Con la fórmula de un candidato sin antecedentes de vida política partidaria, el Frente de Todos apuesta a ganar volumen en la competencia por la Jefatura de Gobierno porteño. “No nos proponemos ser testimoniales”, asegura Mariano Recalde, precandidato a senador por el espacio en la Ciudad.

Recalde subraya que la figura de Matías Lammens suma en la conversación con sectores de los electorado que mantienen “prejuicios” con la oferta opositora, y advierte que el principal activo de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta es la “obra pública cosmética”. “En 12 años no inauguraron un solo hospital”, constrasta en diálogo con Tiempo.  

 -El armado y articulación del Frente de Todos demoró el inicio de la campaña. ¿Eso provocó un desajuste en la estrategia electoral?

-No hay desajustes. Es la campaña de una fuerza política nueva en la que participan muchos sectores que nunca habían compartido un espacio. Eso lleva un tiempo de organizar, de consolidación. Nosotros arrancamos el día que constituimos la alianza. El gobierno arrancó con ventaja esta carrera, pero creo que nos estamos poniendo al día.  

-¿Qué peso tiene en esa descripción tener un candidato sin ADN de origen en la política?

-Nos suma muchísimo, complementa mucho. Con Matías Lammens  logramos ampliar el espectro de las personas con las que hablamos;  llegar a un sector que tenía ciertos prejuicios con nuestra fuerza política y que ahora está más abierto a escuchar. Es lo mismo que pasó con Alberto Fernández.

-¿Competir con el macrismo en la Ciudad es pelear con un activo de ese espacio? Horacio Rodríguez Larreta parece no haber sufrido el mismo desgaste que Mauricio Macri o María Eugenia Vidal…

-Rodríguez Larreta gestiona la Ciudad con mayor ingreso per capita y presupuesto. También la incidencia de los medios es alta y la protección mediática de Larreta es mayor que la de Macri. Eso lo ayuda.  De todos modos, creo que hay un deterioro en la imagen del Gobierno. Hay una gestión  que tiene presupuesto, pero la gente está cada vez peor: aumenta la pobreza, la indigencia, las personas en situación de calle. Los que no cayeron en  la pobreza también sufren privaciones que muchas veces no entran en la estadística o indicadores macro, pero afectan a gran parte de la población de la Ciudad.  

-A partir de ese diagnóstico, ¿cómo explica entonces que el oficialismo mantenga competitividad electoral?

-En el 2015 se pronunció en contra de Larreta casi en un 50 por ciento de porteños, casi la mitad de los habitantes de la Ciudad votó en contra del oficialismo en balotaje. Entendemos que es un distrito difícil, pero también que se puede ganar. Hay un sector del electorado que es de derecha, como sucede en otras grandes ciudades. No quiero hablar de porcentajes, pero en la Ciudad de Buenos Aires ese fenómeno se da históricamente.

Además, la Nación ha favorecido  a la Ciudad de Buenos Aires con obras y recursos de coparticipación. Hay una cantidad de obra pública cosmética que genera un impacto en la imagen de un gobierno que parece que hace mucho.

-¿Se hizo una buena gestión o administración del espacio público?  

-El gran activo de la gestión estuvo en la obra pública para mejorar el espacio público. Es un gobierno con mucho presupuesto que tiene las prioridades alteradas. Nosotros haríamos con la velocidad y énfasis que pusieron en el Paseo del Bajo, las obras de las escuelas que tienen serios problemas de infraestructura o una revolución del transporte en serio. El Metrobus está muy bien, pero es una obra menor. También haríamos lo que ellos prometieron: 10 kilómetros de subte por año; una red de subterráneos como la que tienen las grandes capitales de Sudamérica.

En 12 años de gobierno no inauguraron un solo hospital. Rodríguez Larreta podría diferenciarse de Macri para compensar el ajuste, pero su decisión fue acompañar el ajuste con más ajuste:  aumenta todas las tarifas que están a su cargo y no tiene una política  diferenciada. Lo único que hizo, como una medida electoralista, fue congelar los aumentos hasta las elecciones, hasta octubre.

-¿La posición de competitividad que mantiene el oficialismo convierte en testimonial a la oferta de las fuerzas opositoras en la Ciudad?

-Armamos un frente electoral que no se plantea ser meramente testimonial sino disputar el poder. Es  difícil porque tienen un piso alto: es el lugar en el que nació esta fuerza política que tiene poder económico y comunicacional. A los sectores de la población que se mantienen más distraídos del debate electoral, les llega un mensaje a medida, como si se vendiera un producto.  

-En la oposición se suele destacar la fortaleza comunicacional del oficialismo. ¿Cómo se compite?

-Tienen un aparato comunicacional muy  importante, pero nosotros tenemos más militancia, mas convicciones, la realidad está de nuestro lado. Ellos son muy buenos para disimular la realidad.

-¿Sirve hablarle a ese electorado con un mensaje ideologizado?

-Nadie tiene la receta, ni la fórmula mágica sobre cómo llegarle. Si creo que nuestro candidato permite llegar a esos sectores que descree de la política. Ahora tenemos un candidato que nos sintetiza a todos muy bien. Es territorial; es por abajo, pero también en los medios

-Todos los indicadores señalan una grieta entre el norte y sur de la Ciudad. Sin embargo, el macrismo consiguió apoyo en las comunas de esa zona. ¿Esa adhesión persiste?  

-Cualquier indicador es desfavorable para los habitantes del sur de la Ciudad. La Ciudad tiene un desempleo alto en promedio, pero cuando uno lo desagrega, en la zona sur es el doble que la media del país. Hay una falta de políticas públicas en la Ciudad para promover el empleo local

 No tenemos mediciones por barrio o comuna, pero uno siente que ese apoyo es menor y que la disconformidad se va profundizando. Hay mucho descontento en los barrios más postergados de la Ciudad.