El 24 de febrero de 2022, el presidente Vladimir Putin anunció una “Operación para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania” en la frontera común donde la Otán había acumulado gran cantidad de armas de última generación destinadas indudablemente a una ofensiva militar contra Rusia.

Este arsenal clandestino era la continuidad del golpe de EE UU y sus aliados de 2014 que se conoció como de la Plaza Maidán. En realidad la guerra comenzó en ese momento, con la participación de los batallones nazis como el Azov, el más famoso por la metodología fascista aplicada contra la población rusa, gitanos, judíos no religiosos y otros.

Este avance y la persecución a partidos políticos, dirigentes, las matanzas y las desapariciones forzadas hicieron que la población mayoritariamente rusa de Crimea votara para continuar bajo la Federación de Rusia. Luego Donetsk y Lugansk se declararon Repúblicas Populares independientes. El 15 de febrero de 2015, cuando se pusieron en marcha los Acuerdos de Minsk II, ya Kiev había declarado la guerra contra ambas repúblicas, que durante ocho años fueron bombardeadas por el gobierno ucraniano, mientras por tierra actuaban los criminales de los batallones nazis produciendo un verdadero genocidio. Putin recordó este viernes los esfuerzos diplomáticos realizados por su gobierno para una solución pacífica y dijo que los gobiernos de las nuevas repúblicas reclamaban urgente protección.

Las sanciones impuestas a Rusia han cerrado las puertas a la supuesta libertad de comercio y no sólo afectan a la Federación sino que debilitaron hasta límites imprevistos a la mayoría de países en el mundo. Los pueblos de Europa están sufriendo hasta la pérdida de su Estado de bienestar y cada vez más se lanzan a las calles reclamando por todo lo perdido.

Ante diputados del Partido Popular Democrático, el presidente de Hungría, Viktor Orban, afirmó este viernes que la economía de la Unión Europea se encuentra debilitada debido a la administración de Joe Biden, advirtiendo que en Bruselas “se defienden constantemente los intereses del presidente estadounidense, no los europeos”. “En apenas un año Europa perdió su independencia, su poderío económico y militar” agregó.

El gobierno chino presentó un proyecto de paz que debía comenzar con un alto al fuego inmediato, pero el gobierno de Biden lo rechazó por “falta de confianza” y porque China ampara a Rusia, un “país tan grande” que ataca a un país pequeño. Cinismo en estado de pureza. Vale recordar su invasión a la isla caribeña de Granada (5421 Km2 de superficie), en 1983.

Hasta el expresidente republicano Donald Trump advirtió que si él estuviera en el gobierno, ya habría pacificado la región para ocuparse de la crisis que vive su país,  donde cada vez es más evidente la decadencia imperial.

Hay una serie de consecuencias que no alcanzamos a citar aquí. América Latina está siendo sometida a una Guerra contrainsurgente porque EE UU necesita el control directo de nuestros grandes recursos naturales y para eso creó, financia y asesora a las nuevas alianzas de la derecha.

También aplica la guerra psicológica, para lo cual controla (inflitró) las estructuras judiciales, los entretenimientos, los grandes medios de comunicación e invirtió millones de dólares para dirigir, financiar y ordenar a sus “derechas” en toda América latina para incidir en los parlamentos. No necesita golpes de Estado al estilo de antes. Puede matar sin disparar armas a los dirigentes más populares mediante la desacreditación, la degradación, es decir matar moralmente. (Guerra de cuarta generación).     

México ha tomado una actitud soberana y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador adoptó una política neutral, advirtiendo que había que escuchar a ambas partes, y se puso al frente de un proyecto para unir a todos los mandatarios de la región y mediar entre Rusia y Ucrania. La política de neutralidad es la que nos fortalece para defender la paz.