Ausencias notables, reclamos, posicionamientos, algunos firmes, otros obsecuentes y la jugada última del gobierno de los Estados Unidos de dirigir el cierre hacia sus intereses centrales marcaron el final de una Cumbre de las Américas que, con dificultades, se comprometió a encarar acciones sobre economía, clima y pandemias por venir, y a la vez la sostenibilidad democrática y un plan para los países que acogen grandes cantidades de migrantes y refugiados.

Por la tarde del viernes, 20 de las 32 naciones reunidas en Los Ángeles firmaron la llamada Declaración que lleva el nombre esa ciudad estadounidense sobre Migración y Protección, centrada en compartir responsabilidades en la gestión del flujo migratorio, en la que el país anfitrión se compromete a abrir las puertas a 20 mil personas, es decir, el triple de refugiados acogidos este año. La cifra parece escasa comparada con los 100 mil ucranianos con los que se comprometió la adminstración Biden después de que Rusia invadiera ese país. Por otra parte, anunció 314 millones de dólares en nuevos fondos para «ayuda humanitaria y asistencia al desarrollo de refugiados y migrantes vulnerables» en América Latina, que incluye un programa para venezolanos que han emigrado a 17 países de la región.

El tema, que involucra a varias naciones, es una preocupación central de los EE UU mucho más que del resto. Se calcula que unos 7500 migrantes irregulares, en su mayoría de Centroamérica, pero también de Cuba, Nicaragua Venezuela y Haití, intentan cruzar a diario la frontera con Estados Unidos, según datos oficiales del mes de abril.

La pretendida consigna de reconectar el continente al sur del Río Bravo con el país del Norte quedó deslucida por las críticas de varios de los asistentes, y ausencias, forzadas, entre las más sonantes la del presidente de México, por la exclusión del anfitrión contra Cuba, Nicaragua y Venezuela por considerarlos dictaduras. El “derecho de admisión” injustificado que señaló el presidente argentino, Alberto Fernández, en su discurso del jueves. A las críticas contra las acciones económicas del país que dañan el desarrollo de varias naciones, algunas de las que el presidente Biden podría considerarse ajeno por adjudicárseles a su antecesor, Donald Trump, varios líderes latinoamericanos e incluso activistas asistentes señalaron la vocación de “gendarme” de EE UU a través de la Organización de Estados Americanos y su virtual sargento, el secretario general Luis Almagro, quien eludió referirse a estas críticas durante su intervención.

El intento de sostener una hegemonía económica regional también fue, de alguna manera, boicoteado por los asistentes. No es historia nueva la pretensión de los EE UU de frenar el inexorable avance financiero e industrial de China en Latinoamérica, cosa que no solo no está logrando, sino que tampoco puede evitar que los Estados lo asuman como un aliado provechoso. En ese sentido, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, se manifestó el viernes argumentando que China está jugando «un rol constructivo en la región» y urgió a Estados Unidos a cooperar con Beijing.

En una agenda atravesada por la guerra entre Rusia y Ucrania y el impacto en el abastecimiento de alimentos, por lo que la ONU se animó a vaticinar “hambrunas catastróficas” en países pobres, la Cumbre se desarrolló en paralelo a un evento sobre prevención de la inseguridad alimentaria en el continente.

La cumbre fue considerada un revés diplomático por las ausencias del mexicano Andrés Manuel López Obrador, el presidente de Bolivia, Luis Arce, y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, entre otros. En representación de su país, el canciller mexicano calificó de «error estratégico» las exclusiones y sumó su crítica a Almagro, abogando a su vez por «refundar el orden interamericano».

En ese sentido destacaron también la conversación de Biden con el expresidente autoproclamado de Venezuela, Juan Guaidó, a quien no invitó como representación de su país, pero le aclaró por videollamada que lo sigue reconociendo en ese cargo, como lo había hecho entonces Trump.

Convenientemente ubicado al lado de Biden en la apertura del foro, el colombiano Iván Duque se mostró exultante por la decisión de excluir al gobierno de Nicolás Maduro y lo hizo extensivo a los otros países. «Aquí no hay exclusiones ideológicas, aquí hay un rechazo contundente, preclaro a cualquier forma de dictadura y atentado contra la estructura democrática en nuestras naciones», afirmó en su discurso quien está a un paso (el próximo domingo) de perder el poder en su país frente al avance histórico de la izquierda o bien de la extrema derecha camuflada de antisistema.  «

Bolsonaro, de ser soldado de Trump a «maravillarse» con Biden

El encuentro bilateral entre el estadounidense Joe Biden y el brasileño Jair Bolsonaro fue calificado por este último de “fantástico”. Ferviente seguidor y aliado de Donald Trump, Bolsonaro se afirmó “maravillado” tras la reunión ocurrida el jueves, en el contexto de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles. «Sentí del presidente Biden mucha sinceridad y mucha voluntad de resolver ciertos problemas», señaló. Si bien no trascendieron los detalles, se supo que la conversación de media hora y a puerta cerrada en una sala del Centro de Convenciones de Los Ángeles versó sobre las preocupaciones del estadounidense por unas elecciones libres y transparentes de cara a los comicios de octubre en que el actual mandatario se enfrentará al favorito en las encuestas, Luiz Inácio Lula da Silva. «Llegué por la vía democrática y estoy seguro de que cuando salga del gobierno será democráticamente», dijo antes de la reunión, para dejar clara su posición.

El otro tema tocado en el encuentro estuvo relacionado con el cambio climático y la preservación forestal, temas por los que Bolsonaro fue siempre criticado, sobre todo por su afán de avanzar sobre el Amazonas. Sin embargo, al salir de la reunión, mostró un aparente giro en sus propios argumentos. El viernes dijo que, ahora, no considera necesario utilizar territorio amazónico para expandir el agronegocio en su país. Además, Bolsonaro dedicó buena parte de su discurso de 15 minutos a la cuestión ambiental, tema que ocupó uno de los lugares centrales en la agenda de la cumbre.

Unos días antes había sido más enérgico, al quejarse de que las opiniones y acciones de otros países sobre la amazonía, una región tropical que atraviesa ocho países, con mayor proporción en Brasil. «A veces nos sentimos amenazados en nuestra soberanía en aquella área», había dicho Bolsonaro. En un tono conciliador, Biden concedió que Brasil había hecho «sacrificios verdaderos» por proteger la selva amazónica. «Creo que el resto del mundo debería poder ayudar a Brasil a preservar lo máximo posible», dijo.