El violento episodio vivido el viernes por la tarde en la puerta de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, con un desproporcionado despliegue de policías de la Ciudad (dos patrulleros, siete efectivos) que intentaron requisar la mochila de un alumno de 16 años por sospechar que tenía marihuana y detenerlo, se inscribe, a juzgar por el tenor del parte posterior redactado por la fuerza, en una inquietante lógica de amedrentamiento.

La inmediata reacción de los compañeros del adolescente y de docentes y padres que se hallaban en el lugar impidió, en medio de forcejeos y golpes de los uniformados, que se llevaran al chico. Un comunicado institucional, firmado por el rector Leandro Rodríguez, describe la tensión generada por los policías, a quienes se les solicitó “seguir los protocolos y reglamentaciones correspondientes para tratar con menores de edad, invitándolos a convocar o notificar al Consejo de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, y requiriendo los adultos de la escuela intervenir en la situación y tratar la cuestión al interior del colegio”. La negativa de los uniformados llevó “a una situación violenta que terminó a los empujones, con un docente golpeado desmayado en el piso y con chicas y chicos de la escuela con lipotimias, crisis nerviosas y de angustia”.

Un texto firmado por la Asamblea de Familias del Pelle señala “el desborde ilegal de violencia” de las fuerzas de seguridad y advierte sobre la sensación de que “han perdido definitivamente el rumbo y el juicio”.

La intimidación, en cualquier caso, no terminó el viernes. De acuerdo al parte policial, la secretaria Vanina Sanzol, del Juzgado de Menores N°7, dispuso citar al vicerrector del Pellegrini, señalado por los policías entre quienes impidieron su accionar, y “pedir al colegio datos filiatorios del menor que estaba fumando marihuana”. «