Las nueve muertes que ya provocó el brote de Hantavirus en la localidad chubutense de Epuyén constituyen el núcleo de una tragedia humana cuyas derivaciones dependerán en gran medida de la eficacia diagnóstica y de contención que pueda desplegar las autoridades sanitarias, pero también el epicentro de una crisis que amenaza a todos los pobladores de la llamada “comarca andina” del paralelo 42, que también integran las localidades de El Hoyo, Lago Puelo o El Maitén. Con sentido profiláctico, es cierto, las voces oficiales no hacen sino agravar el panorama. Adolfo Rubinstein, ex ministro y hoy secretario de Salud de la Nación, aseguró que “no recomendaría viajar a Epuyén y sus alrededores en este momento”. Y un artículo de la agencia de noticias Télam (escrito por un periodista de Clarín) lo califica de “pueblo fantasma”.

Los rostros cubiertos por barbijos son la postal de Epuyén. Tony Reato, el intendente, explicó que se decidió que lo usen todos los empleados municipales que atienden al público. En la comuna repiten que “se puede ingresar y salir de la localidad sin problemas”, que las actividades al aire libre “se realizan normalmente”, y que los barbijos son “para cuidarlos y cuidarnos”. En una villa que vive del turismo, Reato es tajante: “Estamos peor que en el peor mes del año”.

Lo efectos de la crisis sanitaria se extienden a toda la comarca andina. “El viernes nos reunimos con el ministro de la Producción. Está claro que económicamente el impacto será enorme”, se lamenta Gustavo Flak, dueño de la hostería Las Pataguas, en el límite entre Epuyén y El Hoyo, y concejal de esta última localidad. “Esto se suma a lo que vienen sufriendo las economías regionales, con los tarifazos y el aumento de los combustibles. Y si bien no había una tremenda cantidad de reservas, las que había se cayeron en efecto dominó. El verano es vital para la comarca andina, miles de familias dependen de esta época para tirar todo el año”. Flak enumera no sólo a los microempresarios turísticos, sino a las personas que realizan trabajos en esas cabañas, hosterías y campings, los productores de fruta fina que destinan parte de su cosecha al menudeo estival, paisanos que tienen una tropilla y se hacen de una moneda con cabalgatas, etc. “Ahora todo esto se fue de las manos”, grafica.


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(Foto: Télam)

Para todos ellos, la suspensión de las fiestas (la de la Fruta Fina, en El Hoyo, la del Artesano, en Epuyén, y la del Tren a Vapor, en El Maitén) terminó de pintar el panorama. En Lago Puelo habían anunciado que la Fiesta del Bosque (del 16 al 18 de febrero) seguía en pie, pero también se suspendió.

«Con las reservas caídas, todo esto va a pegar en el comercio y complica la actividad de los pequeños productores de la zona, que hacen conservas,dulces, licores, en una época en que coinciden la cosecha y la afluencia turística», explica Pol Huisman, que elabora dulces en la chacra El Monje, y pide que el gobierno provincial disponga las medidas que permitan que la temporada no se pierda.

Mientras tanto, funcionarios y técnicos de Salud y de la cartera sanitaria provincial evalúan día a día la evolución del brote, que comenzó en una fiesta de 15 el día 3 de noviembre, a la que asistió el llamado “caso índice”, un hombre que ya había acudido al hospital de Epuyén con los síntomas de la enfermedad, pero fue devuelto dos veces a su casa con un diagnóstico de gripe.

De la sala de situación participan Miriam Burgos, subsecretaria de Prevención y Control de Enfermedades Comunicables e Inmunoprevenibles, y Patricia Angeleri, directora nacional de Epidemiología. El objetivo primordial es contener el brote, detectando y previniendo nuevos casos, y estudiando cómo fueron los contactos y cuáles las vías de transmisión, que se presume fueron interpersonales, algo no habitual para el Hantavirus (ver recuadro).

Los casos ya son 28 (ayer se confirmaron otros dos, en Bariloche y El Maitén pero con nexos con los infectados de Epuyén) y se especula que podrían ser más con el correr de los días, pues el periodo de incubación puede extenderse de una a cuatro semanas. Ocho pacientes siguen internadas, cuatro en la terapia intensiva del hospital de Esquel. Y son 86 las personas aisladas en sus hogares por haber estado en contacto con los infectados. Todos ellos reciben contención psicológica, temen por su salud y la de los suyos y, también, por su sustento económico, impedidos de trabajar en una temporada trágica que será difícil de dejar atrás. «

De persona a persona

Expertos de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) «Dr. Malbrán» ya iniciaron estudios de secuenciación del genoma viral recogido en Epuyén, para saber si existen mutaciones del virus que aumenten la transmisibilidad y la letalidad. Si bien la enfermedad, endémica en la región, se transmite habitualmente a través del contacto con la saliva, heces y orina de los ratones silvestres infectados (principalmente los colilargos), que pueden ser inhaladas una vez secas, la hipótesis de los epidemiólogos es que esta vez la transmisión fue de persona a persona. No hay vacuna ni tratamiento específico para el Hantavirus, que puede afectar el funcionamiento de los pulmones y el corazón por una respuesta inadecuada del sistema inmune. Hasta el momento, la letalidad observada es la esperada para la cepa Andes Sur, de entre 30 y 50% de los casos.