“El rearme del Ejército ruso es una respuesta a la actividad de la OTAN y no denota intensiones agresivas”. La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, puso énfasis al leer la frase del comunicado oficial. No se trató de una declaración extemporánea.

Pocas horas antes, Suecia había anunciado que a partir de julio, ese Estado volverá a convocar a los jóvenes en el restablecimiento del servicio militar obligatorio. Tampoco debe entenderse como una acción aislada.

El último martes, el jefe de las Fuerzas Armadas suecas, Micael Bydén reclamó a su gobierno un mayor presupuesto militar –que ya durante 2016 había sido aumentado– en vista a lo que consideró la «tensa situación en Europa y en el Mar Báltico». Asimismo recordó que las autoridades de su país denunciaron, en los últimos meses, la presencia de submarinos rusos en sus aguas así como violaciones de su espacio aéreo por cazas de ese país. Aunque, claro, debió admitir que también hubo aviones de combate estadounidenses y daneses surcando los diáfanos cielos suecos.

Ya en septiembre pasado, sorpresivamente, Suecia había vuelto a desplegar parte de sus fuerzas en una base ubicada en la isla de Gotland, en el mar Báltico, luego de haberla clausurado once años antes, tras mantener fuerte presencia militar allí desde hacía 200 años. Se habló, por entonces, de una nueva supuesta «amenaza rusa», que se detalló en un informe ultrasecreto que fue generado por una comisión del parlamento. Aunque el ministro sueco de Defensa, Peter Hultqvist, reiteradamente se negó a descifrar de qué «amenaza» se trataba. Ahora sí, el funcionario argumentó que cambian el sistema de servicio militar para “aumentar la capacidad militar, ya que la situación de seguridad ha cambiado».

Incluso, durante su visita a Estocolmo en agosto, el entonces vicepresidente estadounidense, Joe Biden, advirtió, a modo de mensaje encriptado al presidente ruso Vladímir Putin, que “cualquier persona” tiene que entender «que este es un territorio inviolable». Y todavía el presidente de los Estados Unidos era de origen demócrata.

En realidad, y ya que de cuestiones militares se trata, se puede preguntar: ¿el caso sueco es “una cabecera de playa” en este nuevo estadío de la siempre intrincada relación entre la OTAN y Rusia? Y en tal caso: ¿el del servicio militar obligatorio no es sino otro episodio de la película del ingreso de Suecia a la OTAN, incluso a pesar de informes internos de seguridad que afirman que “ese ingreso puede provocar el rearme militar en la región báltica”, y que de ese modo no resolverán los problemas de seguridad de Suecia, ya que «Rusia es capaz de imponer un control militar en el Báltico en cuestión de días».

Es preciso considerar un dato: Suecia no tiene frontera continental con Rusia (sí la tiene su vecino Finlandia, un límite de 1340 kilómetros), pero los separa el mar Báltico, una zona que la OTAN considera neurálgica.

La amenaza rusa

“Rusia reaccionará únicamente a los cambios reales en sus fronteras, como el despliegue de nuevos sistemas ofensivos y contingentes militares. Por ahora, el Ministerio de Defensa se limitará a trabajar de acuerdo con el plan inicial de desarrollo de las Fuerzas Armadas de Rusia aprobado por el presidente hasta el año 2025. Este programa no sufrirá ningún cambio”, señaló hace unos días el diplomático y analista militar Dmitri Safónov.

Claro que el 15 y 16 de febrero, los ministros del área de los países del Báltico firmaron un acuerdo que habilita a las tropas de la OTAN a transitar su territorio y llegar en pocas horas a las fronteras con Rusia, si fuera necesario. A su vez, el director del Pentágono de la flamante era Trump, James Mattis, estableció públicamente la necesidad de mantener los lazos con Rusia desde “una posición de poder”.

Y pesar de que en Rusia se admite el rearme, también se habla de la “histeria sobre la amenaza” y, a la vez, se afirma que fue el Pentágono el responsable de agitar el paño en ese sentido, en lo que significaría una “campaña anti-rusa”. Así lo denunció en varias ocasiones el ministro ruso de Defensa, Serguéi Lavrov: «La jefatura de la OTAN y de una serie de países europeos, especialmente de Reino Unido, de los países escandinavos, de nuestros vecinos los Países Bálticos, de Polonia, Rumania y otros países, inflan hasta la histeria el mito de la amenaza rusa y acerca de que planeamos amenazar con armas nucleares a Suecia y a los Países Bálticos», dijo Lavrov.

