El aniversario de la guerra en Ucrania encontró a los líderes occidentales en franca competencia por demostrar quién está más comprometido en apoyar a Volodimir Zelenski, aunque en la práctica eso no se pueda traducir más que en un rosario de promesas. De hecho, el este europeo se ha convertido en un agujero negro por donde pasan a otra dimensión ingentes cantidades de apoyo financiero, armamentos y vidas humanas. Ponerle una cifra a esas pérdidas resulta a esta altura imposible, porque ningún bando muestra las cartas. No sería prudente dar un número de bajas, tanto sean civiles como militares, pero Washington ya destinó casi 70.000 millones de dólares a los que hay que sumar otros dos mil anunciados este viernes. El armamento es otra incógnita porque mucho fue destruido en el marco de la estrategia rusa de “desmilitarizar”, y otro tanto aparece en manos de tropas irregulares de conflictos regionales en África.

El primero en visitar Kiev fue Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, quien llegó en un viaje secreto que lo llevó en avión al aeropuerto de Rzesznow-Jasionka, en el sur de Polonia, donde se subió a un tren que lo dejó en la capital ucraniana. Allí lo esperaba el excomediante vestido con su ya clásica remera de tipo militar. La comitiva que acompañó al mandatario estadounidense fue muy reducida y entre los medios de prensa solo llevó a una periodista del Wall Street Journal y un fotógrafo de la agencia Associated Press. Desde Moscú, la siempre filosa vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, María Zajárova, dijo que “Biden no se atrevió a visitar Kiev sin advertir a Rusia y sin pedirle a la parte rusa que garantizara su seguridad”.

Como sea, luego acudieron a esa cita en conmemoración del 24F de 2022 los jefes de Estado de España, Pedro Sánchez; de Italia, Giorgia Meloni; de Polonia, Mateusz Morawiecki, y hasta la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Giorgieva. Zelenski le pidió un nuevo crédito al FMI por 15.000 millones de dólares para solventar el déficit, los que se suman a otros 20.000 millones otorgados a lo largo del conflicto.

Los otros mandatarios prometieron, a su vez, en envío de tanques para aguantar el avance de las fuerzas rusas. Pero las cantidades de esos artefactos bélicos no parecen ser tan significativas: Sánchez anunció 12 Leopard alemanes de una serie vieja, Suecia anunció otros diez y Alemania completará 14 del último modelo, mientras que Morawiecki dijo que pronto sumará 60 de origen polaco, PT-61, a los 4 ya enviados. Zelenski, en respuesta, afirmó que “la victoria de Ucrania será inevitable si los países occidentales cumplen con su palabra y respetan los plazos de entrega”.

El problema es que, como lo reconoció hace unas semanas el propio jefe de la organización atlántica, Jens Stoltenberg, “la tasa actual de consumo de municiones en Ucrania supera ahora la capacidad de producción de los países de la Otán». Un tácito reconocimiento de que ni EE UU ni sus aliados occidentales pueden sostener una guerra de largo aliento como esta por mucho tiempo, lo que habla de una debilidad para la disputa hegemónica y un error de cálculo sobre las características que tomaría esta contienda o ambas cosas.

Esto ya es un indicativo de que si hubiera que hacer una evaluación de este primer año de conflicto, las potencias del oeste no la están pasando tan bien como alegan los medios afines en el campo de batalla. Cierto que tampoco Moscú puede afirmar que está a un paso de la victoria definitiva. La movilización de 300.000 reservistas en septiembre pasado fue una señal de que el primer contingente no fue suficiente para mantener las posiciones.

Desde el principio los especialistas en cuestiones militares sabían que si verdaderamente Rusia quería ocupar todo el territorio no tenía en el campo suficiente cantidad de soldados. De hecho, el primer “amague” sobre Kiev (1) no fue sino una estrategia para que las fuerzas ucranianas salieran del asedio al Donbass, que era el objetivo del Kremlin.

Algunos analistas entienden que el anuncio de Vladimir Putin de estos días de suspender la participación rusa en el START III, último tratado de desarme nuclear con EE UU, es una amenaza pero también una señal de que en Moscú prevén que la cosa viene para más largo y ponen un nuevo límite. Ya Donald Trump había suspendido el tratado de las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, que se había firmado en 1987, con lo que el riesgo de un enfrentamiento atómico sin red de contención se acrecienta.

En ese contexto, la cancillería china presentó este viernes una propuesta de doce puntos para encontrar una vía diplomática que resuelva el conflicto (2). El plan especifica la necesidad del respeto “de la soberanía de todos los países” que establece la Carta de las Naciones Unidas. “Todos los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, son miembros iguales de la comunidad internacional”, detalla, aunque agrega que “la seguridad de una región no debe lograrse fortaleciendo o ampliando bloques militares” mientras reclama “detener las sanciones unilaterales”.

En resumen, llama a sentarse a una mesa para reanudar las conversaciones de paz interrumpidas abruptamente por Ucrania en junio pasado y alerta sobre los riesgos de una escalada nuclear. Rusia aceptó el convite, en Occidente son más reacios. No quieren dejarle el rol de árbitro internacional a Beijing.

Esta semana, con el patrocinio de 75 países (entre ellos Chile, Ecuador, República Dominicana y Uruguay) y a instancias de EEUU, la Asamblea General de la ONU aprobó un documento que reclama el cese de hostilidades en Ucrania y el retiro de las tropas rusas. Obtuvo 141 votos a favor -entre ellos Argentina y Brasil- y 32 abstenciones, entre las que destacan China, India, Sudáfrica -integrantes del grupo BRICS con el gigante sudamericano- Bolivia y Cuba. En contra se pronunciaron Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Mali, Nicaragua y Siria. Y Europa anunció más sanciones a Rusia.

1-https://www.tiempoar.com.ar/mundo/la-estrategia-de-los-rusos-en-territorio-ucraniano-analizada-por-un-alto-mando-argentino/

2-https://www.fmprc.gov.cn/mfa_eng/zxxx_662805/202302/t20230224_11030713.html