Las delaciones de los ejecutivos de la empresa constructora Odebrecht sobre la corrupción en Petrobras pueden llegar a destituir al presidente Michel Temer: el instructor del juicio electoral que se realiza sobre las cuentas de campaña de 2014 defendió este miércoles incluir esos testimonios como prueba de irregularidades en la financiación electoral.

A menos de dos kilómetros del juicio, en el Palacio del Planalto (casa de gobierno), Temer levantó la apuesta mientras el Tribunal Superior Electoral (TSE) debatía su suerte y aseguró en un discurso que su gestión «continuará hasta el 31 de diciembre de 2018».

El juicio que se le sigue a la fórmula Dilma Rousseff-Michel Temer por las cuentas de campaña de la elección victoriosa de 2014 entró en su fase final -el proceso fue extendido hasta el sábado- luego de que el instructor del caso, Herman Benjamin, defendiera incluir las recientes delaciones de Odebrecht en la Operación Lava Jato.

Esa posición fue resistida por el presidente del Tribunal Superior Electoral, Gilmar Mendes, quien ha sido un consejero jurídico informal de Temer en la residencia oficial y criticó la «onda condenatoria» en el país.

El gobierno y la ex presidenta Dilma Rousseff hacen cuentas: según la prensa local, la tendencia por la absolución ha ganado fuerza en las últimas horas. Incluso la radio CBN apostó por la no condena por 4 votos contra 3, en base a opinión de especialistas en derecho electoral.

«Este es un juicio histórico», dijo Mendes al abrir hoy la segunda sesión de trabajos, destinada a escuchar los argumentos del instructor del caso a favor de recolectar los testimonios de la Operación Lava Jato para indicar que el fraude en Petrobras tuvo vinculación con las donaciones electorales, tanto las legales como ilegales.

En medio de la sesión, criticó al Partido de los Trabajadores (PT) y respaldó el ajuste económico: «La corrupción demuestra que el Estado tiene que tener menos presencia en la economía, ya que no hay ni capitalismo de amigos, ni capitalismo, hay un Estado tomado por una clase política defectuosa».

Según los analistas en derecho electoral, los posibles vicios del proceso (como incluir prueba ajena al inicio de la demanda) puede llevar a otros jueces a la absolución no por falta de elementos, sino por errores de procedimiento.

En tono indignado, el juez instructor Benjamin adhirió al viceprocurador Nicolao Dino de que hubo abuso de poder en la campaña de Rousseff, mientras que otros jueces reparaban que apenas las delaciones no son prueba, son sólo un comienzo.
Las delaciones de Odebrecht según la defensa de Rousseff se contradicen con la documentación: sobre todo porque Joao Santana dijo que Odebrecht le pagó parte del trabajo en cuentas en el exterior, algo que de acuerdo a la ex presidenta existió, pero fue por una campaña hecha en Panamá por el publicista.

El caso esconde grandes paradojas de la crisis brasileña: la denuncia la hizo el candidato derrotado Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), recientemente grabado diciendo que no aceptó la derrota «para hincharle las pelotas» al gobierno.

Temer apoyó la destitución de Rousseff el año pasado y aplica el programa económico de Neves, que no pudo retirar la demanda ante el Tribunal Superior Electoral.

Al igual que Temer, Neves fue grabado por el empresario delator Joesley Batista, dueño del frigorífico JBS, pidiendo sobornos y sus cuentas de campaña fueron irrigadas con pago de sobornos por obra pública, según la delación del propio Odebrecht.

«Las empresas no tienen ideología, aportaron dinero en todas las campañas», terció entre Mendes y Benjamin el juez Luiz Fux.

Benjamin denegó el pedido de las defensas de descartar las delaciones por tratarse de asuntos ajenos al inicio del proceso electoral. «Apenas los indios aislados de la Amazonia no saben lo que ocurrió, es público y notorio y es legal traerlo al juicio», sostuvo Benjamin.

«Estamos juzgando los principios de la propia república. La relación espuria del Estado con Odebrecht es de antes de 2003», dijo Benjamin entre sus argumentos para enfrentar una supuesta hipótesis de Mendes de que la red de desvío comenzó en el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).

Además de Odebrecht, las pruebas sobre posibles irregularidades tienen que ver con contrataciones supuestamente sobrefacturadas de empresas gráficas y realizadora de eventos para los actos de la campaña.

«Odebrecht fue un parásito de Petrobras y aquí estamos estudiando si hubo dinero de Petrobras en la campaña, incluso en la donaciones legales», subrayó Benjamin.

El juicio puede extenderse hasta el sábado: si Temer es condenado, puede apelar ante la corte suprema. A Rousseff, si es condenada, le cabe la inhabilitación de asumir cargos públicos por ocho años.

Rousseff argumenta que Santana y Odebrecht mintieron porque formaron una sociedad comercial para lavar dinero en el exterior. Temer, por su parte, quiere separar sus cuentas de las de Rousseff para intentar atribuir la culpa a su ex compañera de fórmula.

El presidente, acorralado por la policía federal, que le envió un cuestionario de 82 preguntas en la causa por corrupción de JBS, intentó hoy un movimiento positivo en la agenda económica, luego de que gracias a la agricultura creció 1% el PIB del primer trimestre, dejando atrás dos años en rojo.

«Es con satisfacción extraordinaria que puedo decir que ustedes me dan una inyección de optimismo para nuestro país. Es con esta aura, animación y vigor que ustedes producen que vamos a conducir el gobierno hasta el 31 de diciembre de 2018», dijo Temer a los empresarios rurales, confiando en salir ileso del juicio electoral.