«Argentina y Brasil en un mundo en transformación: diálogo entre Jorge Taiana y Celso Amorim» era el título de la charla organizada por la Fundación Friedrich Ebert (FES), que contó con el auspicio de Tiempo Argentino, Le Monde Diplomatique y Carta Capital, y también del Observatorio de Política Externa Brasileira, la Universidad Federal ABC y Nueva Sociedad.

La conversación, seguida en todo el mundo a través de la web, fue moderada en Buenos Aires por Svenja Blanke de FES y en Brasil por Ana Tereza Marra de UFABC, y giró en torno a la necesidad de consolidar una verdadera integración regional en el sendero de inicios de siglo cuando el Mercosur había dejado de ser solamente un proyecto comercial y se además creó la Unasur.

Ambos excancilleres destacaron que esos mecanismos fueron clave para la historia sudamericana reciente y pudieron construirse luego de muchas negociaciones entre gobiernos que no compartían la misma concepción del mundo –desde el colombiano Álvaro Uribe al venezolano Hugo Chávez– pero apostaron a la integración.

Taiana recordó que en 200 años de historia independiente, recién en el año 2000 pudo haber un encuentro de todos los presidentes, y fue convocado por el brasileño Fernando Henrique Cardoso. Amorim coincidió en que la integración se construye con mandatarios de derecha o de izquierda, siempre que sean “gobiernos normales”, aludiendo a la excepcionalidad de Jair Bolsonaro, al que calificó como de una pesadilla para su país.

Taiana abundó sobre la crisis del multilateralismo y la aparición de un multipolarismo, donde emergen potencias como la Unión Europea y países asiáticos. Un mundo G2, con EE UU y China como factores aglutinantes, no beneficia a ninguno de nuestros países, destacó. Luego añadió que hasta no hace mucho, para EE UU el enemigo era el terrorismo, pero ahora son Rusia y China. Por eso, nuestros territorios volvieron a ser el “patio trasero” en disputa.

Amorim acotó a su turno que “la crisis del multilateralismo tiene un nombre: Trump”. Y en el contexto de esa disputa, dijo, la Casa Blanca ahora promueve la designación de un candidato propio al BID, algo que no había ocurrido nunca.

La actual parálisis del Mercosur y el intento de eliminar Unasur son parte de esa ofensiva, que cuenta con la anuencia de gobiernos latinoamericanos sumisos y de una OEA incondicional de la Casa Blanca. “El Mercosur es un proyecto de paz, seguridad y democracia”, expresó Taiana. Amorim recordó que el puntapié inicial lo dieron José Sarney y Raúl Alfonsín.

“La respuesta a la pandemia hubiese sido mucho mejor con una Unasur activa y con el Mercosur trabajando en conjunto”, consideró el argentino. “Debemos evitar un Mercosur a la carta”, insistió Amorim, que no se guardó de cuestionar la anormalidad del actual gobierno brasileño al punto que despertó un momento humorístico del intercambio virtual, realizado este viernes. “Bolsonaro ha hecho una gran contribución en favor del peronismo, porque acusaban al populismo peronista de todos los males de América Latina y a la vista de él, ahora estamos mejorando nuestro perfil”, ironizó Taiana. Otro momento “populista” fue cuando, hablando de la necesidad de que los gobiernos negocien tratados de comercio de manera soberana con los grandes jugadores mundiales, como la UE, China y hasta EE UU, Taiana trajo a colación una frase de Arturo Jauretche: “No se trata de cambiar de collar sino de dejar de ser perro”.

“El mundo pospandemia tendrá que ser más solidario y será necesario trabajar en una integración mundial más amplia, encontrar el equilibrio e incorporar temas como el medio ambiente, la igualdad de género y otros», concluyó Amorim.