A un mes de la aparición de los “chalecos amarillos” (casseurs) en Francia, los manifestantes volvieron a tomar las calles. A pesar de las medidas tomadas por el presidente Emmanuel Macron, como suspender los impuestos al combustible, una de las principales causas de la revuelta, las protestas no se detienen, pero si menguaron la participación, especialmente luego que Macron anunciara un aumento de 100 euros del salario mínimo y que quitaría algunos impuestos y las cargas sociales a las horas extra.

Las redes sociales son el principal medio de convocatoria de este diverso grupo que no se identifica con ningún partido político ni posee dirigentes visibles. Esta semana Facebook estuvo al rojo vivo con los mensajes y posteos para la manifestación de este sábado. La presencia de los “chalecos amarillos” lejos de concentrarse en París estallan a lo largo de todo el territorio. La semana pasada, por ejemplo, Burdeos y Toulouse también fueron escenario de masivas protestas, en total se movilizaron unas 136 mil personas y la policía llegó a arrestar alrededor de 2000, un cifra record.

Para este sábado el dispositivos de seguridad dispuesto por el gobierno cuenta con 69 mil efectivos de las fuerzas de seguridad en contraste con los 89 mil del sábado anterior. De parte de las protestas se realizaban unas 230 acciones en todo el país, entre ellas cinco bloqueos a autopistas. Los detenidos de esta nueva jornada van subiendo, cerca del mediodía casi alcanzaban la centena.

A diferencia de otras manifestaciones, algunos analistas indican que esta protesta apunta más a reclamos políticos que económicos. Macron declaró el viernes que “nuestro país necesita calma, necesita orden” y que aportó una respuesta a las peticiones de los «chalecos amarillos», al mismo tiempo que criticó el modo que tomó estas semanas las protestas: “El diálogo (…) no se hace ocupando el espacio público y con violencia”, subrayó. 

Esta semana, además hubo un atentado atribuido a un islamista que causó cinco muertes en la ciudad de Estrasburgo y que el gobierno intentó utilizar para desmovilizar el reclamo. Pidieron a los manifestantes que suspendieran las concentraciones mientras buscaban al sospechoso. 

La represión en París contó con 8000 efectivos de refuerzo y 14vehículos blindados. Con avances de las fuerzas de seguridad, gases lacrimógenos y detenciones “preventivas”, incluidos registros a automóviles y transporte público, la jornada se desarrolla con tensión, qunque algo menor que semanas anteriores. 

Amnistía Internacional denunció las «lesiones causadas por la extremadamente dura respuesta a las protestas de los ‘chalecos amarillos’ y movimientos estudiantes” mientras que Reporteros Sin Fronteras denunció agresiones contra la prensa. 

La asociación «Robin des Bus», que venía transportando a los “chalecos amarillos” del norte a la capital, anuló las salidas previstas el sábado, porque los manifestantes no “se movilizaron para ir a París”, dijo a la AFP su presidente, Thibault Vayron. Esta semana y las próximas indican analistas enfocados en este movimiento serán cruciales, ya que comenzaron a aparecer algunas divisiones internas entre algunos que se radicalizan hacia la derecha y la izquierda. Al mismo tiempo, impactan las medidas ya mencionadas del gobierno de Macron, la cercanía de las fiestas de fin de año, y no es menor el atentado terrorista que causó cinco muertes.