Pero todos los indicios apuntan a que es algo más que una campaña de desprestigio que se inscriba en «un retorno a la rivalidad entre grandes potencias». ¿Y si no qué significa que a fines del año pasado, con un Donald Trump ya electo, aunque aún no hubiera asumido, el Departamento de Defensa reveló que a partir de 2017, se prevé un aumento de las tropas estadounidenses desplegadas en Europa? Si ya en junio pasado la OTAN aprobó el envío de 4000 soldados destinados a bases ubicadas en territorios de Estonia, Letonia, Lituania y Polonia… Más de un analista consideró esa movida como un mensaje, “una clara señal”. Como también lo fue “Anaconda 2016”, en junio pasado, el mayor ensayo militar del bloque en los países vecinos a la frontera oriental rusa desde la Guerra Fría, que involucró a 31 mil soldados y miles de vehículos en 24 países, durante diez días. The Guardian lo definió: «El mayor juego de guerra en Europa del Este desde el final de la guerra fría ha comenzado…»

La bienvenida

Hace un par de semanas, el analista Leif Elinder vaticinó en el Göteborgs-Posten que el acercamiento de Estocolmo a la OTAN aumentará la amenaza para el país de entrar en una guerra asimétrica”. Y precisa que con esta avanzada “la OTAN parece ofrecerle a Rusia” varias alternativas posibles para evaluar, pero que las más consideradas son: rendirse y convertirse en un “vasallo privilegiado” de EE UU, con poder bélico y económico para negociar; o “contemplar la opción de un ataque preventivo y usar las armas tácticas contra las bases de la OTAN en Europa, apostando por la tesis de que EE UU fianlmente abandone sus planes de invasión por el riesgo de recibir una respuesta contra su territorio”. Elinder opina que Vladimir Putin apostaría por el tercer escenario, pero que de todas maneras, Europa sería el gran perdedor de la eventual contienda. Y señaló a Suecia como «uno de los países más perjudicados».

Mientras, la consideración general es que el actual primer ministro sueco Kjell Stefan Löfven (de origen socialdemócrata, aliando a los verdes) está dando los pasos necesarios para que el ingreso sueco a la OTAN caiga como una fruta madura. Y que la reapertura del servicio militar obligatorio es sólo uno de ellos. «

Hombres y mujeres

Suecia no ha tenido ningún conflicto armado en su territorio desde hace dos siglos y la carrera militar nunca llamó especialmente la atención de los jóvenes suecos. A pesar de ello, el país del norte europeo, mantuvo más de una centuria el régimen de servicio militar obligatorio. Lo había instaurado por primera vez en el año 1901. Recién decidió levantar la obligatoriedad en 2010 y desde entonces se empezaron a notar las reticencias de su población a encarar las carreras militares, por lo que debió afrontar problemas para abastecer sus capacidades castrenses.

Con las nuevas medidas implementadas por el primer ministro socialdemócrata Kjell Stefan Löfven, alrededor de 13 mil jóvenes suecos podrían ser llamados a cumplir con la milicia, a partir del 1 de julio. Aunque las especulaciones previas admiten que solamente 4000 de ellos serán los seleccionados.La decisión del gobierno de la alianza Socialdemocracia-Verde cuenta incluso con el apoyo de la mayoría de la oposición parlamentaria y se calcula que a partir de 2023 podrían ser necesarios 8000 soldados anuales más.

Si bien, en la actualidad , Suecia no forma parte activa de la OTAN, estas medidas se complementan con otras tomadas en los últimos tiempos como el aumento del presupuesto en defensa en un 5%, entre 2016 y 2020, previsto para poder modernizar el arsenal armamentístico y también la recuperación de la actividad en la isla báltica de Gotland, como así una mayor vigilancia subacuática.

La medida de la suspensión del servicio militar en 2010, tomada por el anterior gobierno de centroderecha, aseguraba, en su momento, la intención de «establecer la igualdad en materia de sexo en las fuerzas suecas», como uno de los motivos que llevó a la suspensión. Ahora, vuelve sin distinciones de género: serán convocados tanto hombres como mujeres.


«Una caza de brujas»

El canciller ruso, Serguei Lavrov, advirtió que el que escándalo desatado en EE UU por los contactos entre el embajador ruso en Washington y varios representantes de la administración estadounidense «se parece mucho a una caza de brujas». The Washington Post afirmó que el fiscal general de Jeff Sessions, había hablado dos veces en 2016 con Kislyak, justo cuando arreciaba la polémica por la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales del año pasado para favorecer un triunfo de Trump.