Comiendo pan y tomando agua, decenas de personas permanecieron varias horas frente a la comandancia de policía del estado de Carabobo esperando noticias de sus parientes o de la documentación necesaria para sepultarlos. Ya había transcurrido 24 horas tras la tragedia. Eran los familiares de las 68 personas muertas durante un motín en un centro de reclusión provisional instalado en una comisaría de la ciudad venezolana de Valencia, en el estado de Carabobo, el peor episodio luctuoso en la historia de las cárceles del país.

«Ayer me dieron el cuerpo de mi sobrino. Él no está quemado, le dieron un tiro en la cabeza. Fue una masacre», denunció uno de los familiares. El fiscal general, Tarek William Saab, confirmó que la cifra de fallecidos se mantiene en 68 y que la causa fue un posible incendio. Por su lado la ONG Una Ventana a la Libertad –que defiende los derechos de los presos– asegura que las llamas fueron iniciadas por un grupo de detenidos que planeaba fugarse. «Intentaron secuestrar a dos policías. Al no lograrlo armaron un motín y decidieron quemar los colchones pensando que de esa forma les iban a abrir la puerta», dijo el director Carlos Nieto. Fue necesario que los bomberos abrieran un boquete en la parte posterior para evacuarlos. «Unos fallecieron calcinados y otros por asfixia», añadió, indicando que en el lugar había unos 200 internos.

La ONG estima en 400% la sobrepoblación en esas instalaciones. De otra estación policial, en la ciudad de Maracay (norte), escaparon este jueves 20 detenidos. Los fallecidos fueron 66 hombres y dos mujeres que visitaban las celdas, según el fiscal. Al menos 388 personas han muerto en los reclusorios del país desde 2011, según cifras oficiales y de ONG de Derechos Humanos. En agosto pasado, un motín dejó 37 muertos en unas celdas policiales del estado de Amazonas (sur), tras el cual se denunciaron «ejecuciones extrajudiciales». Mientras, en enero de 2013 unos 60 reclusos murieron en un amotinamiento en la cárcel de Uribana, en el estado de Lara. «