Mientras centenares de educadores, estudiantes y militantes aguardaban su presencia para dar cierre al segundo Foro Internacional «Horizontes para la Educación de Nuestra América», Álvaro García Linera ingresó por la calle Perú de la ciudad de Santiago del Estero y sin dejar de lado su carisma y profundo respeto, se dirigió veloz hacia el salón donde lo aguardaban más de 30 campesinos de pueblos originarios y organizaciones sociales. 

Tras saludar a todos con un beso y un abrazo se sentó en el centro de una mesa ovalada para primero escuchar. Luego concientizar. «El aporte que hizo el Movimiento Indígena Campesino fue preguntarse ¿Por qué no convertimos la capacidad de movilización, de presencia territorial, de organización en instrumento y capital electoral en votos?», interpeló el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia ante dirigentes y representantes de las comunidades indígenas de distintas provincias de Argentina. Álvaro García Linera relató el origen del MAS (Movimiento al Socialismo), partido que gobierna desde 2006 uno de los países que padecía una de las mayores desigualdades del continente. 

«El aporte del indianismo, al plantearse y preguntarse ¿por qué los indios no nos volvemos poder?, fue una especie de reivindicación de la potencia y la fuerza disciplinada de la vida en comunidad y la capacidad de irradiar el discurso a otros sectores», introdujo a los presentes en una profunda introspección con respecto a lo que hoy viven los pueblos originarios organizados de Santiago fundamentalmente, como también de Chaco, Formosa, Tucumán, Salta, Córdoba y otras. Mientras el vicepresidente de Bolivia contaba el inicio de la revolución indígena en su país, que en términos electorales tuvo como punto de partida el triunfo en cuatro municipios en las elecciones de 1997 y un crecimiento exponencial a raíz de las movilizaciones de 2002 y 2003, las autoridades del gobierno provincial y parlamentarios de la región aguardaban su turno en la antesala. «Así fue cómo surgió una confederación de movimientos sociales. 

Confederación flexible, laxa, no fácil. Que a veces se agranda, a veces se achica, aunque el núcleo es el movimiento indígena campesino que se irradia. Es como un tejido (estira su brazo y toca el centro de mesa que decora el mobiliario) pero no solo de dos o tres colores. Es un tejido multicolor de cómo se articulan mineros con campesinos, con comunidades, con profesores, defendiendo la fortaleza territorial de cada sector en la región», especificó García Linera, en una actividad ocurrida justo el día anterior a conocerse el linchamiento fatal del viceministro de Régimen Interior, Rodolfo Illanes, a manos de mineros que protestaban a 180 kilómetros de La Paz. Uno de los presentes, el co-fundador del MOCASE VC (Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina), Ángel Strapazzon, lamentó que “con el triunfo de Mauricio Macri empezamos a tener nuevamente el ataque directo a nuestra comunidad, de parte de ciertos sectores de empresarios que creen que nosotros debemos desaparecer o a lo sumo podemos llegar a ser sus peones”, contó Strapazzon del presente que poco se conoce. “Volvimos a 2000, 2001 o 2002. 

Vienen empresarios a adquirir tierras con distintos métodos, mecanismos clandestinos, con hasta 20 superposiciones de titulares de dominio”, relató. Tras recibir el premio Doctor Honoris Causa por la Universidad de Santiago del Estero, organizadora del evento, el vicepresidente de Bolivia remarcó los errores de la “oleada revolucionaria del nuevo milenio” y se despidió ante los 2000 asistentes, con la esperanza hecha palabra al citar a Mao Tse Tung: “Todo lo que está debajo del cielo, está en caos. Es una situación excelente”.«