Poco a poco Donald Trump va logrando aliados del mundo árabe a su plan para Palestina. Ahora, luego del acuerdo histórico entre Emiratos e Israel, consiguió sentar a la misma mesa a Bahréin, con lo que en la práctica los palestinos se quedan cada vez más solos en su objetivo de establecer un Estado propio en las fronteras reconocidas por la ONU.

Turquía e Irán ya mostraron su rechazo al acuerdo. «Esto es un golpe contra los esfuerzos de defender la causa palestina, va a fortalecer a Israel en sus prácticas ilegales contra Palestina y a tornar permanente la ocupación de los territorios palestinos», dijo la cancillería turca. «Los líderes de Bahréin serán ahora cómplices de los crímenes del régimen sionista, como una constante amenaza para la seguridad de la región y del mundo musulmán», recalcó el canciller iraní.

Bahréin se convirtió en el segundo país del Golfo en normalizar sus relaciones con Israel, menos de un mes después de un acuerdo similar entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, y en el cuarto país árabe del mundo en establecer relaciones con gobiernos israelíes, tras los acuerdos firmados por Egipto en 1979 y Jordania en 1994.

Arabia Saudita, en tanto, mantiene silencio de radio. Tras el anuncio emiratí de mediados de agosto, insistió en que no reconocería a Israel hasta que no se establezca un Estado palestino. Pero a nadie escapa que Bahréin no hubiera avanzado sin algún tipo de anuencia saudita