«El sindicalismo siempre fue impulsor de un acuerdo social, pero el gobierno ahora lo propone cuando hay tormenta: estamos en un escenario de estancamiento de la economía y de una inflación superior al 40 por ciento. Creemos que para sentarnos a dialogar primero tienen que equilibrar la situación y tenemos la sensación de que ese recorrido no lo han hecho y en su lugar anuncian modificaciones en las relaciones laborales con cambios que no estaban previstos», se quejó el dirigente sindical de los trabajadores portuarios Juan Carlos Schmid ante el auditorio de la tercera convención anual del Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño, que se realizó el viernes pasado. 

El flamante integrante de la nueva conducción de la CGT venía de encabezar la primera reunión de consejo directivo central de la central unificada y había sido invitado para participar de una mesa redonda sobre «El trabajo en el contexto nacional e internacional a la luz de la encíclica papal Laudato Si». A su lado estaba el presbítero y titular de la Pastorial Social porteña Carlos Accaputo y otros dos miembros de la conducción de la CGT desde el 22 de agosto: el diputado del Frente Renovador y dirigente de Sanidad Héctor Daer y el titular del gremio de los docentes particulares Horacio Ghilini, que suplantó al estacionero Carlos Acuña, tercera pata del triunvirato unificado.

«Es verdad que tenemos trabajadores pobres, pero hay muchos argentinos que son pobres y no son trabajadores, por eso creemos que hay que tener en cuenta la dimensión de los que están desocupados y dejar de decir que esto no es tan grave para creer que está todo resuelto», arremetió Daer, antes de anticipar que, ese mismo viernes, el consejo directivo cegetista «ya se planteó incorporar a toda esa franja que está por debajo del trabajo formal». 

El anuncio resuena tardío ante los nueve meses que la administración del presidente Mauricio Macri está por cumplir, pero fue uno de los mensajes destinados a la Casa Rosada en respuesta a la serie de gestiones reservadas que impulsa el gobierno antes de la difusión de las primeras estadísticas oficiales sobre pobreza que publicará el Indec el próximo 22 de septiembre. Las conclusiones que dispararon los miembros del flamante triunvirato ante un centenar de contadores, de las que fue testigo este diario, fueron prodigadas junto a Carlos Accaputo, uno de los hombres de mayor confianza del Papa Francisco y el principal impulsor de la unificación sindical que se concretó el lunes pasado. «El movimiento obrero ha dado un paso muy importante para el diálogo, la unidad es un bien, pero es un camino muy arduo», bendijo el sacerdote y así avaló los mensajes de sus interlocutores al gobierno.

Las gestiones secretas


Las señales sindicales del viernes, que contaron con delegado papal «in situ», cerraron una semana donde el gobierno desplegó una serie de gestiones secretas sobre distintos representanes del clero para afrontar las crecientes críticas y preocupaciones por el incremento de la pobreza y el desempleo. El lunes pasado el ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso de Prat-Gay citó en su despacho al arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) y uno de los téologos y consejeros más escuchados por el pontífice Jorge Mario Bergoglio.


Al rector se lo ha visto entrar y salir de la Casa Rosada en varias oportunidades, especialmente después del informe del primer trimestre del año que fue publicado el 11 de agosto pasado, donde el Observatorio de la Deuda Social Argentina reveló que existen “nuevos pobres” provenientes de “segmentos de clase media baja o sectores populares” debido a medidas “adoptadas por el actual gobierno”. En los cálculos del organismo las personas pobres por ingresos pasaron del 29% al 32,6% entre el último trimestre de 2015 y abril último. «Los resultados obtenidos estarían subestimando las tasas de indigencia y pobreza durante este primer trimestre de 2016”, advirtió el documento, porque todavía no se tuvieron en cuenta el incremento del desempleo, la degradación del salario y el impacto del tarifazo.


La cita fue confirmada por el propio rector de la UCA a este diario poco antes de entrar al Palacio de Hacienda. Ante las consultas posteriores de Tiempo, el arzobispo no aportó más información al respecto, pero una fuente de la curia, cercana a «Tucho» Fernández, confió que ambos «hablaron brevemente sobre las nuevas cifras de pobreza, aunque el interés no estuvo tan puesto en las estadísticas, sino en las soluciones: especialmente la cuestión del trabajo y el aumento de la desocupación», detalló la sotana consultada.

