Clara Town es un barrio pobre en Monrovia, la capital de uno de los países más pobre del África, Liberia. Ubicado en una zona pantanosa de la isla Burshrod, tiene un club de fútbol que desde su nombre ya adelanta de qué viene la mano por esos sitios, Young Survivors of Clara Town, Jóvenes Sobrevivientes de Clara Town. Allí, descalzo, un chico criado por la abuela como manda la tradición de la etnia Kru, George Weah, hizo sus primeros goles. Hoy, ese aguerrido delantero que ganó el Balón de Oro en 1995 con la camiseta de Milán, está a un paso de ser el nuevo presidente de su país.

Weah tuvo doce hermanos y se crió entre calles llenas de basura y la mayor parte del año inundadas. La abuela, Emma Klonjlaleh, no quería que perdiera tiempo en ese deporte que, creía, mucho beneficio no le iba a dejar y lo mandó a la escuela islámica para que tuviera alguna instrucción que le permitiera ser alguien en la vida.

Pero tenía habilidad y empuje. Y a pesar de que tuvo que ganarse el pan como telefonista en la compañía nacional Libteco, no cejó en su empeño por ser el mejor entre sus pares. Centrodelantero fuerte y de buen pie, pintaba para crack cuando en 1988, a los 22 años, un caza talentos convenció al Mónaco de ficharlo por pocas monedas.

Allí estuvo cuatro años, jugo 103 partidos e hizo 47 goles, hasta que pasó al Paris Saint-Germain, donde ganó varios títulos y fama internacional. Con el equipo milanés, en 1995 obtuvo el máximo galardón europeo, siendo el primer africano y hasta ahora el único que lo consiguió. Ese año también fue elegido el Jugador Mundial de la FIFA. De Milan paso al Chelsea, al Manchester City y de vuelta en Francia, a Olympique de Marsella. Se retiró en el Al Jazira de Emiratos ärabes Unidos en 2003 y desde entonces se pudo en la cabeza que sería presidente de Liberia.

El país, mientras Weah crecía internacionalmente, se sumía en una cruenta guerra civil. De hecho, estalló justo un año después de su partida, cuando comienzan a combatir los diversos grupos armados que terminaron con la dictadura de Samuel Kanyon Doe. Un acuerdo de paz de 1995 dio paso a elecciones que en 1997 dejaron en el poder al líder de uno de los grupos guerrilleros que habían participado de la contienda, Charles Taylor. Para 2003 Taylor, que sumió a su país en un océano de sangre, fue acusado de crímenes de lesa humanidad en su intervención en la Guerra civil de Sierra Leona.

Su caso es conocido cinematográficamente por la película Diamantes de Sangre, de 2006, protagonizada por Leonardo DiCaprio, donde se cuenta la oscura trama del intercambio de diamantes para la compra de armamento que se utilizaría en la guerra.

En agosto de 2010 el Tribunal especial para Sierra Leona abrió juicio contra el ex presidente liberiano, quien fue condenado en 2012 a 50 años de cárcel. Entre los testigos en el proceso tuvo que asistir la modelo Naomi Campbell, quien había recibido como regalo de Taylor, algunas de esas piedras preciosas

Weah se había presentado como candidato presidencial en 2005, al fin de la segunda guerra civil liberiana. En la primera vuelta obtuvo más del 28 % de los votos con el partido Congreso para el Cambio Democrático (CDC). La rival para la segunda ronda fue Ellen Johnson Sirleaf, candidata del Partido de la Unidad (UP) y egresada de la Universidad de Harvard. La mujer logró convencer al electorado de que Weah no tenía preparación como para hacerse cargo del poder en ese momento delicado de la nación y del 19,8% inicial trepó al 58,4% en el balotaje. El ex futbolista denunció fraude y no reconoció el resultado sino varias semanas más tarde. Sirleaf recibió en 2011 el premio Nobel de la Paz.

Weah, a su vez, que fue designado Embajador de Buena Voluntad de UNICEF en 1997, fue elaborando un plan de gobierno y preparándose para reemplazar a la primer mujer en gobernar en elecciones libres ese país que tiene una historia muy particular.

En 1822 la Sociedad Estadounidense de Colonización buscó para dar una solución no bélica al «problema» de los esclavos libertos. Y buscó un territorio en África donde enviar a la población negra como si fuera una tierra prometida. El sitio elegido fue la actual Liberia, que de esa intención recibió el nombre. El presidente de EEUU era James Monroe, por eso la capital es Monrovia. Monroe fue el mismo que acuñó la frase «América era para los americanos», donde mostraba en ese 1823 sus aspiraciones imperiales.

Weah disputa la primera magistratura con al promesa de construir un sistema de educación gratuito desde la guardería harta la universidad. Pero aún debe esperar. En total son 20 candidatos y si bien las encuestas lo daban primero, habrá que ver si supera el 50% necesario para no ir a segunda vuelta. Los resultados se conocerán el 25 de octubre.