Fue presentado como «una victoria de la libertad». Aunque la pregunta clave se mantiene: ¿ahora, quién protegerá al usuario de la Web? La Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos, la Enacom de ese país, bajo control republicano, aprobó el fin de la «neutralidad de la red». De esta manera, en medio de un enconado debate sobre la libertad en línea, se cae el principio por el cual los proveedores de Internet tratan de manera equitativa el tráfico.

Justamente, el vocero de la postura del gobierno de Donald Trump fue el titular de ese organismo Ajit Pai, un indo-estadounidense partidario de la liberación total de los mercados, aunque haya trabajado la mayor parte de su vida en la administración pública, salvo un paso no demasiado extenso por la telco Verizon. Fue quien diseñó la reforma y quedó a cargo de la FCC. No tuvo empacho en asegurar que el propósito es «acabar con reglas torpes que desalientan la inversión y la innovación». Su plan se denominó: «Restaurar la libertad en Internet».

De ahora en más, los proveedores de Internet tendrán las manos libres para fijar tarifas diferenciadas y regular la velocidad, calidad de acceso y disponibilidad de contenidos según «la cara del cliente». Ese fue el argumento, por ejemplo, de la representante demócrata ante la FCC, Mignon Clyburn, quien señaló que el organismo regulador en la práctica «entregando las llaves de Internet a un puñado de corporaciones multimillonarias».

La neutralidad de la red obligaba a los proveedores de conectividad en la Web a tratar a todos los «paquetes» de información que circulan por la autopista informática de la misma forma. Es decir, no hacer distingos entre lo que envía un gran jugador, como podrían ser los grandes productores de contenidos por sobre cualquier medio alternativo, e incluso un usuario que tenga su propio sitio o un humilde blog.

Es así que en alguna medida, la liberación plantea una inminente pelea entre los dueños de la estructura por donde circula la información con otro tipo de usuarios como Google, Twitter, Amazon, Netflix o Fabebook, que si bien son empresas de alto valor de mercado, necesitan de esa carretera para circular. Ahora, el «peaje» no sólo les obligará de alguna manera a responder ante esta nueva realidad, sino que incluso algunas que no quieran o puedan tener capacidad de respuesta vean el camino bloqueado en beneficio a otros jugadores ligados o asociados a los proveedores.

Pai argumentó que se proponía instaurar las reglas «ligeras» que, según entiende, permitieron el crecimiento de Internet por su atractivo para las inversiones. «El mundo digital no se parece a una tubería de agua o una línea eléctrica o un alcantarillado», agregó. «Los empresarios e innovadores guiaron Internet mucho mejor que la pesada mano del gobierno.»

Otra comisionada demócrata, Jessica Rosenworcel, indicó en cambio que este cambio perjudicará a los usuarios. «La neutralidad de la red es la libertad de Internet. Apoyo esa libertad», dijo, según consigna AFP. «Esta decisión pone a la FCC en el lado equivocado de la historia, el lado equivocado de la ley y el lado equivocado del público estadounidense.»

Teniendo en cuenta el modo en que la red está entrelazada con EE UU como gran árbitro internacional, esa medida también afectará al público argentino. «