Algunos disturbios se registraban ayer en las poblaciones venezolanas en la frontera con Colombia, donde cientos de voluntarios intentaban ingresar mercadería (alimentos y medicina) que la oposición encabezada por Juan Guaidó logró acopiar como parte de un plan de ayuda internacional. Hasta el cierre de esta edición, y después de anunciar la ruptura de relaciones con su país vecino (ver aparte) el gobierno de Nicolás Maduro apostaba a contener los focos de tensión que se habían generado a lo largo del día en los pasos fronterizos y en torno a cuarteles militares (para reclamar que se permitiera el ingreso), esperando a que se acaben disipando y que el plan opositor “se agote por sí solo”, basándose en la idea de que “el golpe” había sido “nuevamente derrotado”. 

Según confiaron a Tiempo fuentes cercanas a Miraflores, el gobierno salió fortalecido de la gran acción propagandística de la oposición y los gobiernos que la apoyan, principalmente el de los Estados Unidos, ya que tras el megarecital “Venezuela Aid Live” con figuras internacionales realizado el viernes en la frontera colombiana, “no se logró el nivel de adhesión que esperaban. No hay organizaciones sociales ni multitudes pidiendo que ingrese esa ayuda, y por más que llenaron de videos y demandas, las fuerzas armadas siguen leales a las órdenes de Nicolás Maduro”, dijeron. 

Hasta ayer, las fuerzas armadas habían impedido que ingresaran los camiones con cargamentos desde Colombia y Brasil, pese a las declaraciones que había hecho el autoproclamado “presidente encargado” Guaidó. Incluso se registraron algunos focos de violencia, con la quema de un vehículo de cuya responsabilidad se acusaron mutuamente oficialistas y opositores. La periodista venezolana Érika Ortega Sanoja, cercana al chavismo, aseguró con imágenes en su Twitter que la bomba incendiaria contra el camión fue lanzada “del lado colombiano, mientras atacaban a efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana”. una colega del diario El Nacional, opositor, aseguró en cambio que los que camiones que se dirigían hacia Ureña, estado venezolano de Táchira, fueron incendiados por la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Para el chavismo, se trata de un nuevo intento de “instalar falsos positivos” creados, en su visión, por los mismos sectores de la oposición. Al menos dos personas habían muerto ayer en disturbios en la frontera entre Venezuela y Brasil.

La supuesta ayuda humanitaria que el gobierno chavista nunca aceptó, por no haber sido acordada en forma soberana y porque hasta ahora no reconocía una crisis humanitaria como la que denuncian la oposición, los gobiernos enfrentados al venezolano y el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, fue también criticada por algunas organizaciones de mucho prestigio y experiencia en esos temas. Algunas con críticas a Maduro y a la grave situación social y económica del país. Con matices, en algunos casos con críticas al gobierno de Maduro, por su tratamiento de la crisis económica y otros aspectos de su política, organizaciones como la Cruz Roja, Anmistía Internacional, y la propia ONU advirtieron que no se utilizara la supuesta ayuda “como herramienta de negociación política».

Por su parte, Médicos del Mundo alertó sobre “el uso geopolítico de la ayuda humanitaria». La organización señaló necesario que cualquier asistencia debe estar basada “en una perspectiva de cooperación Sur Sur, horizontal, de diálogo intercultural y pacífico que respete la soberanía sanitaria impulsando los objetivos humanitarios de salvar vidas, aliviar el sufrimiento, restituir y proteger los derechos humanos y preservar la dignidad humana”. El médico argentino Gonzalo Basile, epidemiólogo de 39 años, con residencia entre República Dominicana y Haití, instalado estos días en Caracas, explicó a Tiempo que “una crisis sanitaria o emergencias de salud pública no necesariamente pueden ser definidas en la lógica eurocéntrica como crisis humanitaria convencional”. Quien es actualmente Director General para América Latina de Médicos del Mundo advierte que cualquier donación, debe “tener en cuenta los riesgos para las poblaciones receptoras en tanto los medicamentos, insumos médicos y tratamientos no tengan los controles basados en Reglamento Sanitario Internacional de ambos países (Colombia-Venezuela) y una distribución basada en criterios clínicos epidemiológicos científicos”. Basile aclara que en Venezuela “existe un debilitamiento de las capacidades del sistema nacional de salud pública en su calidad de atención y respuesta sanitaria y en particular en el acceso a tratamientos y medicamentos esenciales, especialmente hipertensivos, antibióticos, analgésicos. También con ciertos retrasos en antiretrovirales o diálisis o tratamiento en cáncer. En ese contexto promesas de donaciones sanitarias que hablan de ‘resolver’ estas situaciones comprensiblemente generan algunas expectativas más allá de cómo uno califique esas promesas”, dice.

