No tienen descanso. Mientras hablan atienden el teléfono, responden mensajes, se hacen preguntas, comparten nuevas ideas. Así es el día a día de las mujeres que integran la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y que se intensifica aun más en fechas clave como la de este miércoles, el Día de Acción Verde.

El 19F fue elegido hace dos años como la jornada emblemática del «pañuelazo» verde. En 2018 fue el primero, masivo, que se replicó en varias provincias y en ciudades de todo el mundo.

«Comenzamos un año muy político justamente después de las elecciones. Y sabíamos que en la apertura de las sesiones el presidente iba a hablar del proyecto del Ejecutivo sobre el aborto legal, aunque lo hizo antes», explica a Tiempo Jenny Durán, parte de la Comisión de Cabildeo de la Campaña. Ella y Agostina Felice trabajan en de Comunicación, y Fernanda Fernández, en la de Articulación, espacios centrales para lograr lo que más distingue al colectivo: la transversalidad.

«Esta marcha va a ser muy masiva. Hay muchas expectativas y está además la posibilidad histórica de que el aborto sea legal», coinciden. «Además, y pensando en todo el esfuerzo de estos 15 años de la Campaña, es un momento bisagra, porque se fueron acumulando muchas transformaciones, no sólo en el ámbito político con las movilizaciones, sino también a partir de todo lo que sucedió con el protocolo de Interrupción Legal del Embarazo (ILE), o la presión creciente de los estudiantes con respecto a la Educación Sexual Integral (ESI). El aborto es una demanda que trae otras demandas y que amplía otros derechos».

–¿Cómo fue organizar un pañuelazo en 2019, luego de que el Senado se negara a aprobar la ley y en medio de dos casos complejos, Lucía, en Tucumán, y la nena de Jujuy, ambas obligadas a parir?

Jenny Durán: –Hubo un crecimiento político enorme respecto, primero, al tratamiento de esos casos, a nivel mediático –algo que se da con la colaboración del periodismo feminista–, en la discusión sobre la cobertura de estas historias. Me parece que al mostrar tan crudamente la realidad de estas niñas, que a su vez pertenecían a familias en situación de mucha vulnerabilidad, se generó un crecimiento en sociedad, una lectura diferente en relación a las niñas madres.

Fernanda Fernández: –Ambos casos fueron un punto de inflexión para el acceso a derecho básicos como son la salud y la justicia. No sucede lo mismo en todo el país, y poner en evidencia un acceso diferencial a esos derechos. Yo soy tucumana. En el Norte tenemos que judicializar los casos para que se pueda acceder a un derecho ya adquirido, que es la ILE. Pero todo eso va dejando un mensaje a la salud y a la justicia de que hay derechos que no se vulneran, que el movimiento los conquista y que va a seguir dando batalla para que se garanticen. Nos permite ver que el mapa de la Argentina no está completamente verde y que hay muchas luchas por delante.

Agostina Felice: –La consecuencia de la marea verde es que hayamos podido decirle basta a la hipocresía de que ni siquiera podamos garantizar un derecho que es ley hace cien años. Esos casos existían y siguen existiendo, y sirven para visibilizar cómo se vulneran derechos de manera burda, y demuestran que evidentemente con la ILE no nos alcanza, también necesitamos el aborto voluntario. Quedó al descubierto este sistema patriarcal que nos trata como ciudadanas de segunda.

–¿Cómo ven el resurgimiento de los grupos antiderechos luego de agosto de 2018?

JD: –Es una organización que existe desde el lobby de algunos sectores conservadores de derecha. Detrás de ellos hay un modelo de Estado y de país, pero hoy la sociedad está preparada para otra cosa. Este lobby antiderechos significa volver a una sociedad preestatal, porque no son sólo antiderechos sexuales y reproductivos, son antiderechos laborales, antiderechos para las y los jóvenes. De todos modos, y a pesar de que este lobby tiene correlación con las religiones, hay un montón de personas creyentes que luchan por los Derechos Humanos, que están a favor de las disidencias y que desde la religión plantean un Estado laico.

–¿Qué planteos surgieron cuando el presidente Alberto Fernández habló de sus planes con respecto al aborto?

JD: –Es que ya no se puede tapar el sol con la mano. El movimiento de mujeres ha entablado una lucha constante, con un montón de temas: la paridad, la política de cuidados, los derechos sexuales y reproductivos, la igualdad salarial, y en el núcleo de todo esto está el aborto legal. Muchos dicen que el gobierno habla ahora del aborto porque no quiere hablar de otros temas. Quienes lo dicen deberían dejar de desmerecer al movimiento de mujeres que ha llegado hasta acá. A través de la lucha, hemos ido institucionalizando y creando un modo de ver el Estado que hoy el gobierno no puede soslayar.

