La mesa chica de la CGT no pudo alcanzar un acuerdo sobre la pertinencia de convocar a un nuevo paro general contra el gobierno de Javier Milei y decidió patear la pelota hacia adelante. Fue el miércoles cuando se reunieron los principales dirigentes de la central sindical en la sede de la Unión Personal Civil de la Nación con la ausencia de uno de los secretarios generales, Carlos Acuña.

Allí hubo coincidencia alrededor de la idea de que la CGT no puede ser testigo pasivo de los acontecimientos mientras se producen decenas de miles de despidos en el Estado y en la construcción a la vez que el gobierno busca poner un techo a las paritarias.

No hubo acuerdo, sin embargo, en la modalidad de la intervención que debe asumir la central. A priori se consensuó hacer uso del 1° de mayo para generar una acción de protesta contra el gobierno. Podrá ser un acto o, más probable, una movilización callejera según adelantaron a Tiempo dirigentes de la CGT.

En la mesa chica también hubo lugar para quienes consideran que, más allá de lo que se pueda hacer el día internacional de lucha de los trabajadores, la situación exige un nuevo paro general. Esa postura es la que lleva adelante el sector liderado por Pablo Moyano y Mario Manrique, del SMATA, que al igual que los dirigentes de los otros sectores (los «Gordos» y los «Independientes»), priorizan la unidad de la central a la hora de definir un rumbo. La decisión quedará en manos del Consejo Directivo que fue convocado para el próximo jueves 11 de abril en la sede de la calle Azopardo.

A la fecha, el desenlace de esa reunión está abierto. Basta con recordar las condiciones en las que el Comité Confederal convocó al paro de 12 horas del 24 de enero último. El 28 de diciembre se reunió el máximo organismo de la CGT y, horas antes, la mayoría de los dirigentes de la mesa chica aún desestimaban la posibilidad de convocar a un paro. Fue el clima del propio Confederal (que también reflejaba la situación por abajo) lo que llevó a un cambio de posición minutos antes de la reunión y a la decisión “unánime” de convocar a un paro general a menos de 45 días de asumido el gobierno.

La postergación de la definición por una semana, según Héctor Daer, responde también al hecho de que, durante el período podría clarificarse el escenario en lo que hace a la actitud que tomará la Cámara de Diputados con el DNU 70/23 que ya fue rechazado por la cámara Alta.

A la vez, el gobierno se apresta a presentar el proyecto de ley de bases con el que reemplazará la naufragada ley ómnibus. De conocerse la letra de la norma antes del jueves y la misma incluya algunos puntos de la reforma laboral presentes en el DNU 70/23 que la Justicia dejó en suspenso, entonces, el camino para un nuevo paro general podría allanarse.

Desde el sector agrupado con Pablo Moyano en el FreSiMona, Omar Plaini integrante del Consejo Directivo de la CGT, se mostró favorable a una medida de fuerza que podría producirse antes de fin de mes en caso de que el escenario de ajuste se acelere. El dirigente Canillita señaló a Tiempo que “ya resolvimos conmemorar el 1 de mayo. Nos vamos a movilizar no solamente por lo que significa ese día a nivel mundial sino también contra la política de ajuste e inflación de este gobierno”. Plaini señaló que “el jueves evaluaremos el plan de lucha que ya está respaldado por el Confederal y las regionales de la CGT. Vamos a considerar una medida. Desde el FreSiMoNa creemos que están dadas todas las condiciones para una medida de acción. Después veremos la fecha. Son muchas las organizaciones que forman parte de otras corrientes de la CGT y están en conflicto. Creo que hoy todos consideramos que es inminente una medida de acción directa”.

Sin embargo, el titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y también integrante del Consejo Directivo de la CGT, Sergio Sasia, señaló a Tiempo que “el 1 de mayo es un momento importante y se resolvió, a consideración del Consejo Directivo, hacer un acto o una movilización. En ese contexto veremos cuáles son los pasos a seguir teniendo en cuenta cuáles son las dificultades de los distintos sectores. No queremos entorpecer la actividad de cada secretario general. Es un escenario bastante abierto y heterogéneo”.

El titular de la Unión Ferroviaria señaló que “no creo que salga un paro salvo que se conozca el texto de la ley bases y aborde fuertemente la cuestión laboral. Se va a debatir sobre el tema pero, hoy por hoy, no interpreto que se vaya a resolver una medida de fuerza”.

Para Plaini, “está abierta la posibilidad y podría ser en el curso de este mes. Hay que ver qué hace el gobierno porque, si se lanza con todo, no va a dejar alternativa. El gobierno ha decidido confrontar. Desde la recuperación democrática es el único gobierno que no tiene canal de diálogo con la CGT. El presidente cree que esto es una monarquía pero se equivoca, estamos en una República”.

Así las cosas, más allá de las distintas visiones que conviven en su interior, los ritmos de la CGT se irán ajustando a las iniciativas que tome el gobierno. Mientras tanto, el ajuste avanza. «

El fantasma de la reforma laboral

Si bien los dirigentes cegetistas están expectantes ante la posibilidad de que la ley de bases contenga puntos de una reforma laboral, lo cierto es que Andrés Rodríguez, adjunto de la CGT y titular de UPCN, en la conferencia de la Amcham se mostró proclive a discutir una “modernización laboral”.

En esa línea, Sergio Sasia, dirigente de la CATT y la CGT reconoció que en la mesa chica “hubo coincidencia en que tenemos que poner en el debate general las contrataciones y la modernización laboral para que el trabajo no registrado pase a estar registrado. La estadística es clara: son menos los formales que los informales. Es un error de la política, pero también es una responsabilidad del movimiento obrero. Hay coincidencia en varios dirigentes en que hay que trabajar sobre eso”.

En cambio, Omar Plaini, del sindicato de Canillitas y miembro de la directiva cegetista, señaló que “no hay absolutamente nada de eso. No estamos elaborando un proyecto propio de reforma laboral. Todas las organizaciones ya fueron actualizando sus convenios en función de las nuevas situaciones de empleo y producción”.

Sasia aclaró que, a diferencia de las versiones que trascendieron, “no hay ningún borrador redactado. Lo que hay son puntos en los que estamos de acuerdo. Tanto quien te habla como muchos otros entendemos que hay que ir a un debate profundo sobre la legislación laboral que nos va a permitir tener más representación de trabajadores. Tenemos que estar abiertos al debate. No podemos quedarnos en el no a la reforma laboral. Hay que formar parte de una actualización y una modernización porque el siglo XXI es hoy. Eso no significa flexibilizar. El movimiento obrero tiene que estar en ese debate. Por eso queremos participar de una mesa de diálogo”.