuda del sector público pasó del 53% del PIB al 90%, y con una proporción de obligaciones en moneda extranjera significativamente mayor, lo que la hacía mucho más difícil de pagar. En cuanto al mercado laboral, la tasa de desocupación pasó del 7,4% en 2015 al 8,9% en 2019 con un pico del 9,1% en 2018.

Las políticas que proponen son las mismas que en su momento llevaron a las denominadas «nueve emergencias» que dejaron de herencia. Planean una fuerte reducción del gasto junto con rebajas impositivas, lo que a su vez lleva a un feroz ajuste para lograr el «equilibrio fiscal». Proponen también una rápida unificación del tipo de cambio y la eliminación del mal llamado «cepo», es decir, una brutal devaluación. Hablan además de «quitar el peso del Estado sobre quienes producen» (lo que resultaría en una mayor concentración de la economía beneficiando a las muy grandes empresas) y de la eliminación del comercio exterior administrado. Confirman la idea de avanzar con la reprimarización de la economía al señalar que «el mundo demanda lo que Argentina puede producir de manera eficiente y competitiva: alimentos, minerales, energía (…) y lo que la innovación y el conocimiento de los argentinos genera». Una total omisión a una industria manufacturera con productos con mayor generación de valor agregado y que permitan dejar de depender de los vaivenes de los precios de las materias primas y del clima.

Por su parte, la tan mentada dolarización que propone Milei (una decisión de la cual no se puede volver) es otra forma de brutal ajuste a partir de la abrupta caída en la calidad de vida de la ciudadanía que ésta implicaría y la invalorable pérdida de soberanía monetaria. En lo demás, el programa económico de este espacio es casi un calco de lo que dice JxC. Hay mucho de «Estado canchero», por caso cuando señala que las «instituciones fundamentales» del liberalismo son «los mercados libres de intervención del Estado, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social». También propone un «fuerte recorte del gasto público y una reforma tributaria que empuje una baja de los impuestos (…) flexibilización laboral y apertura unilateral del comercio internacional».

En cuanto a las jubilaciones, mientras JxC apunta a un «sistema previsional sustentable» sin dejar en claro a qué se refiere, Milei es más directo al proponer «una reforma previsional para recortar el gasto del Estado en jubilaciones y pensiones», alentando un sistema de jubilación privada. En materia de salud, el «libertario» propone «una reforma profunda con impulso del sistema privado» y «competitividad libre entre empresas del sector».

En ninguno de los dos textos se hace mención a la problemática de la deuda, la principal limitante que existe para la mentada, en sus plataformas, «reconstrucción del país».

Podría seguir mencionando propuestas que van en la misma línea, por ejemplo en el sector educativo, pero no alcanzaría el espacio. Lo que queda claro es cuál sería el país en el que viviríamos de ganar alguna de estas alternativas de la oposición. Un país en el que, más allá de todo lo que hay para seguir mejorando, se revertiría lo que se logró hasta ahora en materia de derechos y de incentivos del Estado a la producción, el consumo y la generación de empleo.

Como bien dice la plataforma de Unión por la Patria: «Cuando elegimos quiénes van a conducir los destinos de nuestra Patria, estamos decidiendo quiénes van a llevar nuestras voces a ese debate en el que se juega la educación, la salud, el trabajo y la posibilidad de vivir mejor de cada uno de los argentinos y argentinas».

Datos de la coyuntura

Se conoció el índice de utilización de la capacidad instalada en la industria para el mes de abril, que se ubicó en 68,9%, un nivel superior al del mismo mes de 2022, que fue de 67,1%. Éste fue el mejor abril desde 2015, mientras que el promedio de enero a abril de este año fue también el mejor desde 2015.

Estas cifras implican que las empresas industriales (con sus diferencias entre ramas) están teniendo una demanda importante, y nos plantean la necesidad de la industria manufacturera de ir incorporando bienes de capital, con el objetivo de ampliar dicha capacidad instalada.

En otro orden de cosas, el Índice de Precios al Consumidor de mayo registró una variación del 7,8% en su nivel general. Un valor que, si bien aún es muy elevado, se encuentra bastante lejos del 9% que «pronosticaban» algunas consultoras privadas, que terminan siendo formadoras de opinión, incidiendo en las expectativas y en las variaciones de los precios.

El rubro de Alimentos y Bebidas, que impacta sobremanera en el bolsillo de los que menos tienen, marcó un valor del 5,8%, la mínima variación desde diciembre pasado. Dentro del fuerte impacto de la inflación sobre los ingresos de la población, éste último no deja de ser un dato alentador.

Aún queda mucho camino por recorrer en el objetivo de lograr valores inflacionarios moderados, no obstante, hay que destacar que el número de mayo representó un quiebre en la tendencia de los últimos cinco meses. Hay que insistir con las políticas que brinden un marco de estabilidad cambiaria y, de manera más decidida, apuntar a regular el comportamiento de los formadores de precios e intensificar las sanciones a quienes infringen tanto las normas como los acuerdos. «