FF: –Es el primer presidente argentino que se pronuncia a favor de la legalización, eso no es menor, y no significa que sea una iniciativa sólo del Ejecutivo. Estamos acá por un logro del movimiento. Es importante que tengamos un proyecto que coordine con nosotras todo esto que aprendimos y construimos transversalmente con diferentes espacios, en diferentes momentos históricos. No sabemos de qué se trata el proyecto oficial, pero estamos esperanzadas en que sea lo más parecido a lo que construimos hasta ahora. Nosotras construimos un proyecto legislativo pero también una política programática a través de las redes de estudiantes, de socorristas, de profesionales. Hay mucha experiencia y sistematización acumulada desde la Campaña y desde nuestra militancia día a día para aportar. En ese sentido, esperamos que el Estado tome nuestra experiencia, que es una expresión de todas esas políticas de Estado que no se implementaron en materia de salud sexual y reproductiva.

AF: –Aquel 8 de agosto fuimos sólo en Buenos Aires alrededor de dos millones de personas, con 30 acciones a nivel internacional. Efectivamente, la Campaña se convirtió en una actriz fundamental de la escena política. Cuando el Senado dijo que no a la ley, se lo dijo a un movimiento empoderado y colectivo que se estaba expresando. Entonces, es inteligente que observen lo que sucedió.

–Hace dos años, Macri anunció que el Congreso trataría el proyecto. Hoy lo hace Alberto, ¿qué diferencia hay entre una y otra convocatoria que todos piensan que esta vez la ley va a salir?

AF: –Bueno, sólo basta ver cómo Macri terminó su gestión: con el pañuelo celeste en la mano.

FF: –Pero hay que mirar cómo fueron las articulaciones en ese momento con el gobierno de turno. Hoy nos encontramos con un Ministerio de Educación que nos pregunta cómo implementar mejor la ESI, un Ministerio de Salud que reclama el acceso a la ILE. En la gestión de Macri no tuvimos esa apertura al Estado, hubo recortes, dejamos de tener un ministerio, se acortaron las partidas presupuestarias para la anticoncepción. Ahí uno entiende cuál es la verdadera voluntad política.

JD: –Hay gestos. Es un gobierno que decide a qué población va a representar. Una cosa es representar a la Sociedad Rural y otra representar las demandas de las y los jóvenes. «

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(Foto: Soledad Quiroga)


Pañuelazo y más

La tucumana Fernández explica que el 19F no se limitará a la movilización frente al Congreso: «Sabemos de la centralidad de esa acción, pero hay que saber que es una jornada federal e internacional. Coordinamos una campaña latinoamericana y vamos a proyectar un pañuelazo a las 19 del miércoles, ese será el eje rector de la jornada. Es la antesala del proyecto que va a presentar el Ejecutivo y nosotras necesitamos mostrar que esa fuerza está en la calles, ya que esta campaña trasciende el reclamo del aborto y se vuelve el reclamo de la agenda feminista.

El 19F tendrá, también, talleres y expresiones artísticas. «Desde 2018 se sumaron a la Campaña un montón de colectivos: actrices, músicas, que al calor de la hora y la marea verde empezaron a organizarse para participar de estas acciones con distintos tipos de intervenciones artísticas y expresivas», destaca Agostina Felice.

Ministerio transversal

Las tres militantes feministas afirman que la creación de un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad genera muchas expectativas, pero a su vez destacan que es una cartera que emerge de la propia lucha en las calles con las marchas de Ni Una Menos y la Campaña por el Aborto. «Tiene mucho por delante. Y es tanto, que hay que ver qué es lo urgente. Es un ministerio que se está armando, pero que ya se lo piensa como un ministerio transversal. La idea es llegar a determinados lugares en un momento de crisis económica y política muy grande», dice Fernanda.

«Es un ministerio que cambia el paradigma y me parece fundamental que no apunte solamente a la denuncia sino a la posibilidad de pensar políticas públicas en lo sanitario, en lo educativo, en lo presupuestario. Va a ser un bastión importante para pensar políticas desde la perspectiva de género», concluye Jenny.

La estrategia verde en el territorio

La Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito es quizás la organización más transversal y federal de la Argentina. «Eso fue estratégico», dice Fernanda Fernández. «Tuvimos en cuenta que cada territorio es diferente y que no hay una acción que se exprese de una sola manera. Tratamos de hacer esa adaptación cultural. La fortaleza está en tener una red de contención federal, estar siempre en contacto».

Con presencia de Ushuaia a La Quiaca, Jenny Durán dice que «lo fundamental es el acceso a los derechos. Lo territorial no debe ser un limitante. Entendemos el activismo como una construcción transversal. Esta es la idea de cómo hace política el feminismo. La Campaña abrió otras luchas, pero la claridad del objetivo determinó que no pare de crecer».

CONDENA

La justicia de Tucumán condenó el viernes a 18 años de prisión de cumplimiento efectivo al hombre de 67 años que violó a Lucía, la niña que quedó embarazada y fue revictimzada por el Estado tucumano y por organizaciones antiderechos que le impidieron acceder a su derecho a un aborto legal. Eliseo Víctor Amaya, que era la pareja de la abuela de Lucía, aceptó un juicio abreviado y se declaró culpable, pero no pidió disculpas por su accionar. La condena fue por “abuso sexual doblemente agravado por el grave daño a la salud mental y física de la niña aprovechando la situación de convivencia”.