Para el Comando Sur, fuerza armada conjunta de los EEUU para el hemisferio sur, la expansión comercial, tecnológica y militar de China en américa latina y el Caribe es similar a una “depredación”, básicamente porque ello arruina sus negocios y desplaza al país como líder de los mercados en la región.

Así lo consideró su jefa, la general Laura Richardson, al afirmar que de continuar su “marcha implacable» y sin un liderazgo estadounidense, China podría llegar a ejercer una «influencia depredadora» como en África.

“Nuestro competidor estratégico a largo plazo”, dijo Richardson, “continúa su marcha implacable para expandir la influencia económica, diplomática, tecnológica, de información y militar en América Latina y el Caribe, y desafía la influencia de Estados Unidos en todos estos ámbitos».

Ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes (HASC por sus siglas en inglés), la jefa militar expuso que «sin nuestro liderazgo, la influencia negativa de la República Popular China en esta región pronto podría parecerse a la egoísta influencia depredadora que ahora tiene en África».

Con esa caracterización, se refiere a los intereses estratégicos de los chinos por los recursos y materias primas del continente africano, interés común a todas las potencias en ese y otros tantos territorios del planeta.

La Cámara de Representantes estadounidense aprobó en febrero un proyecto de ley que contiene un apartado sobre América Latina y el Caribe, donde estima que los programas de formación militar, venta de armas y actividades espaciales chinas en la región tienen un impacto en los intereses estratégicos de Estados Unidos y asegura que Beijing .exporta su modelo de seguridad interna y de control de la sociedad a través de tecnología avanzada e inteligencia artificial.

Eso sin contar con el desembolso de miles de millones de dólares en el sector energético y en préstamos, señala el proyecto de ley, en el que se acusa a China de intentar moldear a la opinión pública a través de intercambios entre pueblos, actividades culturales, programas educativos y el desarrollo de iniciativas de la información con alcance global.

China lanzó en 2013 el proyecto de las «Nuevas rutas de la seda» con el objetivo de mejorar los enlaces comerciales entre Asia, Europa y África, pero también abarca la construcción de puertos, vías férreas, aeropuertos y zonas industriales.

Por el momento ya lleva firmados acuerdos con cerca de 150 países y, según el Ministerio de Comercio, las empresas chinas invirtieron en 2021 más de 20.000 millones de dólares (17.400 millones de euros) en proyectos relacionados con las Nuevas Rutas de la Seda.

China, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, es el primer o segundo socio comercial de muchos países de América Latina y el Caribe. Es el mayor socio comercial de África y el cuarto inversor más importante en este continente.