La causa por espionaje ilegal de la AFI de Cambiemos está en jaque. La investigación se inició por la confesión de un presunto narcotraficante que dijo haber atentado contra un funcionario por indicación de agentes de la AFI. Pero podría pasar que todo fuera verdad y, al mismo tiempo, nulo.

El legajo 53/1 de la causa que investigan el juez Juan Pablo Augé y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide cuenta una historia alucinante de espías, internas políticas, intrigas y operaciones vergonzantes.

En marzo de 2018, el grupo de espías que tenían como referentes a Alan Ruiz y a Diego Dalmau Pereyra, dos hombres de la AFI macrista, diseñaron una operación de descrédito y desgaste contra José Luis Vila, un histórico militante radical que estaba al frente de la Subsecretaría de Asuntos Internacionales del Ministerio de Defensa, primero bajo el ala de Julio Martínez y luego de su sucesor, Oscar Aguad.

El disparador fue un artículo publicado por un sitio de Internet que afirmaba que «El Coti Nosiglia ubicó a un ex espía K en el gobierno de Macri». ¿Vila era un peligro para el poder de la AFI de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani?

El grupo se puso en marcha. El 22 de marzo de 2018, el expolicía de la Ciudad Jorge “Turco” Sáez le pidió a su amigo y colega Leandro Araque –con quien ya había intercambiado borradores de texto y fotos de Vila–: «Pasame el escrito porque el loquito me lo va a pedir».

¿Qué escrito? Panfletos con la foto de Vila y la leyenda «Corrupto y acosador». Y un documento “anónimo” destinado al ministro Aguad: “Usted tiene como asesor a José Luis Vila. Una persona que viene transitando el sendero del espionaje desde el gobierno de Fernando de la Rúa, que resulta ser amigo de Leopoldo Moreau y del Coti Nosiglia. En 2015, intentó hacer un regreso triunfal a la AFI para ocupar el sillón donde hoy se sienta Arribas. No sirvió el lobby del Coti, los esfuerzos de (el espía) Fernando Pocino no fueron suficientes y tampoco le jugó muy a favor su amistad con el General César Milani y Hugo Matzkin”, exjefe de la Policía Bonaerense durante la gobernación de Daniel Scioli.

«Usted sabrá que su jefe de los PCI (personal civil de inteligencia), el coronel (Claudio) Gallardo, le reporta a Vila absolutamente toda la información que recibe. Tendría que saber que Gallardo es Milani, es Pocino, es Matzkin; que Vila es el Coti Nosiglia, y que todos esos son realmente gente nefasta”.

El borrador del anónimo especulaba: “Quizá lo tenga cerca por órdenes del Coti, o como también se comenta, porque es parte del equipo de espionaje paralelo de Marcos Peña”.

El texto no pasó el filtro de “Diego SIDE». Se trata de Diego Dalmau Pereyra, exjefe de Contrainteligencia de la AFI. “Sacá todo lo que haga referencia a inteligencia o a Nosiglia. Concéntrense en que es corrupto. No involucren otros políticos porque el ministro es de ese palo. Apúntenle sólo a él. Está buenísima la nota. Pero sáquenle las referencias a la banda radical y todo eso”.

Dos correcciones después, el anónimo quedó listo. El 20 de marzo, “Colo” (presuntamente el espía Alan Ruiz) le preguntó por WhatsApp a Araque: “¿Le mandaron eso a Diego?». La respuesta fue: “Los panfletos están aprobados, la carta hay que retocarla un poco… La carta igual la tenés que hacer circular vos porque sos el idóneo, para no quedar pegados”.

Los espías, bajo el anonimato, amenazaron con contarle a periodistas (“que estarían muy interesados en saber algunas cosas sobre ese sujeto») que Vila está denunciado por corrupción ante el juzgado de Julián Ercolini.

La causa existe y está abierta. Es el Expediente CFP 5632/2017. El último movimiento –de mero trámite– tuvo lugar el 22 de julio pasado, en plena pandemia. La investigación está delegada en el fiscal Carlos Rívolo.

Cuatro meses más tarde del anónimo, el 6 de julio de 2018, un desconocido dejó un explosivo (que no estaba en condiciones de explotar) frente a una vivienda de la que Vila se había mudado cinco meses antes.

El narcotraficante Sergio “Verdura” Rodríguez reconoció ante el juez Federico Villena que fue él quien dejó el paquete. Pero ya el 19 de junio pasado, Tiempo advirtió que esa confesión sembraba dudas. Ahora se confirman: las fotos y filmaciones muestran a alguien de otra contextura y vestimenta. Como si fuera otra persona.

“Verdura” inculpó a Melo, Araque y Sáez. Y en sus teléfonos apareció toda la información que demostró el espionaje ilegal del macrismo a políticos propios y opositores, sindicalistas, dirigentes sociales, clérigos y, especialmente, a Cristina Kirchner. Si “Verdura” mintió, gran parte de la causa estará prendida con alfileres. Acaso no la parte del Instituto Patria y de las cárceles, pero el resto…

La duda sobre la autoría surge de los propios chats del grupo. “Está chequeado, la fuente consultó a un periodista de LN (La Nación) que se comunicó. Es una interna de la DINIEM», la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégico Militar.

Los autores de los panfletos y el anónimo desconocen el atentado con bomba casera. Tanto es así, que Alan Ruiz envió al grupo los partes policiales y de inteligencia sobre la situación y bajó una orden: «Esto me pasa Silvia (Majdalani). Dijo que no vamos a colaborar con la causa. Cerrado». Araque respondió: «Ok. Cerrado entonces. Sigamos con lo nuestro». El resto se burla de la situación. El espía Emiliano Matta ironiza: «Cómo está todo, la puta madre!!!». Sáez  responde: “En este país no se puede vivir más. Una locura”. “Un desastre”, tercia Facundo Melo. Sáez completa: “Pobre tipo, este país es una cagada. Si querés combatir la corrupción no te dejan”. «