“Ahora por ejemplo en vacunas la situación a través del fondo rotatorio de OPS-OMS se mejoró, hubo también un aprovisionamiento de medicamentos reciente desde India, Rusia, China, Palestina y otros países porque efectivamente las sanciones económicas del último año están produciendo algunas dificultades en las compras y adquisiones internacionales además de los problemas de disponibilidad de divisas y barreras burocráticas internas”, agrega.

Más allá de haber recibido cargamentos específicos desde los países mencionados por Basile, el gobierno de Maduro acaba de trazar una nueva acción en la línea estratégica de debilitar el proyecto de la oposición. Después de la primera reunión con el “Grupo de contacto” de los emisarios de países europeos, Maduro está negociando el ingreso de nuevas ayuda desde naciones del bloque. “Nuestro gobierno admite una crisis, pero generada por el bloqueo económico de los Estados Unidos, que impide el ingreso de medicamentos y otros insumos vitales, por eso estamos negociando un cargamento de asistencia humanitaria desde Europa, pero por la vía soberana, acordado de gobierno a gobierno y pagando lo que corresponda”, señalaron fuentes del chavismo.

Un acuerdo de esa naturaleza terminaría por desactivar la propuesta opositora y dejaría sin recursos discursivos a la oposición. Quizá adelantándose a esta situación es que el gobierno apuesta también a restablecer relaciones con Washington. Afirman que hay conversaciones “muy avanzadas” del Canciller Jorge Arreaza con emisarios del gobierno de Donald Trump para sentarse a una posible mesa de diálogo.


A propósito del Live Aid

A.M.

El Live Aid original ocurrió en 1985. Tocaron los artistas más convocantes de la época. El objetivo aparente: reunir fondos para paliar la hambruna en Etiopía. Se juntaron unos 200 millones de dólares. 

Ese mismo año, la CIA emitió un informe titulado «Etiopía: Impacto de la Sequía en la Política y Seguridad». El informe daba cuenta del desvío de fondos recaudados con fines humanitarios a la compra de armas por parte de «grupos insurgentes». 

Uno de los grupos más activos, el TPLF, se declaraba «marxista-leninista», pero combatía contra el gobierno etíope, que contaba con el respaldo de la URSS.

Era plena Guerra Fría, y en EE UU regía la Directiva de Seguridad Nacional 75 de Reagan, cuyo objetivo expreso era «enfrentar a los soviéticos en todo el mundo». El modo: financiar y armar a los «grupos insurgentes» de los países considerados «clientes» de la URSS.

Documentos revelados en 2010 por la BBC confirmaron que dinero destinado a ayuda humanitaria en Etiopía se destinó a comprar armas para la TPLF, que a fines de los 80 arribó al poder. 

En 1991, un grupo de militares y diplomáticos estadounidenses fueron condenados por mentirle al Congreso sobre las operaciones clandestinas de la CIA en África y América Latina. Uno de los condenados fue el ex secretario Elliot Abrams, hoy designado por Donald Trump como su delegado al frente del proceso de «ayuda humanitaria» con el que EEUU presiona sobre Venezuela. 

Los falsos operativos de «ayuda humanitaria» que se usaron para financiar la compra de armas en Nicaragua y Etiopía se intensificaron en 1985, el año del Live Aid.

Los documentos centran las operaciones de abastecimiento de armas en 1985, el año del Live Aid. ¿Los músicos que participaron de aquel mega show eran conscientes del destino real de los fondos? ¿O fueron idiotas útiles de las acciones desestabilizadoras de la CIA, de las «guerras sucias» de EE UU en el Tercer Mundo para apropiarse de sus recursos y de su destino? 

Los artistas que participan del VenezuelaAidLive en rechazo al -mal- gobierno de Maduro, ¿conocen los poderosos intereses que conspiran para apropiarse de Venezuela? A favor de los artistas ochentosos: aquel mundo era más ingenuo. Hoy, la inconsciencia política es complicidad.