Cifras que disgustan


«Discrepancias sobre la metodología siempre hay, porque estamos hablando de ciencias sociales, pero siempre insistimos sobre el trabajo. Pero para promover el trabajo hace falta una política que no es ni el distribucionismo ni un liberalismo que propugne un Estado pequeño y ausente. Para fomentar la creación de empleo hace falta un plan y una estrategia», se quejó otro sacerdote que también confirmó el encuentro de Fernández con De Prat Gay y evaluó la invitación como una habitual preocupación del gobierno cada vez que la UCA publica un índice de pobreza.

Ante las consultas de este diario, un investigador del observatorio eclesiástico vinculó el llamado a «la supuesta regularización del Indec», porque «implica crear un instrumento que ayude a relativizar los informes del Observatorio», pero consideró que «no tiene demasiado sentido porque el Observatorio se confeccionó hace varios años en un acuerdo con el Indec para que complementara la información de la Encuesta Permanente de Hogares, dado que ambas llegan a lugares diferentes. Por lo tanto, los datos del Observatorio seguirían siendo relevantes y complementarios».


En la Casa Rosada no desmintieron el llamado del ministro al arzobispo, pero evitaron detallar los principales puntos de un encuentro donde las advertencias eclesiásticas por el incremento de la pobreza fueron sostenidas con las estadísticas que el PRO no cuestionó hasta diciembre pasado. «No es nuevo: después de cada informe miembros del gobierno usan la estrategia de la «presión de guante blanco» y nos convocan a conversar como ya pasó con el titular del observatorio Agustín Salvia que ya fue invitado a varias reuniones», confiaron en el arzobispado porteño que conduce Poli.

Triaca y el episcopado


El martes, un día después del encuentro reservado en el Palacio de Hacienda, el ministro de Trabajo Jorge Triaca se reunió con el obispo de Chascomús Carlos Malfa, secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina. La cita fue confirmada a este diario por el subsecretario ejecutivo Pedro Brasesco, que no descartó gestiones sindicales para la apertura de una mesa de diálogo, como la que impulsó el mismo organismo eclesiástico en 2001 antes de la huída del presidente Fernándo de la Rúa.


«Para una mesa de dialogo tiene que haber una predisposicion oficial, porque si los obispos ven que el gobierno tiene un plan y no lo quiere modificar, ¿qué sentido tiene hacer una mesa de diálogo?», se preguntó otro prelado, luego de confiar que el titular del episcopado, José María Arancedo, está «muy preocupado» por los informes que entrega el titular de la Comisión de Pastoral Social Jorge Lozano «sobre el incremento de la desocupación en distintas regiones, y algunos hechos de violencia en el interior relacionados con esto, como en Misiones, donde unos empresarios decidieron sacar a la fuerza a quienes habían despedido».

Té para tres


«Triaca viene seguido» a la sede de Suipacha, explicaron en la CEA. «Se junta con Lozano, a veces con Arancedo, y trata de llevar tranquilidad, dice que la cosa no esta tan mal, pero cada vez que los obispos han sido recibidos por el presidente sólo han escuchado buenas intenciones, que hay que esperar y que hay que mirar adelante, pero de mesa de diálogo nunca habló», contó un interlocutor del mando de tropa eclesiástico.


Quienes sí hablan con el clero al respecto, son los miembros de la CGT. «Ya tuvimos un encuentro informal con representantes de la Iglesia y les pedimos gestiones para arrimar a los altos mandos. Nos contestaron que van a hablar con autoridades nacionales e internacionales de la iglesia. Primero tenemos necesidad de hablar con el episcopado, porque luego queremos hablar con los ministros y plantear una agenda porque si no, de nada sirve hablar con el presidente», explicó una alta fuente del nuevo mando cegetista. En el episcopado contestaron a este diario que todavía no recibieron una solicitud de reunión formal del nuevo triunvirato: «Por fuera de las formalidades, se hará pronto», explicó el prelado consultado luego de anunciar que el próxmo informe de la UCA será sobre la situación de la niñez se publicará el 8 de septiembre, dos semanas antes de que el Indec rompa el silencio y confirme que la promesa electoral de «pobreza cero» era sólo un tema de campaña. «