Parafraseando al teórico prusiano Claus von Clausewitz, podría decirse que como están las cosas, la economía representa la continuidad de la guerra (en Ucrania) por otros medios. Y estos días hubo varias señales que retumbaron tanto o más que los misiles sobre las poblaciones de a pie desde el 24 de febrero, cuando Rusia inició las operaciones militares. Por un lado, con el incremento récord de las tasas de interés que decretó la FED en Estados Unidos. Desde el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, el presidente ruso advirtió sobre las consecuencias de las sanciones contra su país que ya se ven, recalcó, principalmente en Europa. Este lunes habrá otra muestra de esta situación en un encuentro de cancilleres de la Unión Europea que se desarrollará en Luxemburgo y que adelantó el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrel, estará centrado en el impacto de la guerra sobre la seguridad alimentaria mundial.

Los datos del incremento de precios de mayo -8,6% anual, el mayor desde 1981- alarmaron al gobierno de Joe Biden, que culpó del hecho a la “inflación de Putin”. La Reserva Federal (FED, el Banco Central de EE UU) respondió con 0,75% puntos de aumento en los tipos de interés, la mayor suba en 30 años. La pregunta de los analistas económicos es si no hay otra forma de combatir la inflación que no sea con la recesión esperable tras esta medida del recetario monetarista. La única integrante del directorio de la FED que votó en contra  fue Esther George, de Kansas City. «Consideré que esa medida se sumaba a la incertidumbre política (…) los cambios significativos y abruptos pueden ser perturbadores para los hogares y las pequeñas empresas mientras hacen los ajustes necesarios”.

Estas tasas afectan los créditos bancarios para el consumo y las hipotecas de todos los ciudadanos. Y promueven nuevos incrementos de precios de las empresas para financiar sus actividades. Hay una baja relativa de precios por liquidaciones en las grandes cadenas de venta al público. Pero como un efecto no deseado, según destaca el portal especializado zerohedge.com. “Hay un crecimiento del inventario del 30% interanual”. Es decir, demasiada mercadería sin vender, aunque con pedidos en marcha para la provisión, difícil es  desarticular a corto plazo.

Borrel, en tanto, escribió que el precio de los alimentos «nunca ha estado tan alto como hoy en términos reales y muchos expertos advierten que lo peor está por venir». Luego fue más allá: «La guerra de agresión injustificada y no provocada contra Ucrania pone al mundo en peligro de sufrir una hambruna que afecte a cientos de millones de personas».

Desde San Petersburgo, su ciudad natal, Putin señaló que en las últimas décadas “se han formado nuevos centros poderosos en el planeta” cada uno con su propio sistema político y sus propios modelos de crecimiento que “tienen derecho a protegerse y asegurar su soberanía nacional”. Se permitió en ese foro -ante representantes de 79 países, incluidos los presidentes de Egipto, Kazajistán y de manera virtual el chino Xi Jinping, y donde se firmaron acuerdos por unos  98.000 millones de dólares- calcular el costo para Europa de las sanciones contra Rusia en 400.000 millones de dólares solo en 2022.

Empresarios alemanes ya lo sienten en sus espaldas. Según una encuesta de la patronal Gesamtmetall que publica la agencia dpa, “una de cada cinco empresas del sector metalúrgico y electrónico en Alemania ve amenazada su existencia debido a los elevados costos de la energía y de los materiales”. La situación preocupa al 80% de los 1400 encuestados, la mitad de los cuales dicen haber recortado la producción, con riesgo para 300.000 puestos de trabajo.

Los precios del gas en el país germano se dispararon luego de que la rusa Gazprom anunciara el martes una baja de suministro del 40% en el gasoducto Nord Stream I debido al retraso en la reparación de equipos de bombeo que debía entregar Siemens.  La firma rusa alega que las sanciones afectaron los arreglos. El Nord Stream II está listo para entrar en funcionamiento desde septiembre, pero como parte de los castigos a Moscú, el gobierno de Olaf Scholz no otorgó la certificación técnica

Los líderes europeos, en tanto, se mostraron partidarios de acelerar el ingreso de Ucrania a la UE. El jueves, Scholz, el presidente francés, Emmanuel Macron y el primer ministro italiano, Mario Draghi, fueron en tren a Kiev para dar una «fuerte señal de apoyo» al presidente Volodimir Zelenski. «Todos sabemos que los ucranianos están dispuestos a morir por defender sus aspiraciones europeas. Queremos que vivan con nosotros, por el sueño europeo», replicó luego la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

La respuesta de Putin no se hizo esperar: «no tenemos nada en contra de Ucrania en la UE. No es una organización militar, es un bloque político a diferencia de la Otan, y siempre lo hemos dicho, en ese caso nuestra posición es coherente y clara: no”.  «

El camino al diálogo condicionado por avances en el campo de batalla

El secretario de Defensa de Estados Unidos, el general de cuatro estrellas retirado Lloyd Austin, celebró como “muy positiva” a la reunión del Contacto para la Defensa de Ucrania (GDU) que presidió en Kiev este jueves. El GUD está integrado por los 30 países de la Otan, más otros 13 aliados de EE UU del Cercano Oriente, el sureste asiático y Europa. “Ucrania está convencida de que puede ganar. Y todos los que estamos aquí, también”, dijo esta vez Austin, quien en el anterior encuentro del GUD había aclarado cuál era el objetivo de los países de Occidente. “Queremos ver a Rusia debilitada hasta el punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania”, dijo en mayo pasado.

Siguen los intensos combates por el control de la ciudad de Severodonetsk, clave para sellar en el terreno el dominio de la región del Donbass. Las autoridades que responden a Kiev informaron de “una feroz batalla” en Toshkivska, Zolote, dos localidades vecinas. “Tratan de avanzar pero no lo han logrado”, escribió el gobernador de Lugansk, Serguei Gaidai en su cuenta de Telegram.

El principal negociador ucraniano en los diálogos de paz con Rusia, David Arakhamia, dijo en una entrevista con la radio Voz de las Américas, que confía retomar los contactos con Moscú en agosto, cuando espera que las tropas ucranianas logren avanzar en posiciones actualmente rusas en el frente de batalla.

Según declaró, Kiev no aceptaría la pérdida de territorio, aunque podría contemplar “el aplazamiento del debate sobre el estatus de Crimea durante un cierto número de años”.