Remo Carlotto, en su rol de director Ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del MERCOSUR (IPPDH), participa como invitado internacional del Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil en las elecciones. Ya instalado en Brasilia conversó con Tiempo. «El grupo participa en una serie de encuentros para tomar conocimiento del funcionamiento del sistema electoral, con distintos expertos de distintas regiones de toda Latinoamérica, de África y de Europa. Vamos a estar todo el día de estas elecciones viendo todo el desarrollo, tanto del sistema de votación como del resultado electoral el mismo día domingo (por hoy)».

–¿Cómo percibiste el clima preelectoral: tranquilo, tenso, violento? ¿Hay posibilidades de fraude?

–Se ha invitado a 150 representantes de instituciones de nivel internacional para que acompañen este proceso porque hay una preocupación: ha sido muy agredido el sistema electoral, cuestionado, se ha planteado su vulnerabilidad, pero no hay ninguna demostración real. Son solamente de carácter especulativo porque no hay ningún instrumento real que acredite esas aseveraciones. Pero preocupan los discursos de odio y la elevación de la violencia política durante los últimos seis meses que provocó la muerte de tres partidarios de Lula más otros actos de violencia en contra de candidatos. Han generado preocupación los mensajes que se están enviando desde la cúspide institucional de Brasil y que los partidarios de ese espacio puedan tener algún tipo de acción frente a un resultado electoral desfavorable. Lo que se procura es que el acompañamiento y la visibilidad internacional garantice que este no exista ningún tipo de acción. Es lo que esperamos y deseamos que el resultado electoral como corresponde a las democracias.

–¿Qué perspectiva política le asignás a los resultados?

–El mundo está pendiente del proceso electoral en Brasil. Es un país muy importante. Casi tiene dimensiones de continentales y votan 156 millones de electores. Un país con una enorme centralidad no sólo para Latinoamérica sino para el mundo. Entonces la expectativa que existe es si los destinos de Brasil van a tener un nuevo tipo de conducción más vinculadas a los procesos de participación democrática, de empoderamiento de derechos, de progresividad de los mismos o si este proceso de derechos y de antinomias extremas se va a sostener en el tiempo. También puede definir las características del proceso de integración regional, el desarrollo de las economías en nuestra región. O sea que hay una incidencia muy clara de todo el proceso electoral en curso en Brasil y una expectativa que nosotros la hemos recogido con respecto a cuál puede ser el resultado electoral y las perspectivas que se abren para la región. Hemos visto la asunción del nuevo gobierno de Petro en Colombia, el gobierno de Boric en Chile. Van acercando un criterio, una idea de un nuevo proceso de participación de gobiernos de raigambre popular que genera expectativa que nuevamente el proceso de integración regional se de en el marco de la construcción de lazos solidarios, económicos, sociales, culturales y de derechos

Remo Carlotto participa como invitado internacional del Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil.

–Desde la importancia de un eventual triunfo de Lula, por el contrario, ¿qué consecuencias podría tener la continuidad de Bolsonaro?

–El planteo de Bolsonaro está directamente vinculado a un proceso de poca empatía con la integración y nosotros debemos ver a Sudamérica en su conjunto. Es de vital importancia para el desarrollo estratégico de la región. Desde ese lugar vamos a poder trabajar para revertir los procesos de profunda desigualdad. Somos la región más desigual del planeta. Somos una región muy rica con pueblos pobres. Entonces depende mucho también del destino de los procesos compartidos. Si un gobierno es de raigambre nacional y popular o si un gobierno es con características vinculadas a un proceso construido de desde un criterio de aislamiento y de no este articulación en materia de DD HH. Como conclusión, creo que va a haber un proceso electoral eh pacífico y así lo espero y lo deseo. Que el pueblo brasilero pueda hacer lo que todos consideramos que debe suceder en cada uno de los procesos electorales, un encuentro de la democracia de la quienes vivimos los períodos donde no se podía votar, donde teníamos dictaduras en nuestros países. Sabemos lo que significa no poder hacerlo. Entonces debemos valorar cada vez que podemos expresar el voto que es uno de los factores muy importantes en los procesos en los procesos democráticos  «

Once presidenciables

En el debate presidencial del jueves, tomado por los cruces entre Lula y Bolsonaro, participaron también Ciro Gomes(PDL), Simone Tebet (MDB), Soraya Thrnokie (UB), Felipe Dávila (Novo) y el Padre Kelmon (PTB). Son once los candidatos a presidente. Más allá de Bolsonaro y de Lula estos son los nueve restantes:

Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista). Nació en Pindamonhangaba, estado San Pablo (64 años). Abogado. Fue desde alcalde hasta ministro pasando por gobernador y diputado. Excandidato presidencial (98,02, 18). Esta vez los sondeos solo le atribuyen un 10% de los votos. Antiguo aliado de Lula, con el que se enemistó.

Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño). Senadora (52) y profesora, de ascendencia libanesa y abogada. Es la primera vez que se presenta a las presidenciales. Si bien los sondeos le atribuyen apenas un 2% de los votos. Inició su carrera política en 2002 en Mato Grosso do Sul, región fuertemente vinculada al sector agropecuario, cuyos intereses defiende en el Congreso. Dos hijas. Desde 2014 es senadora federal.

Vera Lúcia Salgado (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado). Licenciada en Ciencias Sociales (54) y concurre por segunda vez a unas presidenciales (como en 2018) como cofundadora y candidata del PSTU. Disputó las alcaldías de Sao Paulo y Aracaju, y el gobierno de Sergipe, además de solicitar una vacante en la Cámara de los Diputados.

Felipe D’Avila (Nuevo). Empresario (58), politólogo e ingeniero de formación, es la primera vez que disputa un cargo electivo. En 2008 fundó el Centro de Liderazgo Público. De pensamiento liberal, defiende la privatización de todas las empresas públicas.

Soraya Thronicke (Unión Brasil). Senadora (49) y empresaria. En la política desde 2013 con las protestas contra la expresidenta Rousseff. Con su familia son propietarios de una red de hoteles en la ciudad de Campo Grande. Propone eliminar los fueros de los congresistas y un tribunal anticorrupción.

José María Eymael (Democracia Cristiana). Con 82 años, es el aspirante más veterano. Como Lula, luchará por sexta vez por la presidencia. Es abogado y fue diputado federal por tres mandatos. Participó en la elaboración de la Constitución de 1988. Entre sus compromisos está «proteger los valores éticos de la familia».

Léo Péricles (Unidad Popular).  Mecánico  (40).  Vive en la periferia de Belo Horizonte y entró en la política a través del movimiento estudiantil. Integra una lista formada de manera integral por personas negras. Recientemente denunció haber recibido graves ataques racistas en las redes sociales. Es el presidente y uno de los fundadores de la UP. Es uno de los líderes de los movimientos contra la Copa del Mundo en Brasil, en 2014.

Sofia Manzano (Partido Comunista Brasileño). Economista (51) ya disputó los comicios de 2014, cuando fue candidata a vice en la fórmula de Mauro Iasi. Dirigió la Unión de la Juventud Comunista e impartió clases en la universidad de Bahía.

Kelmon Souza (Movimiento Cristiano Conservador del PTB y el Movimiento Cristiano Conservador Latinoamericano). Sacerdote ortodoxo (45) que se clasifica como conservador de derecha y disputará su primera elección. Iba a ser candidato a vice con Jefferson, quien resultó apartado por TSE.