La expresidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, se negó a declarar el viernes último, cuando fue citada por la causa que se le sigue como responsable de las masacres de Senkata y Sacaba, durante las revueltas populares posteriores al golpe contra Evo Morales, en noviembre de 2019. «Me voy a abstener de declarar, en su momento voy a ampliar mi declaración. Sin embargo quiero decir que soy una persona de fe que no ordenó la muerte de ninguna persona, ni en Sacaba, ni en Senkata, ni en Montero”, dijo Áñez, quien es la principal figura del gobierno de facto que se encuentra detenida y con un proceso en marcha.

En prisión desde el 13 de marzo, Áñez está acusada de delitos de sedición, terrorismo y conspiración, aunque ella se considera una «presa política» y afirma que es el «trofeo de la venganza» del gobernante MAS.

En mayo fueron detenidos el exministro de Gobierno de Bolivia Arturo Murillo, y su exjefe de Gabinete, Sergio Méndez, en EE UU, acusados de corrupción y lavado de dinero. De igual forma, los exministros Rodrigo Guzmán y Álvaro Coimbra también están presos, imputados por los delitos de sedición, terrorismo y otros.

El domingo pasado fueron arrestados también los excomandantes de la Armada y de la Fuerza Aérea de Bolivia por su presunta implicación en el golpe de Estado. Se trata del almirante Gonzalo Jarjuri Rada y del general Jorge Gonzalo Terceros Lara, exjefe de la aviación militar, quien cobró celebridad durante las últimas horas por figurar como firmante de una nota de agradecimiento a la Embajada argentina por la donación de pertrechos militares posiblemente usados para la represión en los días del golpe. Terceros Lara fue trasladado recientemente al penal Palmasola, en Santa Cruz, donde permanecerá cuatro meses en observación médica preventiva por la pandemia, ya que se le detectó un cuadro de hipertensión.

Con estas últimas dos detenciones, ya son cinco los militares de alto rango que están en esa condición en el marco de la investigación del golpe de Estado contra Evo Morales. «