Que las cosas no van bien en Ucrania nunca fue un secreto, casi desde el comienzo de los enfrentamientos, en febrero de 2022. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN y de la UE necesitaban una guerra con Rusia, fabricaron un líder con la materia prima que tenían, de lo que era un mal comediante, y lo mandaron al frente. Ahora, tras gastar lo incuantificable y sólo haber cosechado una derrota en puerta, le retacean los víveres. Mientras inventan el caudillo de recambio se dieron a la tarea de demolición de Volodímir Zelenski. Los grandes medios de prensa occidentales informan cada día que ya no hay más, ni municiones ni drones ni dólares cash, para saciar la voracidad del gobierno de Kiev.

El último viernes, mientras el propio Zelenski denunciaba en Kiev, y lo citaba Bloomberg, que se está fraguando un golpe de Estado en su contra, el norteamericano Joe Biden firmaba en la Casa Blanca una ley que financia las operaciones de su gobierno hasta fin de año pero no fija ninguna “ayuda” para Israel y Ucrania. Las perspectivas sombrías son anticipadas desde mediados de octubre por una seguidilla de noticias de los medios norteamericanos, británicos y alemanes. Como si no bastara con el desfinanciamiento, son muchos los analistas que vaticinan un inminente fin de la guerra, en las próximas semanas, con una segura derrota ucraniana y el fin de los privilegios para Zelenski.

En simultáneo con la afirmación de que ya fracasó la tan mentada contraofensiva diseñada para cortar el puente de Crimea, con la que Kiev soñaba aislar a Rusia, y la certeza de que Estados Unidos y sus aliados –las repúblicas, republiquetas y monarquías europeas con sus democracias en retirada y la ultraderecha avanzando sobre el terreno abonado y luego abandonado– cesarán la asistencia militar y económica, ya se habla a calzón quitado de las diferencias que enfrentan a Zelenski con el jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni. Unas diferencias que pueden ser letales, que llevaron a la inexplicada muerte de Guennadi Chastiakov, brazo derecho de Zaluzhni. Murió despedazado cuando estalló en manos de su hijo pequeño una granada recibida como regalo de cumpleaños. 

Operación desgaste

En su diálogo con Bloomberg el presidente alertó sobre “una posible desestabilización en Ucrania y dijo temer que “se esté preparando una nueva revuelta al estilo Maidán”. Según Zelenski se trata del Maidán 3, o sea el tercer golpe de Estado consecutivo tras las manifestaciones europeístas de 2004 y 2014, pero en una reflexión desconcertante sostuvo que “esta nueva operación está siendo preparada por Rusia”. Explicó entonces que “nuestros servicios de inteligencia tienen esa información, que también procede de nuestros socios”. Se supone que Zelenski se refería a Estados Unidos y los países de la OTAN y de la UE, de ahí lo contradictorio de sus dichos.

En la ofensiva de desgaste de Zelenski, un mandadero que fue muy útil pero ya no cuenta, Estados Unidos y sus aliados usan todo su poder de fuego, no el que le están escatimando a Ucrania para la guerra, sino el que accionan a través de la diplomacia y los rumores. Y en ese juego están apelando a los ex agentes de los servicios secretos. A su turno, Larry Johnson, un ex analista de la CIA y ex experto en terrorismo del departamento de Estado, dijo urbi et orbi que “sin tanques ni municiones ni hombres aptos, la realidad es que Ucrania está atrapado en una guerra de desgaste en la que todo favorece a Rusia. ¿Y ahora qué? La respuesta es una sola: Ucrania perdió la guerra, la OTAN perdió la guerra, Zelenski perdió la guerra”.

En esta línea, Johnson asegura que él y otros camaradas creen que “en las próximas semanas” Occidente –es decir la sumatoria EE UU, OTAN, UE– deberá encontrar los medios para “descartar a Zelenski y olvidarse de Ucrania. El conflicto de Medio Oriente y la ayuda necesaria para terminar de destruir a Gaza y a sus habitantes puede ser una buena excusa para acelerar ambos procesos con el desvío de recursos militares que, de otro modo, hubiesen terminado en Ucrania”. El ex espía hizo su diagnóstico antes de que Biden promulgara la ley que financia las operaciones futuras del gobierno pero excluye a Israel y Ucrania. Se sabe que, de todas maneras, para reforzar su presencia en el primero, efectivo y fiel aliado, siempre hay algún cajón de dónde sacar los recursos.

«Las fuerzas ucranianas fueron arrasadas»

El británico The Sunday Times –este conflicto se desarrolla esencialmente en los medios y, como en Argentina durante Malvinas, al son de mentirosos partes de guerra– cita fuentes de la OTAN para asegurar que mientras el jefe de las Fuerzas Armadas sostiene que la contraofensiva está concluyendo en un fracaso y es necesario ir preparándose para las operaciones del año que viene, Zelenski opina lo contrario. Niega casi infantilmente que se esté ante el mayor de los fracasos. En distintas ocasiones, y pese a conocer el rechazo de Zelenski a sus afirmaciones, Zaluzhni lo provoca con una frase que irrita a su presidente: “La contraofensiva ya fue, estamos ante un punto muerto del que no será fácil salir”.
“A medida que crecen los trascendidos de fuentes de inteligencia sobre desacuerdos en la cúpula de poder ucraniano Occidente se sumerge en la idea de que las tropas de Kiev dejan mucho que desear. Ya es hora de que los líderes occidentales aterricen y dejen de esperar un milagro. Las fuerzas ucranianas fueron arrasadas”. La sentencia del 13 de noviembre es del diario alemán Frankfurter Algemeine Zeitung y la fuente de inteligencia resultó ser el ministro de Defensa, Boris Pistorius, que un día después repitió esas mismas palabras y se preguntó ante sus pares europeos si “todo lo que hemos distraído para Ucrania fue realista o excesivo”. Paralelamente, el coordinador del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, decía que “el apoyo a Ucrania está cada vez más en peligro”.
El espía Johnson, abanderado de la despiadada campaña de destrucción de Zelenski, aludió estos días al rol jugado por la prensa en la marcha del conflicto, y se detuvo especialmente en la centenaria revista Time. “Recordemos que hace una semana –dijo el lunes pasado– la revista Time, que en 2022 había definido a Zelenski en su tapa como ‘El hombre del año’, caracterizándolo como la reencarnación de Winston Churchill, ahora volvió sobre él pero lo describe como Hitler en sus últimos días, delirante, fuera de la realidad, loco”. Johnson agregó lo suyo, al decir que parece que los líderes occidentales ya no se hacen ilusiones con Zelenski: “Saben que tenía cero de calificación para asumir el poder, sólo era un cómico famoso por su habilidad para tocar el piano utilizando sus genitales”.